—No, lo siento pero no puedo perdonarte.
—Entiendo. Espero que también comprendas por lo que pasé y puedas perdonarme. Solo el tiempo dirá lo que tendrás que hacer. Aunque necesito que sepas que te quiero y que no fuiste, ni sos, ni mucho menos, serás un error.
—Okey.
—¿Quieres comer? —preguntó nuevamente
—Sí —acepté y bajamos.
❀❀❀
Una semana. Había pasado una semana desde que llegué a "La Gran Manzana".
En esta semana conocí algunos lugares de esta gran ciudad. Como por ejemplo, la Estatua de la Libertad, Central Park, Dave & Buster's, Times Square y aunque le temo a las alturas, el famosísimo Empire State. Obvio que conocí estos lugares con Carlos, ya que si hubiese sido por Scott, no conocía nada y me hubiera pasado todo el día "trabajando" en Columbia Records.
La verdad, siempre me gustó componer y más teniendo un piano en donde poder hacerlo. Asimismo, nunca pensé en trabajar de eso ni tampoco pensé en trabajar para o con mi padre y eso, en verdad, no me agrada.
Con Scott habíamos llegado a un acuerdo; yo escribía y él le daba esa canción a un famoso y después, Scott me pagaba. Por eso no me gustaba trabajar para él. Porque, con total tranquilidad yo podía darle esa canción a un famoso o a quién sea que la vaya a cantar. Pero no, Scott no quería que fuera así. Por lo tanto, podríamos decir que, no quería que mi padre decidiera sobre qué hacer con MIS CANCIONES.
Hablando de eso, una vez más, tenía que ir a Columbia. Por eso, me desperté temprano e hice la misma rutina de todos los días; levantarme, ir al baño, lavarme la cara, cepillarme los dientes, vestirme, bajar, preparar el desayuno, desayunar y, por último, salir de mi casa e ir caminando hasta el lugar que pronto me pertenecería.
Llegué a Columbia a las 8.15. Estuve ahí un par de horas. Compuse algunas canciones y, también, grabé algunas pistas en el estudio de grabación. Cuando salí de mi lugar de trabajo eran, aproximadamente, las 12.33. Lo que significa que tenía que almorzar. Y eso era lo que haría. Sin embargo, al salir noté algo del cual no me había dado cuenta; estaba lloviznando. Así que, entré al edificio que estaba a mi espalda y fui directamente a hablar con Scott.
Toqué su puerta y como escuché un adelante, entré.
—Necesito que me lleves a casa —le dije al entrar a su despacho.
A Scott le molestaba que yo esté ahí. Me di cuenta de eso ya que su mirada seguía en la ventana. Entiendo que, comprendió por qué se lo estaba pidiendo ya que se levanto y respondió:
—Vamos
❀❀❀
Estaba en el baño, duchándome. Hacía ya una hora que había llegado y quince minutos que había entrado al baño. Minutos más tarde, comencé a sentir una respiración, además de la mía.
—¿Quien está ahí? —pregunté.
Me estaba poniendo nerviosa, pues, había alguien en el baño que podía estar viéndome desnuda. Y, encima, no respondía mi pregunta.
Cerré la canilla y repetí la pregunta:
—¿¡Quien esta ahí!? Esto no es gracioso.
—Un chico, preciosa —contestó una voz masculina. La cual no tenía ningún parecido a la de Scott ni Carlos.
Reí sarcásticamente.
—Que chistoso —dije de forma sarcástica.
—Espero que no te moleste, pero adoro ver como se bañan las mujeres.
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Amor Confuso
Teen FictionMilagros Elizabeth Greenrace es una chica de 17 años que va a cursar el ultimo año de preparatoria. Para su madre, ella es una hija ejemplar. Milagros, vive en Argentina con su madre. No conoce a su padre y eso no le importa. Aunque, le molesta que...