Al descubierto [Yaoi/Gay]

Superarme

Pov Ryuu

Hace tres años:

Me sentía fatal, ya había pasado un año desde el incidente, pero mi corazón no quería aceptar la realidad aún, me estaba volviendo loco, por las noches soñaba con que Takahashi estaba durmiendo a mi lado, diablos era tan realista, sentía su leve y tranquila respiración en mi cuello, los latidos de su corazón se mezclaban con los míos a un ritmo perfecto logrando una hermosa y relajante sintonía, podía sentir como su indescriptible fragancia recorría todo mi cuerpo llenándome de ella, sus brazos me rodeaban con fuerza, me sentía tan seguro y querido, nuestras piernas estaban entrelazadas, como si nuestra cercanía aún no fuera suficiente, notaba como sus brillosos y extraordinarios ojos se abrían, y lo único que se reflejaba en ellos era mi rostro; su mirada se movía por toda mi cara, hasta que se encontró con mis ojos, sus brazos se elevaron hasta que sus manos rozaron mi cabello bajando hasta mi mejilla y en ese momento me regalo una sonrisa, era increíblemente bella, me llenaba de calidez e iluminaba todo lo que se encontraba alrededor, como si todo fuera oscuro menos ésta.

Pero, no era más que un sueño.

Y aún peor, todas las malditas noches tenía el mismo maldito sueño, que no hacía más que recordarme mi error y me devolvía el sufrimiento que tardaba tanto en superar...

Aunque Akira estuviera a mi lado apoyándome constantemente, no digo que no me ayudara, pero no lograba superar el rostro de Takahashi en nuestra "separación", no solo eso,escucharlo tartamudear torpemente un "lo siento" me destrozo totalmente, no estoy seguro si estaba consiente cuando lo dijo, ya que tenía la mirada perdida, pero no lo dijo como inventando, sus palabras eran un reflejo de sus pensamientos, y eso era lo que más dolía.

Logré graduarme de secundaria, no la había terminado, pero estudiaba prácticamente todo el día, aparte de que cuando estuve viviendo en la calle constantemente iba a bibliotecas y leía libros de literatura, física, química, algebra etc, no tenía nada que hacer, por lo que pasaba horas leyendo lo mismo con tal de acabar con mi aburrimiento, pero más que nada no quería perderme de mi educación solo por escapar de mis padres, no permitiría que ellos arruinaran mi vida, no más de lo que ya lo habían hecho al menos. La verdad que agradezco mucho ese acto, ya que al momento de los exámenes secundarios, me resultaron sencillos, el problema fue la universidad.

No tenía la menor idea de qué hacer con mi futuro. Tenía muchas carreras en mente, pero nada lograba convencerme del todo, estaba muy asustado, Akira no paraba de avanzar, todo lo que hacía lo lograba, y siempre de una manera excelente, sentía envidia, y también algo de culpa, no trabajaba, no estudiaba y dependía totalmente de la herencia de Akira.

Me fui a tomar una ducha, tal vez eso aclarara mis pensamientos aunque fuera un poco; suelo tomar duchas demasiado largas, hasta que mis dedos no queden tan arrugados como para desprenderse muy raramente salgo rápido. ¿Policía?, no. ¿Astronauta?, Tampoco. ¿Bombero?, Menos. Me di cuenta rápidamente de que todas las profesiones en las que pensaba se asemejaban a las de un niño pequeño, me causo gracia, pero al mismo tiempo me puso algo desanimado, tenía que comenzar a comportarme como un adulto, por difícil que fuere considerando mi imperativa personalidad. Sin darme cuenta salí de la ducha y me dirigí a mi habitación, coloqué una toalla sobre mi cabello, ni me tomé la molestia de secármelo correctamente. Mientras caminaba, sentí algo de sed, por lo que me aproxime a la cocina, antes de llegar a esta se tenía que pasar por el living, donde Akira estaba utilizando su computadora para quien sabe qué. Hace poco descubrí que le gusta ver series de gays, creo que se les decía "yai", realmente no entendí muy bien cuando lo dijo, ya que estaba toda su concentración la tenía puesta en su computador, luego de buscar la definición descubrí que en realidad era "yaoi" y las que lo miraban eran llamadas "fujoshi" me asuste un poco al leer que decía "mujer podrida", y desde entonces, lamentablemente para mis ojos, los jueves son maratones, en los que ella me ata al sillón a ver esas series, ¿a dónde diablos se fue su inocencia? Volviendo al tema principal, caminé hacia la cocina y escuche como Akira me decía algo, voltee mi cabeza para verla, ya que no logré escuchar lo que decía, pero ni siquiera me estaba mirando, tenía sus ojos clavados en como ya se los dije, su computador.