Capitulo XII

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Me desperté con el sonido de mi despertador alargué mi brazo mientras de mi boca salió una queja por un repentino dolor en mi cuerpo como si hubiera dormido con un saco de piedras encima, de repente los sucesos de la noche anterior me golpean como una fuerte oleada, abrí mis ojos como platos y miré mi alrededor y un suspiro involuntario sale de mi boca, ni siquiera sabía que estaba conteniendo la respiración.

Me levanté y me dirigí a la habitación de Sebas.

- ¿Sebas?- dije entrando y viendo que no había nadie allí- ¡Sebas!- dije parándome en las escaleras.

- Amel por Dios que vas a despertar a los vecinos con tanto ruido- dijo el enano saliendo de la cocina con una tasa en las manos, yo lo mire mal en respuesta y el hizo un gesto raro con la mano- Anda ve a bañarte que se nos hace tarde para la escuela, aparte de que tu tienes muy mala pinta- dijo esto volviéndose entrar a la cocina.

Entré a mi baño y me bañé lo mas rápido posible para bajar con el enano.

-Buenos días- dije dándole un besito en la frente para luego sentarme en una silla.

-Buenos días- dijo entregándome una tasa con chocolate- ¿Qué tal tu noche?- me preguntó mirándome por encima de su tasa.

- Todo bien- el asintió mirando a un costado, esperen Sebas no pudo cocinar este chocolate- Sebastian ¿cómo has conseguido este chocolate?

- ¿Por qué crees que te he preguntado yo por tu noche?, en la madrugada no podía dormir y me levanté para ir a tu a habitación y tremendo susto me he llavado al verlos- cuando estaba diciendo eso, se escuchó la bocina del auto de Dylan y acto seguido yo me tiré de la silla para taparle la boca a Sebas pero este siguió hablando- A ti y al marica ese abrazados.

- Ni una palabra de esto a Dylan y tú de dónde has sacado esa palabra, no la quiero volver a escuchar de tu boca- dije susurrando mientras se escuchaba otra vez la bocina de Dylan- ¡Que ya voy!- le vociferé a éste mientras ponía mi mochila sobre mis hombros y agarraba las manos de Sebas.

- Dylan dice que así le dices a los chicos que te caen bien y son tus amigos como el y albert, y no se lo diré a Dylan si tu me compras flores- dijo caminando a mi lado, yo volteé mi cara para mirarlo.

- ¿Me estas chantajeando?- dije alzando una ceja.

-Estamos haciendo un trato como personas civilizadas- me respondió con simpleza, yo abrí mis ojos sorprendidas, mientras resignada abría la puerta para entrar al auto.

- Bien- fue lo único que respondí y el me hizo unas señas de sus dedos índice y mayor de la mano derecha mientras los dirigía desde sus ojos hasta a mi, para luego salir corriendo para saludar a Dylan.

- Que si que voy hacerla mi novia, hoy le llevaré flores- escuché que le dijo Sebas a Dylan mientras el revoloteaba su pelo y decia ''pero si me ha salido todo un romanticon el niño'' yo me reí por lo bajo y me paré junto a ellos.

-Hey- le dije a Dylan.

-Hoooola- dijo Dylan poniendo cara de ternura y bajando a Sebas de sus brazos- Pero qué tenemos aquí- dijo con la misma mirada y acunando mi cabeza entre sus enormes manos- Pero si es mi hermanita la más horrible del mundo- dijo con su tan característica sonrisa de estupido, escuché unas risas a mis espaldas, rodé los ojos y le pegué con mi codo en las costillas y me adentré al auto mientras el se iba a saludar a Angel, Albert y a Ana.

-Hey- dijo Albert agachandose para poner su cara por la ventana del auto para hablar conmigo.

- Hey- le respondí-Gracias por el desayuno- dije mirándolo.

- Te lo debía por lo de anoche-me respondió.

-Claro que no, no me debías nada- sentí la mirada de Dylan desde el otro- Creo que Dylan te hecha de menos - dije señalando con mi cabeza detras de mi, el giró un poco su cabeza y se rió ''aquí vamos'' dijo por lo bajo y en ese momento Dylan vino hacia aqui y lo agarro por el cuello, Albert hizo una mueca rara como de disgusto.

-Y ¿de qué hablan?- preguntó el metiche de  mi hermano, Albert iba  a hablar pero yo lo hice primero.

- Albert ha venido para darme las gracias por las cazadoras que les compré iguales- dije mirándolos a ambos mal, porque ninguno de los dos me había agradecido por ellas, Dylan sonrío incómodo y Albert fue a rascarse la nuca y cuando lo fue a hacer se dio cuenta de que Dylan lo seguía agarrando por ahí y le dió un tirón a su mano y lo miró mal.

-Nos vemos en la escuela- dijo caminando rápido, saqué mi cabeza por la ventana.

-Hola chicos- dije dirigiéndome a Ana y a Angel- Perdon que no los he saludado, es que el espécimen que tengo como hermano me hace poner de muy mal humor en un abrir y cerrar de ojos-eso y que aún no olvidaba que Albert era sólo un niño cuando abandonó a su hermana pero su madre no.

- No importa linda, pero no olvides que las personas te hacen sentir esas emociones solo si se lo consientes, anda cariño móntense que los dejan-dijo esto último a Angel y a Sebas quienes se montaron cada uno en sus respectivos asientos y autos.

Dylan comenzó a conducir cada dos segundos me miraba, esto me estaba poniendo un poco exasperada, prendí la emisora y comencé a cantar al ritmo de la música pero eso no funcionó para que dejase de mirarme.

- ¿Pero qué tanto me miras?- le dije ya cansada.

- ¿Qué se traen ustedes dos entre manos?- me preguntó directamente.

- ¿Cuáles dos?

- Tu y Albert, ¿qué se traen en manos?- dijo respondiendo mi pregunta.

- Pero que tonterías dices, no nos traemos nada entre manos, estás loco- dije rápidamente mientras veía de reojo como Sebas se daba una palmada en la frente mientras negaba con la cabeza.

Después de unos  minutos llegamos a la escuela de Sebas y Angel. Dylan y  Albert aparcaron los carros y los enanos salieron yo me baje igual para llevarlos hasta la puerta, los tomé a cada uno por una mano mientras caminabamos hasta llegar a la puerta que no quedaba muy lejos.

-Muy bien campeones, pórtense bien- dije bajándome a su altura- Ahora vengan a darme un abrazo de despedida.

-Bye, Amel-dijo Angel mientras me daba un beso y salia corriendo.

-Bye- dijo sebas dándome un beso en la mejilla.

-Vamos que no tenemos todo el día- le gritó Angel a Sebas.

-Que ya voy- le gritó de vuelta Sebas- Y no olvides mis flores-dijo esta vez dirigiéndose a mi dándose la vuelta mientras yo me ponía de pie de nuevo viendo como se alejaba- Y que sean hermosas- me gritó.

-Vale, que yo tambien te quiero, ehh- dije rodando los ojos y dando la vuelta para entrar al auto

StrangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora