El rey del drama

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Hogwarts estaba pomposamente decorado por Nochebuena. Hagrid no se había privado de traer desde el Bosque Prohibido doce gigantescos pinos navideños, y el profesor Flitwick se encargó de encantar para que nevara constantemente sobre ellos.

En todo el colegio se respiraba amor. En todo el colegio menos en la torre de Gryffindor, más precisamente en la habitación de las chicas de quinto año, donde lo único que se respiraba era un olor que podría haber matado a todas las plantas del invernadero de Sprout.

-Hermione, llevas cuarenta y cinco minutos en el baño -chilló Parvati, aporreando la puerta-. ¡Necesito maquillarme!

-¡Ya voy! -bramó Ron con enfado-. Diablos. No debí comer ese estofado.

-Al menos, ¿puedes pasarme la poción alisadora de cabello? -preguntó Parvati. Ron abrió la puerta un poco y se la pasó por el hueco. Parvati, que se tapaba la nariz con una mano, la tomó y se alejó lo más rápido posible haciendo arcadas.

Ron salió del baño finalmente pero quedó inhabilitado. Parecía como si alguien hubiese activado cien bombas fétidas de Sortilegios Weasley en simultáneo.

-Hermione, deberías ir a visitar a Madame Pomfrey -le sugirió Lavender con preocupación-. No es normal que una chica deje semejante hedor.

-Oh, vamos, Lavender, no es para tanto -repuso Ron con una sonrisa-. Es que he comido...

Pero un fuerte dolor en su parte abdominal impidió que continúe hablando. Palideció. Algo malo estaba sucediendo. Ante la atónita mirada de Lavender y Parvati se metió nuevamente en el baño y cerró con un portazo. Ron no entendía cómo había pasado, pero supo que...

¡Estaba menstruando!

Desesperado, Ron miró para todos lados para encontrar algo que le pudiera servir en aquella situación crítica. Entonces dio en el blanco con la mirada: "Toallitas Vampirito, ¡para las brujitas en esos días!", rezaba el paquete.

Después de unos veinticinco minutos logró colocársela de manera adecuada. Se dio cuenta de que el baño era un desastre. Sacudió su varita un par de veces para ordenarlo un poco y luego salió caminando con las piernas abiertas. Aquello era sumamente incómodo.

En esa misma torre, pero en la habitación de los chicos de quinto, Hermione, desde el cuerpo de Ron, terminaba de ponerse la estrecha túnica de gala de Ron. Harry ya estaba listo, y la esperaba en la puerta de la sala común.

-Vamos, Hermione -la apremió Harry.

La chica, nada satisfecha, intentaba peinarse frente al espejo.

-No hagas eso -repuso Harry-. Ron detesta peinarse.

-Pero, ¡mira estos cabellos, Harry! -La muchacha alzó la varita y se apuntó directamente a su cabello.

Pronunció unas palabras y entonces sus pelos empezaron a peinarse y acomodarse automáticamente. Al cabo de unos segundos, el cabello de Ron estaba peinado con una pronunciada raya al medio.

Harry ahogó una risa con el dorso de su túnica de gala. Sabía que Ron odiaría verse así, pero le pareció que podía ser inofensivo y divertido verlos discutir por aquello.

Dicho y hecho, cuando Ron vio cómo había dejado Hermione su propio pelo se puso hecho una fiera y le ordenó que se lo desacomodase nuevamente. Hermione, con los ojos en blanco y una mueca de resignación, se revolvió el cabello.

Podría decirse que Ron estaba "preciosa". Tenía un bonito vestido azul de gala que Lavender le había prestado y el cabello recogido con un moño rosa. Sin embargo, su andar desgarbado restaba varios puntos.

De malhumor, Ron musitó un brusco "gracias" cuando Hermione se despeinó, y ésta le inquirió:

-¿Por qué llevas esa cara de pocas pulgas?

-Pues es tu cara, ya me dirás -repuso Ron con mal talante. Como sus amigos lo miraron pidiendo una explicación, éste explicó: -¡He tenido mi período!

Hermione enrojeció inmediatamente. Harry, por el contrario, preguntó:

-¿De verdad?

-¡Sí!

-¡Vaya! -exclamó Harry, sin saber si era bueno o malo-. ¡Felicitaciones!

Ron se volvió a su amigo como una especie de fiera que iba a atacarlo de un momento a otro y le espetó:

-¿Felicitaciones? ¿Felicitaciones? 

A pesar de la vergüenza, Hermione preguntó:

-Ron, ¿lograste colocarte...?

-Sí, me puse esa estúpida toallita femenina Vampirito -repuso Ron-. No quiero hablar más del tema.

Hermione pareció coincidir porque no respondió. Harry, en tanto, tuvo que pensar en otra cosa para no estallar en carcajadas.

-Vamos al banquete de una vez -dijo Ron con agresividad.

-Tranquilízate, Ron -dijo Harry-. Si continuas así de melodramático estarás confirmando la teoría de que las mujeres se ponen un poco sensibles cuando les llega su período...

-¡Yo no estoy melodramática! -gritó Ron-. Quiero decir, melodramático -se corrigió-. ¡Y ni siquiera soy una mujer, maldita sea! -bramó. Unos chicos que pasaban a su lado lo miraron, curiosos-. Diablos, tengo tanta hambre que podría comerme un hipogrifo adulto.

-Y ese comentario ha sido tremendamente machista, Harry -añadió Hermione con orgullo, y salió de la sala común.


¡Este cuerpo no es mío! (Ron / Hermione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora