El tiempo pasa.

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Pov Takahashi

Cuatro años.

Han pasado cuatro años desde que Ryuu se fue de mi vida dejando como despedida un beso; jamás podría olvidarlo, sus suaves y dulces labios se rozaron con los míos de una manera tan intrépida que me dejó anonadado. Pensé que era el único que tenía esa clase de sentimientos, fue tan repentino que me quede en shock por unos segundos, los cuales bastaron para que Ryuu me mostrara una triste expresión y se fuera. Unos segundos, unos malditos segundos hubieran sido suficientes para que le gritara mi egoísta deseo y no lo perdiera; la vida sin él no es la misma, tengo mi trabajo y a mis amigos, pero nadie podrá llenar el enorme espacio que él dejó en mi corazón. Lo amaba, lo amo tanto, que aún sigo soñando que nada sucedió y que al despertar él está a mi lado enseñándome su deslumbrante sonrisa.

Nunca se contactó conmigo, ni él ni Akira, lo que hizo que mi sentimiento de abandono solamente se incrementara.

Actualmente tengo treinta y dos años; las oportunidades de enamorarme de la misma forma en la que la hice con él a esta edad son bastante escasas, lo he intentado, pero siempre que llegaba el momento del beso o del sexo, recordaba a Ryuu y lo hacía imposible para mí.

Recuerdo que después de que Ryuu me besara y huyera entré en un estado de confusión a la oficina, donde el jefe me miró fijamente a los ojos y me dijo: -Él... Estaba enamorado de ti. ¿Lo sabes no?- Todo empezaba a cobrar sentido para mí: los sonrojos que tenía ante mi presencia, los extraños sueños, su manera de aferrarse, esa sonrisa que me regalaba solo a mí, todo. Un golpe fuerte se posiciono en mi pecho, era un amor correspondido, él se había atrevido a demostrarme sus sentimientos, y yo como un cobarde me quedé en silencio. Sufrí mucho tiempo remordimiento, me imaginaba un futuro junto a él, un futuro llenó de felicidad y amor rodeándonos, tardé mucho tiempo en superarlo, de hecho, aún no lo supero del todo.

Han pasado muchos años, su apariencia debe haber cambiado, debe haber tenido muchas relaciones de igual manera. No se absolutamente nada de él, aun no entiendo del todo porque Akira no me ha contactado, algunos días después de nuestra separación, no paré de enviarle mensajes, pero nunca me devolvió ninguno, lo que lograba que me remordimiento empeorara.

Lo extraño más de lo que nunca pensé, necesito ese calor que él me regalaba en las noches frías, necesito su sonrisa que iluminaba las habitaciones oscuras que me rodeaban; me siento vacío, sin la alegría que el emanaba y se incrustaba en todo mi ser dejándome un sentimiento de profunda paz.

La falta de Ryuu ha hecho mi vida más aburrida y vacía, pero no ha sido del todo mala, no debería soñar con un pasado que no obtuve ya que tal vez hubiera sido aún peor. A pesar de mi edad logré mantener mi trabajo, me la pasaba quejándome, pero desde que Ryuu se fue, no he encontrado algo que me haga sentir más destruido que su partida.

Tengo un grupo cercano de amigos, pero, incluso entre ellos solo uno sabe sobre mi enamoramiento, (además del jefe) su nombre es Natsuki, es alguien muy cercano a mí, me ha ayudado mucho a "superar" la partida de Ryuu. Normalmente salimos mucho a comer o nos encontramos en alguna de nuestras casas para ver algún programa de lucha, tenemos bastantes cosas en común lo que facilita nuestras conversaciones, que suelen duran horas. Pero, a pesar de que él se me confeso, no logro sentir el mismo amor y desesperación que sentía hacia Ryuu; aún y pasados tantos años, sigo perdidamente enamorado de él, seguramente, aunque se haya convertido en una persona totalmente diferente, volvería a enamorarme absolutamente de toda su persona.

Es mitad de semana, el día se siente bastante pesado ya que estamos llegando al verano, el calor y el trabajo en una construcción no se mezclan del todo bien, va, para nada bien. El gerente no parece tener piedad, me da los mismos trabajos que me daba cuando tenía veintidós años; ahora que lo pienso, estoy trabajando aquí hace ya diez años. Diablos, he pasado mucho tiempo haciendo lo mismo, pero no me resulta aburrido ni irritante, podría hacerlo por diez años más sin ningún problema.

Terminada la jornada de trabajo, algunos chicos me invitaron a comer, yo sin ninguna excusa nueva que utilizar me vi obligado a ir. Al llegar al bar recordé que ahí trabajaba Natsuki, bueno, por lo menos no sería tan aburrida la noche. Entramos y noté muy rápido lo nervioso que se encontraba Natsuki, nos sentamos y empezamos a beber. Sin darme cuenta ignoré a mis compañeros y empecé a hablar con Nastuki, hablamos y bebimos durante horas, hasta que sin darme cuenta estaba totalmente ebrio. Natsuki que sabía la dirección de mi casa amablemente cargó mi brazo en su hombro y me llevó arrastrando a mi hogar; mientras caminábamos pude notar como los labios de Natsuki se movían.- amo- Fue la única palabra que logré reconocer en mi deprimente estado.

A la mañana siguiente desperté en mi habitación, no recordaba nada aparte de haber ido a un bar con algunos compañeros. Sentía muchas náuseas, tenía también una jaqueca que me estaban matando. Intenté levantarme para ir al trabajo, pero me fue imposible, estaba realmente destruido, por lo que llamé al trabajo y les avisé que no iría, unos minutos después unos de los chicos con los que fui a beber me mandó un mensaje que decía – No te volveremos a invitar si no resistes (:p)- son demasiado infantiles para su edad, pero eso debe ser lo que me agrada de ellos.

Aproveché mi día libre para descansar lo más que podía, igualmente mi estado no me dejaría hacer mucho. Llegó la tarde y gracias a las horas de sueño me sentía fenomenal, por lo que decidí salir a caminar. El pueblo no es demasiado grande, por lo que conozco a la mayoría de la gente, soy de ese tipo de personas que saluda a cualquier conocido, ahora no tengo mucha vergüenza, ya que esta fue la que evitó que mi relación con Ryuu llegara a un nivel mayor que la amistad.

Sin darme cuenta había caminado demasiado, escuché algunos gritos, soy bastante curioso también, por lo que me acerqué al lugar; no era nada especial, era un grupo de chicos que estaban jugando. Recordé cuando vi jugar a Ryuu al básquet, muy pocas veces lo vi tan masculino, realmente me impacto y me atrajo.

Llegué de vuelta a mi departamento y me desplomé, había caminado por casi tres horas, eso me pasa por hablar con cada persona que se me cruza. Comencé a preparar mi cena, aunque realmente no tenía ganas de cocinar tampoco tenía la intención de gastar una fortuna en comida preparada. No fue la mejor comida, pero me llenó el estómago aunque sea solo un poco.

Me tiré sobre mi cama, estaba demasiado cansada. No recuerdo mucho, pero soñé con Ryuu de pequeño, él estaba llorando en una profunda soledad, estaba rodeado de paredes frías y oscuras, y en su cuello tenía enrollado espinas que le impedían hablar y una venda en sus ojos que le impedía llorar; en el medio de sus lamentos llega un hombre que irradiaba luz, lo abraza por detrás arranca la venda que él tenía en sus ojos y Ryuu comienza a llorar, pero sin sonido, como el día que se encontró con Akira; luego lo da vuelta y mira fijamente las lágrimas que caían por sus deslumbrantes ojos y lo besa, se ve como las espinas que habían en su cuello se caen dejándolo volver a respirar normalmente y a poder hablar, entre llantos  dijo – Te amo Takahashi...- Me desperté de golpe, estaba sonando mi celular; maldición, aún recuerdo sus palabras y su tono tan perfectamente, supongo que siempre quedarán gravados en mi memoria.

Miré el reloj y eran las cinco de la mañana, ¿quién diablos quería hablar a esta hora? Tomé mi celular bastante enojado, no era una llamada era un mensaje, mí vista tardo unos segundos en aclarase, pero lo primero que decía era esto:

-Hola, soy Akira.


Al descubierto [Yaoi/Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora