Desesperación y soledad

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Pov Ryuu

(El día anterior)

Al despertar estaba algo desconcertado, no reconocía ni en la situación ni en el lugar en el que me encontraba, las paredes eran de un color crema, el colchón de la cama eran muy cómodo, las sabanas de la cama eran muy suaves y tenían una deliciosa fragancia.

Seguí la línea de mi cuerpo intentando descifrar en donde me encontraba, miré a mi costado, y me entraron millones de sentimientos y emociones al instante, mi amado, aunque él no sepa, me hizo la persona más feliz del mundo; ahí estaba, acostado sobre la esquina de la cama, durmiendo tranquilamente; de seguro que no fue con las intenciones que deseo, pero no pude evitar sentirme el hombre más afortunado de la tierra, me levanté de la cama, y caminé para tomar algo de agua, mi garganta se sentía seca, pero no quería despertar a Takahashi, que dormía tan profundamente. Salí de la habitación y me encontré con que estaba en la posada que habíamos rentado. Un momento, si esta es la posada, ¿Cuál era ese cuarto? Sentí como un escalofrío recorría mi espalda, y un fuerte escarlata se adueñaba de todo mi cuerpo. No solo él se había dormido a mi lado, me había llevado a su habitación, había dormido entre sus sabanas, me llené con su esencia al mismo tiempo que llenaba con la mía el espacio en donde él descansaba. Me llené de una vergüenza inmensa, pero mezclada con una alegría aún mayor.

Me moví con lentitud hacia su habitación, donde la luz de la mañana alumbrara sus bellas facciones, quede algo anonadado ante aquella impactante imagen. Me subí a la cama lentamente, no quería que despertara y arruinara la atmosfera. Me acurruque a su lado, no podía borrar la enorme sonrisa que se depositaba en mi rostro, estaba tan feliz.

-Gracias Takahashi, gracias por todo; me has hecho tan feliz; te debo tanto, no deberías hacerme esto, solo harás que me enamore aún más de lo que estoy, si eso es posible.- Dije susurrando, y sin poder evitarlo le di un beso en la frente, mientras un gran sonrojo se adueñaba de mí nuevamente.

-Gracias... Te amo...

...

Pov Takahashi

Estaba desesperado, no podía encontrarlo por ningún lado, un gran remordimiento se apoderaba de todo mí ser... Fui tan injusto, debí pensar que algo pasaba, pero, ¿Cómo podría imaginar que algo así era la razón? No, fue mi culpa, se le notaba en el rostro que era algo que no quería sacar a relucir, le dolía, sufría, le despertaba recuerdos que no quería recordar. Empezó a llover, por lo que el jefe decidió que lo mejor sería volver a la posada, que seguro para refugiarse de la lluvia, debía haber vuelto. Al llegar no encontramos un incómodo silencio y nos sentamos a esperar. Enseguida me di cuenta que el incómodo silencio no se debía a el miedo, si no que el que traía la alegría siempre fue Ryuu, él emanaba una agradable aura de calidez que resonaba en toda la casa, sin él el hogar se sentía vacío, oscuro, apagado.

La lluvia se convirtió en una gran tormenta, él todavía no volvía, mis preocupaciones se volvieron realidad, estaba cada vez más asustado, ¿Y si no volvía? Mi jefe empezó a llamar a la policía, pero si no está desaparecido por más de 48 horas no se contaba como perdido; tampoco conocíamos a alguien cercano a él, jamás lo escuchamos hablar de algún amigo o familiar.

El jefe estaba bastante frustrado, al igual que yo.

Cansado de la incertidumbre, tome mi abrigo, un paraguas y salí a buscarlo. Él intento detenerme, pero estaba demasiado preocupado, ¿Qué sucedería si Ryuu se fuera y no volviera? No podría imaginar lo aburrido y solitario que sería, él es como la luz del trabajo; me causa una extraña sensación de calidez junto a otras que no puedo describir.

Empecé a pensar que si él desapareciera, sentiría una profunda agonía. ¿Por qué?

Estuve buscándolo durante mucho tiempo, fui a todos los puestos abiertos que encontré, a cada persona con la que chocaba le preguntaba, pero era muy tarde, por lo que no había tanta gente. Pero tenía la sensación de que si esperaba a la mañana, ya sería tarde.

Fui a todas las comisarías de la zona, hasta que llegue a una bastante pequeña que se encontraba en una esquina. Me dijeron que había traído a una niña pequeña que estaba perdida, y luego de que encontrara a su madre se fue caminando, que le ofrecieron llevarlo, pero se negó.

Les pregunté por dónde se había ido, al señalarme la dirección, salí corriendo en su búsqueda.

Corrí tanto que sentía como la traspiración caía de mi rostro, la lluvia se había detenido... Seguí corriendo y corriendo, hasta que llegue a un pequeño y oscuro callejón y vi a un pequeño cuerpo recostado sobre una caja.

Sentí como mi corazón ¿Latía? Rápidamente. Me le acerque lentamente y me agache, para darme cuenta de cómo dormía profundamente en aquel horrible lugar... Sentí pena, yo era el causante de su estado, tenía ojeras en sus ojos, y toda su hermosa cara tensa, estaba totalmente empapado, y su cuerpo temblaba intentando combatir el frio.

Lo tomé en mis brazos y lo abrace fuertemente, no sé por qué, pero él es tan preciado para mí, lo siento como un ¿Tesoro? No importa; no obstante, lo que si importaba, era que él se encontraba seguro a mi lado, y no tirado en la calle. No volvería a dejarlo ir, o mejor dicho, no volvería a dejarlo ir en esas condiciones.

Entre en la posada, donde espera preocupado el jefe, se notaba su gran alivio al ver a Ryuu en mis brazos.

Lo lleve a mi habitación y lo arrope, no quería soltarlo, no de nuevo...

Mientras él dormía profundamente, empecé a reflexionar sobre porque había sentido tanto pánico por su ausencia. Bueno ¿Es normal no? Un compañero de trabajo al que apreció se fue siendo atormentado por sus demonios, y yo no fui capaz de socorrerlo ni consolarlo.

Este chico tiene muchos problemas del sueño, se movía mucho, a pesar de que cuando dormía en la calle, se parecía tanto a una estatua que casi no le reconozco.

Ryuu se volteó, roso mi mano y dijo entre sueños:

-Por favor, no me abandones-



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