Capitulo XI

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- Uff pero que susto me has dado Albert- dije pegándole suave con mi palma en su pecho, sintiendo todos sus muy marcados pectorales, Ok Hormonas Cálmense, puse todo mi esfuerzo para quitar la vista de su pecho y encontrarme con sus ojos. Se encontraba mirando fijamente al centro, su mirada era dura, pero gracias a Dios que no me miraba a mi.

-Te he preguntado que hacia el a estas horas en tu casa y porqué han llegado tan tarde- dijo aun mirando al frente con mi ceño fruncido le respondí.

- Pero si ahora es que son las 8 de la noche, acabamos de llegar de la biblioteca, tuvimos que cerrar la biblioteca porque Mag tuvo que hacerse unos chequeos asi que me pidió que la cerrara, y el es mi amigo así- espera, ¿por qué le das explicaciones a el?- Pero porqué te tengo que dar yo explicaciones, ja buenas noches- dije dandome la vuelta para caminar de vuelta a la puerta de la entrada, cuando escucho de repente un sonido sordo, me volteo y veo a Albert pegandole a un arbol enfurecido, este chico de verdad tiene problemas de autismo me quedé parada por unos segundos y luego reaccioné.

- Hey, tranquilo- dije acercándome y poniendo mis manos en sus hombros, el paró de pegarle al árbol al sentir mi tacto y dejó de tensar su espalda, lentamente caminé hasta ponerme en frente y vi como respiraba dificultosamente, elevé  mi mano derecha y el la siguió con la vista hacia donde se dirigía hasta que paró en su mejilla dejó  de mirar mi mano y me miró a mí a los ojos- Está bien, no tienes que ponerte así, tranquilo, ¿si?- me miró detenidamente y de repente me abrazó, waohh esto sí que me agarró de sorpresa, después de unos segundos le respondí al abrazo- Todo va estar bien, asi que no vuelvas hacer eso, ¿si?- sentí como asintió- Ahora- dije separandome del abrazo y agarrando sus manos y el gimió de dolor, bajé mi mirada hacia sus manos- Ohh por Dios ¿qué te has hecho? Ven entra para curarte- lo agarré en su antebrazo para no volverlo a lastimar y lo conduje hasta mi habitación.

- Está bien quédate aquí iré a mi baño a por mi botiquín- dije entrando a mi baño en busca del botiquín al salir lo encontré sentado con la cabeza gacha mirando al suelo- A ver esas heridas- dije agarrando algodón y alcohol para desinfectarlo.

-Hey- se quejó quitando su mano por instinto.

-Lo siento, lo siento, ok- dije volviendo a tomar su mano- Espero que no tengas complejo de piedra nunca mas, pudiste haberte roto algo- dije volviendo a poner el alcohol pero esta vez soplando la herida mientras el me miraba- Me vas adecir que te provocó ese ataque de loco desenfrenado- por unos segundos pensé que no me iba a responder, por el tiempo que duro en hacerlo.

- Aparte de tu rabieta de ''no te tengo que dar explicaciones''- dijo 'imitando' mi voz.

-Ehh que yo no hablo asi- dije interrumpiéndole el me miró mal- Ok prosigue- dije terminando de poner curitas en sus heridas.

-Mi familia, mi vida es una mierda- dijo recostando su cabeza en mis piernas.

-Mm por que sea una mierda no puedes hacer eso, estoy segura que mi familia es más mierda que la tuya- dije peinando su cabello- No ves lo que tuve que hacer para sobrevivir.

- No lo entiendes- dijo cerrando los ojos mientras una vaga lágrima bajaba por sus mejillas.

-Pues explícame- dije siguiendo mi trabajo con su pelo- Tal vez así pueda entender.

- Tenía dos hermanas- eso me sorprendió un poco, bueno un poco mucho- Una murió, en unas semana va hacer 7 años desde que ocurrió, y cuando eso pasó mi madre y yo dejamos a mi otra hermana tirada en el cementerio culpándola de todo y para el colmo le tiramos la ropa al suelo, ahí en el cementerio- dijo mientras lloraba y su respiración volvía a hacer dificultuosa, levantó su cara de mis piernas y se acostó enterrando la cara en mi almohada mientras la llenaba de lágrimas.

-Hey- dije bajito acostándome a su lado y cojiendo su cabeza y poniéndola en mi pecho mientras lo abrazaba, podía sentir su respiración en mi pecho.

- Era mi melliza, cuando eso eramos unos niños muy pequeños, ella le temía a la ocuridad y más cuando se trataba del cementerio- dijo soltando un grito ahogado- No nos importó si le sucedía algo, sólo nos fuimos y la dejamos ahí, sola, indefensaaaa- dijo llorando cada vez más y mojando mi camiseta.

- Shh Shh, está bien, está bien, tranquilízate eras solo un niño y no sabías lo que hacías, ahora duermete que luego te dolera la cabeza- el siguió sollozando mientras yo peinaba su cabello, sentí una corriente electrica recorrer mi cintura y me encontré con sus brazos enredados en ella decidí ignorarlo y centrarme en lo que me había contado, no podía siquiera imaginar la escena que Albert me había relatado hace unos segundos, él era solo un niño pero su madre no, unos minutos después el sueño me venció, y caí en una profunda oscuridad.

StrangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora