Capítulo 8: Mi mejor amigo.

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—Mira, hay que dar gracias de que no estemos muertos y que estemos en esta aldea para los dos solos. —Yo miro a Noah con cara extrañada—. Sí, bueno, al menos aquí no nos van a matar los monstruos oscuros, y tenemos comida y ropa para al menos tres meses, y también refugio, no nos podemos quejar Nicole.

—Yo es que... perdona, pero sigo pensando en...

—Ya, lo sé, en que nos conocemos desde pequeños. —Yo asiento con la cabeza—. Bueno y qué más da, ¿no te acuerdas de nada más no? —niego con la cabeza—. Entonces hasta que no recuerdes nada más todo sigue igual, esto no significa nada, además, ¿estás segura que era yo? Igual era otro niño con mi mismo nombre.

—¡Pues claro que eras tú!

—Te has dado un golpe en la cabeza, igual también ha sido eso. —iba a decir algo, pero siguió hablando—. Bien, hay que repartir tareas, ¿tú qué quieres hacer?

—Cocinar y colocar las cosas de la caja.

—Vale, entonces yo haré unas cuantas armas por si nos atacan.

—Anda, aquí sí que me dejas estar en cocinas y allí no.

—Pues claro, estamos solos y nadie te puede conquistar aquí, en cambio allí sí, corría el riesgo de que alguno se enamorara de ti en la cocina.

Abro los ojos y la boca como platos.

—¿Que- qué acabas de decir?

—No es por lo que tu piensas, no es que esté celoso ni mucho menos, es que hay una norma de que si viene algún día alguna chica no... no nos podemos enamorar de ella, eso es todo —responde nervioso.

No sé yo si me está diciendo la verdad.

—Ya, ¿y por eso no me dejabas estar con otros chicos en cocina? —pregunto con las manos en mi cintura sin creer lo que me está diciendo.

—Exactamente. —Yo me acerco a él segura y sonriendo de lado.

—Pero sí que querías que estuviera contigo.

—Claro, yo sé que nunca me podría enamorar de ti, no eres mi tipo. Algo dentro de mí me ha dolido, muy en el fondo, pero me ha dolido.

—Entonces porque me besaste la otra noche. —Me alejo un poco de él algo dolida.

—Porque bebí y no sabía bien lo que hacía. —Se marcha de ahí, dejándome sola.

Que va a beber, si hubiera bebido me hubiera dado cuenta por el aliento a alcohol, en fin, mejor dejarlo estar, ya estoy bastante hecha polvo, aunque no sé porque, me debería de dar igual lo que diga el neandertal sin cerebro.

He pasado lo que quedaba de tarde colocando las cajas en las cabañas, que rabia me da el tener que compartir habitación con Noah, eso sí, la lleva clara si piensa que va a dormir conmigo en la cama, él duerme en la hamaca como que me llamo Nicole.

—Vaya, ya has colocado todo, que rápida. —No le contesto, aún estoy enfadada—. Hey, ¿qué te pasa? —dice cogiéndome de la cintura, se muerde el labio y yo le miro asombrada.

—Déjame. —Me separo bruscamente.

—Como quieras, me voy a dar una ducha, he descubierto una bañera en nuestra cabaña y hay agua limpia.

—Pues vale —le digo sin ninguna importancia, yo sigo colocando los alimentos que hay en las cajas en la cabaña cocina.

A la media hora más o menos termino de colocar todo, voy a descansar un poco a la cabaña que tengo muchas ganas de acostarme en la cama.

Tú, mi enemigo, mi amor, mi vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora