Sakura

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Pov Takahashi

Nunca hubiera pensado que detrás de aquella imagen de un niño inocente y tierno se ocultaban aquellas cicatrices tan impactantes. Quede boquiabierto simplemente no sabía que decir, Ryuu no se atrevía a levantar la mirada, simplemente hacía leves movimientos hacía los lados para evitar el contacto directo con mis ojos, los cuales buscaban desesperadamente una respuesta. Estuvimos así algunos minutos, hasta que Ryuu se volteó, cansado de las miradas de desagrado ajenas, se volvió a poner la camisa y se giró hacia la puerta con intenciones de irse. Al darme cuenta, salí rápidamente de mí shock lo tome del brazo y torpemente dije:

-Lo- Lo lamento

Él se volteó y me miró directamente a los ojos, dándome una mirada fulminante, que me trasmitía odio, vergüenza, arrepentimiento, miedo y tristeza. Aquellos ojos de los cuales estaba encantado me estaban dando un claro mensaje, "déjame en paz".

Solté su mano, y él se fue caminando.

Me quede un tiempo parado mirando la puerta, sin poder decir una palabra; entonces llegó el jefe, que seguía buscándolo algo alterado.

-Que pasa Takahashi?

-Ryuu.... Él... Se fue.

-Qué?!? Lo encontraste???

En ese momento volví a la realidad, me encontraba parado en el mismo lugar en el que huyo, al darme cuenta decidí correr a buscarlo.

...


Pov Ryuu


¿Por qué? ¿Por qué? ¿POR QUÉ DIABLOS ME TENÍA QUE PASAR ESTO A MÍ? La única persona que deseaba que no descubriera las horribles marcas de mi niñez ¿Por qué?

Sin darme cuenta estaba caminando sin rumbo, pero sinceramente no me importaba. Ah... Este sentimiento es tan nostálgico, de repente, toda la soledad, frustración, tristeza, toda la agonía que había dejado ir al conocer a Takahashi había vuelto, dejándome en un estado de shock, no era yo el que caminaba, mi cuerpo se movía solo buscando algo de calor que me reconfortara, pero, debía recordar que estaba solo, excepto por... No, no sirve de nada recordar eso, solo ara que mi tristeza se profundice, eso sucedió hace muchos años, me debe haber perdonado, y si hiciera lo contrario, no culparía aquella acción, todo fue mi culpa.

Seguí caminando y caminando, pase por un puente y mire el agua, miré mi destrozada expresión, que parecía cargar todas mis emociones, sentí ira al darme cuenta de mi estado, tome una piedra y la tiré lo más lejos que pude.

No sé cuánto tiempo mis piernas estuvieron moviéndose, pero en algún momento cesaron del cansancio y caí al suelo. Comenzaba a llover, pero mis piernas estaban entumecidas y agotadas. Ya estaba acostumbrado a aquellas condiciones; pasar hambre, frío, eran sensaciones por las que mi cuerpo estaba acostumbrado a pasar. Pero, después de sentir toda la calidez que me ofrecieron, pensé que no tendría que volver a pasar por lo mismo; pero no debo olvidar que fue mi decisión vivir de esta manera, debo enfrentarlo, por doloroso que sea.

Abrace mi desdichado cuerpo, el cual intentaba combatir el frío que me atormentaba, mientras que la lluvia me golpeaba como agujas que iban directo a mi corazón.

En el medio de la soledad y el silencio, en el cual solo se escuchaba el sonido de la lluvia, que me había acompañado en mis más oscuros momentos de soledad, escuché a una niña que lloraba, venía hacia mí, buscando algo que yo no podía darle; un calor reconfortante.

Esta niña no parecía ser de la calle, vestía ropas muy hermosas y costosas. Las personas que viven en la calle, siempre tienen una mirada diferente a las que pueden llegar a un hermoso y cálido hogar, son más profundas, apagadas y vacías. Esta niña tenía unos ojos verdes parecidos a los de aquella persona, llenos de luz y calidez... Se siguió acercando a mí hasta que nuestras miradas y cuerpos quedaron enfrentados.

Decía entre fuertes sollozos -¿Dónde está mi mamá?-

Al ver aquella imagen, sentí, aunque no lo quiera admitir, cierta envidia... La alce y la abrace entre mis brazos, no es difícil saber lo que un niño perdido necesita, solo tengo que recordar lo que más desee en aquel momento, un cálido y reconfortante abrazo. Mis pies ya no estaban entumecidos, parece que habían encontrado de nuevo una razón para moverse.

La llevé hasta la comisaría; pero parece que la pequeña tenía miedo, los grandes y robustos cuerpos de los policías, la atemorizaban, supongo que es porque soy pequeño, pero parece que ella había depositado cierta confianza en mí... Me rogo que me quedara, la verdad quería evitar a toda costa encontrarme con esos dos, por lo que decidí quedarme junto a ella.

Los policías me ofrecieron toallas, no me había dado cuenta de lo mojado que me encontraba, pero ignore mi estado y me preocupe de secar bien el cabello de la pequeña. Nos quedamos unos minutos en silencio, se notaba que estaba nerviosa... Mientras vivía en la calle, muchas veces me llevaron a la comisaría pensando que estaba perdido, de alguna forma logre en todas las ocasiones huir, ya que no quería que me llevaran de vuelta a aquella casa. Se notaba que la niña estaba cada vez más tensa, así que decidí romper el silencio con una pregunta amistosa.

-¿Cómo te llamas?... Mi nombre es Ryuu-

-Sa-...Sakura- Dijo con una voz algo desconsolada y con la cabeza mirando el suelo.

- Sakura eh? Es un muy lindo nombre.

Los ojos de la pequeña se iluminaron ante mis palabras, me dio un gran abrazo, lleno de calidez, al cual correspondí.

Los padres de la niña aún no llegaban, ella se había quedado dormida en mis brazos, pobre, debía de estar agotada, perderse es algo horrible, en especial a su edad... Entre el silencio escuché un pequeño susurro que salía de su boca.

-Mamá- Dijo mientras una pequeña lagrima salía de su ojo.

La abrece aún más fuerte, sentía lastima, me veía totalmente reflejado en aquella pequeña niña, el dolor, los nervios, la pena. Todo lo que ella estaba experimentando era un dolor innecesario, no es algo agradable. Para nada.

Después de algunas horas, la madre entro gritando, mientras lloraba fuertemente, corrió y abrazo con fuerza a la pequeña, las dos no parecían querer soltarse, ni sus lágrimas cesar. Aquella conmovedora imagen me hizo volver a la realidad en la que me encontraba, sé que debía enfrentarme a ambos, pero me daba miedo, no el rechazo, ni el desagrado, me daba miedo el tener que contarles mi historia, la cual había prometido dejar atrás.

Me despedí de la niña, la madre parecía estar eternamente agradecida, no suelo convivir mucho con el sentimiento de amor maternal, pero al ver como abrazaba tan fuerte sin intenciones de volver a soltarla, pude ver al instante que se apreciaban mucho, y lo afectuosa y amable que era la madre.

Seguí mi camino hasta aquella esquina en la que me había encontrado con la pequeña, me desplomé encima de una tapa de cartón, la lluvia se había detenido, pero todavía podía sentir como las gotas que corrían del techo caían en mi cabello, dejándome una sensación que no podía describir en aquel momento.

Y en esa posición, sentí como mis ojos comenzaban a cerrarse, dejándome caer en un profundo sueño.

Tuve un hermoso sueño, sentía como una mano me tomaba con delicadeza, como si fuera un objeto precioso, me abrazaba fuertemente intentando consolarme, sentía como el peso de la soledad se iba de mi espalda, dejándome agobiado entre la calidez, sentía como su mano tocaba y sobaba mi cabello suavemente, y como su mano tocaba mis ojos siguiendo la linea hasta mi nariz. Esa sensación me volvía loco, sentí como ese individuo tomaba mi mano fuertemente y creí escuchar que decía:

-Todo va a estar bien, no vuelvas a huir de mí, nunca te abandonare, así que por favor, no huyas, no te vayas nunca de mi lado- Dijo susurrando con una voz  dulce. 

Me desperté del profundo sueño, del que desearía no haber despertado, ya que éste me llenó de la calidez que había perdido, por un momento había podido abandonar mi soledad, y había olvidado todo lo sucedido, podría haberme quedado con persona en el sueño por siempre .

Mire alrededor algo desconcertado.

-Eh?



Al descubierto [Yaoi/Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora