Capítulo 2 "La verdad"

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Él se acercó lentamente hacia mí.

—Te amo —susurró en mi oído. Se escuchaba dulce como él lo decía, era dulce.

Él se alejo un poco pero, estábamos muy cerca, solo a un centímetro para que nuestros labios se unieran. Sin embargo, como todo lo bueno tiene que terminar. Sentí como alguien me zamarreaba.

—¡Mili! ¡Mili, despierta! ¡Son las 12.24! —gritó mi mamá, tratando de despertarme.

—¿Qué hora es? —pregunté somnolienta.

—Son las 12.24 —repitió.

Esta vez, escuché la hora perfectamente. Y por eso pegue un salto y me levanté.

—¿¡Qué!? —Grité y agarré el reloj— las 12.25, ¿Cómo es que se me hizo tan tarde? —pregunte.

—Dale, levántate y anda a desayunar —me mando mi mamá.

—Sí, ma.

Agarré mi celular y miré si había alguna notificación pero nada. Todo estaba vacío, como siempre. Parecía que mis "amigos" se olvidan de mí al salir del colegio.

Me levanté, me vestí, fui al baño, cepillé mis dientes, lavé mi cara y tomé rumbo a la cocina. Fui a la heladera y de allí saque la leche chocolatada, de un mueble saqué un vaso y un pedacito de pan. Lleve estas cosas al comedor. Todo iba normal hasta que llegué allí y me encontré con dos hombres sentados en las sillas que están al lado de la mesa. Me quedé paralizada.

Uno de ellos era mayor. No podía descifrar cuántos años exactamente tendría, pero estaba segura de que tendría más de cuarenta años. Pues en su cabello que era negro, se le notaban un poco las canas.Tenía piel oscura, pero no tanto. Digamos que era la piel de un latino. Y sí, para mi parecer, él era un latino.

El otro era joven pues, su cabello negro hablaba por sí solo ya que lo tenía bien negro, sin ninguna cana y estaba peinado hacia arriba. Lo que era curioso es que, me parecía conocido. Aunque se encontraba a mis espaldas, me parecía conocido. Seguí observándolo. Un momento, él es el chico el cual me chocó ayer. Él es el chico que miré sus fotos ayer. Es lindo, pero lastima, tiene novia y ella está embarazada. Suerte para ella y mala suerte para mí.

Seguí caminando. Apoyé las cosas sobre la mesa y corrí una de las sillas para luego sentarme en ella. Hasta ese momento nadie habló.

—Hola —saludó el hombre mayor.

—Hola —le contesté, empezando a tomar mí leche chocolatada.

—¿Cómo estás? —preguntó. Parece que quiere conversar conmigo. Pero esto le saldrá mal, pues no me gusta hablar por las mañanas. O al menos a la hora que me levante.

—Bien —respondí distante. De verdad, no me gusta hablar cuando apenas me levanto.

—Me alegro.

—Oye, lo siento. Pero... quién es usted —pregunté sin más vuelta y comencé a mirarlo a la cara. Luego, comí un pedacito de pan y terminé de tomar la leche, esperando su respuesta.

Él miró a mi mamá, la cual estaba cerca. Luego, miró al otro chico. Y finalmente, me miró a mí.

—Mili, yo soy tu padre —dijo.

Comencé a toser.

—¿¡Qué!? —grité—. ¿Mi padre? —pregunté— esto se parece a Star Wars, cuando Darth Vader le dice a Luke Skywalker que es su padre —bromeé— ¿En dónde están las cámaras? —pregunté mirando para todos lados.

Amor ConfusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora