Capiuto IV

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Llegamos a casa de mi padre es linda y delicada tiene un camino redondo con una fuente en el medio, atrás habían unas escaleras que daban a la puerta.

Papá tiene 5 empresas de arquitectura, muy reconocidas por cierto, y su esposa es diseñadora igual que mi tía solo que no tan reconocida.

Nos encaminamos hacia adentro, si afuera es lindo adentro es hermoso, es como un palacio y yo que pensaba que era poco espaciosa por como se ve por fuera.

Adentro se encontraba una mujer con un parentesco a un ángel era blanca como la leche con ojos grises igual que Dylan y yo, y su pelo negro que le llegaba por el cuello.

- Hola querida- dijo amablemente- Oh por Dios ¿que le pasó?- su cara paso de una sonrisa amable a una cara descompuesta cuando vió a Sebas en los brazos de Dylan- A él hay que llevarlo a la clínica.

-Sí, hola soy Amelía- dije tendiéndole mi mano con una sonrisa. La tomó con una sonrisa preocupada pero aún así era perfecta, ésta señora parece una estrella de cine.

-Mañana a primera hora tenemos que llevaros al hospital- dijo comenzando a subir unas escaleras de media luna haciéndome una señal para que la siga-Ésta es tu habitación tiene dos camas-dijo cuando ya habíamos subido las escaleras, estaba recorriendo con mi mirada la habitación hasta que mis ojos pararon a un punto en la pared donde había una foto en la que estábamos mi hermana, Sebas y yo pero no dije nada sobre ella

-Gracias- le dije.

-No es nada, ésta tambien también es tu casa- me dijo. Le iba a contestar pero john habló primero.

-Ahora me puedes explicar qué es lo qué pasa- me dijo mi padre después de que desmontaron 2 maletas una mía y otra de Sebastian.

-Sí, bueno desde que te fuiste- comencé a decir- Todo cambió- le conté todo lo que ha pasado en la casa hasta el día de hoy.

- Tú eres el causante de todo y el que nos va a salvar por lo menos a Sebas y a mi, me compraras una pequeña casa con un gran patio, si quieres que no este muy construida pues la quiero diseñar yo misma, debes apuntar me en una escuela, mañana buscaré trabajo y la casa- dije, mi padre me miraba con la boca por el suelo al igual que Mary y Dylan bueno el me miraba con una sonrisa preocupada y al mismo tiempo retadora- Desde que hagas eso no te molestare ni nada, solo necesito eso.- hice silencio por unos segundos esperando a que alguien diga algo pero parece que ninguno piensa salir del no tan pequeño trance en el que están así que volví a hablar para despedirme- Me voy a dormir no puedo dejar a Sebas mucho tiempo solo. Buenas noches- todos se quedaron boquiabiertos sin poder procesar nada, bueno todos menos el señor Dylan que me miraba con una sonrisa sancarrona la cual mi puño no le molestaría para nada borrar...

... Me levante al sentir alguien tocando mi pelo y algo húmedo en la mejilla, abrí lentamente los ojos y vi a mi pequeño llorando.

- Ey ¿qué pasa?- le pregunté.

- Eres tan linda- me dijo y le Sonreí- Tu...- dijo pero paró como si no sabe si decirlo o cómo decirlo.

-Yo qué- le dije alentándolo a seguir.

- ¿ Porqué no me odias igual que todos?- dijo y sentí tristeza en su voz

- Pero qué cosas dices- le dije abrazándolo- La verdad es que no se cómo alguien podría llegar a odiarte, además se lo pierden ellos- Ok Amelia si no sabes como alentar a un niño de 5 años mejor cállate- Si lo dices por tu madre-noooo Mr Einstein lo dice por tu abuela por su puesto que lo dice por su mamá- No creas que te odia tal vez las cosas que hace nos hacen pensar a ambos que esa es la razón, pero la razón verdadera es que ahora tiene problemas en la cabeza- Oh señor! ¿Problemas en la cabeza? ¡¿PROBLEMAS EN LA CABEZA?! ¿Porqué tuve yo que ser tú conciencia?- Ya mejorará y verás cómo todo volverá a ser cómo antes. Ahora campeón a levantarse y arreglarse hoy será un día muuyyy largo.

El me sonrió y se paró y se entró en el baño de la habitación y yo fui al del pasillo con mi ropa en manos. Minutos mas tarde ya estaba lista entré a la habitación a dejar la ropa que me había quitado y me encontré con Sebas dando vueltas tratando de ponerse una camiseta. Sonreí un poco y fui ayudarle.

-A ver dejame ayudarte- le dije y el sonrió en respuesta, una vez listos bajamos a la primera planta y ahí se encontraban todos.

-Buenos días- dije alegre.

StrangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora