Los tres amigos se agazaparon detrás del enorme tronco de un árbol y asomaron sus cabezas. Allí estaba. A unos treinta metros, una especie de dominio gigante, similar a un león pero con alas, reposaba sobre sus patas traseras mientras escudriñaba todo a su alrededor con aires asesinos. Hagrid se apresuró a ocultarse tras otro árbol, aunque sus extremidades quedaban al descubierto debido a su corpulenta figura.
—Tienen razón —susurró el semigigante—. Es más grande y terrible de lo que pensaba. Será mejor que demos media vuelta antes de que nos vea.
—Demasiado tarde —musitó Ron con la voz ahogada.
La quimera ya se había percatado de que tenía visitas indeseadas en su guarida. Se levantó con mucha parsimonia y clavó la mirada sobre los dos árboles en donde se ocultaban sus víctimas. La bestia empezó a caminar lenta y amenazadoramente.
—Si corremos es peor —dijo Hermione con seriedad, sujetándose del tronco para que las piernas le temblaran menos—. He leído mucho sobre quimeras, Hagrid: no podemos atacarla, pues estamos en clara inferioridad de condiciones, ni tampoco huir despavoridos, pues la ofenderíamos. Lo que tenemos que hacer es intentan domarla.
—Ron, no sé dónde has aprendido todo eso —repuso Hagrid—. Pero no podemos domarla.
—Entonces, ¿para qué rayos nos has traído aquí? —exclamó Ron, pero habló demasiado fuerte.
La quimera gruñó y aceleró el paso. No había muchas opciones. Era huir o atacar.
Harry tomó la delantera y, justo en el momento en el que la gran bestia abría su boca y expulsaba una bocanada de fuego, el muchacho exclamó:
—¡Aguamenti! —De su varita salió una considerable cantidad de agua turbia que pudo apagar las llamas terribles del animal.
El animal retrocedió unos metros, sorprendido y molesto por el contraataque de Harry, y luego volvió a la carga. Se alzó varios metros en el aire, apoyándose con sus patas traseras, y extendió las alas, abarcando varios metros a cada lado. Harry estaba apunto de soltar un improperio para que sus amigos lo ayudaran, pero en ese mismo momento Ron, Hermione y Hagrid salieron también a la carga. Hermione alzó su varita mágica y exclamó:
—¡Impetum maxima!
De la varita de Ron salió un rayo dorado que fue a parar justo al pecho de la quimera. El animal empezó a tambalearse, pero no se cayó. Ofendido por el ataque y un poco embotado, tardó unos cuantos segundos en recuperar la compostura. Luego se dirigió directamente hacia Harry, que era su víctima más cercana.
Harry palideció. Se había enfrentado a todo tipo de criaturas mágicas, a mortífagos y hasta a lord Voldemort. Pero la situación lo sobrepasó: durante un momento, olvidó todas las maldiciones que conocía. Sólo atinó a gritar:
—¡Sectusempra!
De alguna manera, su maldición surtió efecto. Un montón de cortaduras comenzaron a aparecer en la piel del animal. La sangre empezó a desparramarse por la hierba. Pero no. La quimera no estaba dispuesta a detenerse. Volvió a escupir fuego y la barba de Hagrid se incendió.
A pesar de todos los ataques recibidos, la quimera se mostraba tranquila. Caminó lentamente por la hierba y, de un momento a otro, estaba en el centro de los cuatro. Harry se hallaba agazapado tras un árbol, lanzando maldiciones a diestro y siniestro. Unos metros a su izquierda, Hermione hacía lo propio; más alla, Ron estaba petrificado de miedo y, en la otra punta, Hagrid intentaba lidiar con el fuego de su barba. Todos la rodeaban. Era el momento perfecto para atacarla al mismo tiempo. Así lo hicieron, como si fuese un plan premeditado: en un segundo, el claro del bosque se convirtió en un espectáculo de luces. La quimera empezaba a ceder: ya no estaba enfadada, ahora más bien parecía completamente desconcertada.
—¡Lo tenemos! —gritó Ron.
Pero Hermione había lanzado una última e innecesaria maldición, enmarcada en la vorágine de la batalla. Sin pronunciar ninguna palabra, apuntó su varita hacia el animal y un rayo de luz celeste salió disparado de la punta.
¿Cómo iba a saber Hermione que en ese preciso momento la quimera iba a desparramarse en el suelo, dejando el campo libre para que aquella maldición le diese de lleno a Ron?
Un momento después, todo era confusión. El peso de la bestia sobre la tierra había levantado una polvareda cegadora, y Harry, Hermione y Hagrid intentaron abrirse paso para ver qué había sucedido. Entonces, Harry lo vio: el cuerpo de Hermione yacía tendido sobre el césped, con los brazos y las piernas extendidos, con una mueca de terror petrificada en el rostro.
—¡Hermione! —gritó Hagrid, desesperado, y sorteó el cuerpo de la quimera para llegar a su encuentro. Alzó el cuerpo de la muchacha. —¡Hermione, despierta!
—¡Ron! —exclamaba Harry, sin atrevérselo a creer—. Hagrid, ¿está...?
Hagrid acercó su oído al pecho de Ron y se echó a llorar sobre su cuerpo.
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¡Este cuerpo no es mío! (Ron / Hermione)
Humor¡UN ACCIDENTE FATAL HA OCURRIDO EN HOGWARTS! Ron Weasley y Hermione Granger han intercambiado sus cuerpos en un extraño incidente. Cuando Ron despierta una mañana con senos y un cabello largo y enmarañado y Hermione despierta con grandes manos y pi...