Capitulo I

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Salí de la escuela y me pase por la librería de la señora Stwin solo para no llegar al infierno de mi casa esa biblioteca era el único lugar donde me sentía segura y podía ser yo misma, era un lugar delicado de estilo antiguo pero muy elegante.

Después de media hora salí del lugar que me hacia sentir como en casa; la señora Stwin me quiere mucho y yo a ella, ya que sus nietos e hijos la abandonaron, ella dice que soy su ángel, desde que aprendí a leer siempre voy a ese lugar.

Pues bien salí de allí con destino de llegar a lo que se había convertido en un infierno alias mi casa.

No había entrado y ya se escuchaban los gritos de mi hermana dirigidos a mi sobrino, ese sí que es mi ángel, el es mi motivo para seguir viviendo si no fuera por el no se que seria de mi vida.

Bien les explicaré hace aproximadamente un año a mi padre le dio la grandiosa idea-nótese el sarcasmo- de irse con otra mujer y formar una nueva familia.

Desde ese entonces mi familia o lo que antes había llamado así es un asco total:

      1) Mi madre cayó en una depresión de la que aún no sale y no se da cuenta de nada de lo que pasa a su alrededor.

2) Mi hermana se volvió una drogadicta y alcohólica, su esposo trató de ayudarla y sacarla de ese mundo pero mi hermana era muy violenta y le pegaba, el aguantó todo eso porque la amaba hasta que un día ella le confesó que lo había engañado porque era muy poco hombre para ella- seee golpe bajo- ese mismo día el se fue de la casa y fue la primera vez que la loca le pegó a Sebastián y tuve que acudir a su rescate aunque lo único que recibí fueron golpes, todavía lo recuerdo como si fue ayer.

(Flash back)
- ¿Para dónde vas estúpido?- le gritó Deborah a Santiago.

-Me voy para que puedas acostarte con todos los que quieras sin sentir ningún resentimiento. Y me llevo a mi hijo- le dijo tomando a Sebas de su pequeña mano .

- Aún estando contigo no siento remordimientos al acostarme con otros- le vociferó a este - Y a mi hijo no te lo llevas- y en ese instante, no sé como, tomó al bebé en una mano y un cuchillo en la otra- Si no quieres que hoy sea la última vez que nos veas respirando.

- Suéltalo - dijo acercándose a ella, y lo más lindo es que el no tenía ni siquiera un poquito de miedo.

- No des ni un paso más y vete ya si te vas a ir, no quiero volver a verte nunca más - le dijo Deborah en respuesta.

- Y ¿quién va a mantener al niño?- le preguntó Santiago

- Nadie, no vuelvas nunca Santiago ¡nunca!- le dijo la loca

- Bien ya me voy. Pero no le hagas daño al niño- le dijo este dando un par de pasos hacia atrás lentamente y ahora si que le note un pequeño temblor al hablar.

-¡Lárgate!- fue lo último que ella le dijo a Santiago.

Y el así lo hizo, ella se quedó mirando el camino por donde el se había ido y por donde tantas veces habían pasado juntos.

Pasaron segundos que se convirtieron en minutos y estos en horas.

Horas mas tarde Sebastian estaba llorando y la sacó de su no tan pequeño trance. Ésta lo miró con odio.

- ¡ Tú! - le dijo señalándolo con el dedo índice- Eres el culpable de todo, estúpido mocoso me dañaste el cuerpo ¡mi vida! Me la arruinaste completamente- y comenzó a tirarle todo lo que encontró en su camino gracias a Dios que yo iba pasando por la habitación donde estaban.

-¡Para!- le grité- Le vas a hacer daño, el no tiene la culpa de nada.

- Llévatelo lejos de aquí rápido. Aléjalo rápido que no me controlaré de aventarle algo más - dijo eso y soltó un gruñido que daba a demostrar que estaba muy enojada y que no dudaría un segundo en cumplir su palabra.

Inmediatamente lo saqué de ahí, cogí todo lo necesario para entrar lo en mi neverita, para que Sebas y yo podamos cenar gracias a Dios que la casa es muy espaciosa y mi habitación es muy grande tengo de todo ahí dentro me encerré en ella le di la leche a Sebas, entré a mi baño y saqué el botiquín y mientras el bebía su leche yo limpiaba y ponía cremas en sus heridas y moretones.

(Fin del flash back)

Salí de mi pequeño trance al escuchar un gran estruendo contra la puerta, salí corriendo hacia la casa y cuando entré lo que vi me dejo petrificada. Deborah estaba golpeando al niño en contra las paredes.

- ¡Lo vas a matar! - vociferé yo, creo que todo el vecindario me escuchó , Sebastian tiene 5 años y hace unos 7 meses no tiene mucho contacto con su padre, aunque yo lo he llevado a verlo cada vez que puedo ya que Santiago siempre me lo pide.

- Y a ti qué te importa- me dijo. Me tiró un golpe pero por reflejo sujeté su muñeca.

- Ya no mas Deborah ¿Quién te crees que eres? -dije dando varios pasos hacia delante mirándola fijamente- Si le vuelves a pegar yo misma te demando.- dije ocultando todo el temor que tenía . Me miro como si del diablo tratase y aumentó su fuerza.

-Con que eso es lo que harás - me dijo Acorralándome a una pared.

- Ayuda me , no ves que me hará daño- le dije a Rosa mi madre quién se quedó mirando al frente como si nada estuviera pasando. Me había concentrado tanto en parar su fuerza en mi contra que no me había dado cuenta de que nos dirigimos hacía el balcón ¡Estoy casi cayendo! Mis pies están en el piso pero mi espalda está hechada hacia atrás. Piensa Amelía piensa.!

StrangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora