Capítulo 3

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Inmediatamente cogí impulso para saltar y colocar bien el trozo de techo que se había movido. No conseguí hacer nada, por lo que salté otra vez. Seguí saltando hasta que la placa encajó en el agujero. No sabía por qué estaba encubriendo a Jean. Puede que sean instintos o algo así. Seguramente le pillarán si hace algún tipo de ruido o levanta sospechas

Escuché el sonido de una puerta cerrándose y me sobresalté, creyendo que me iban a pillar intentado cubrir a alguien incumpliendo las normas. Entonces caí en que solo era alguien que había salido del baño de hombres. Inspiré profundamente para relajar mi respiración.

Fui a hacer lo que había ido a hacer al baño. Al salir, fui a buscar a Shana para tener algún tipo de compañía conocida. Este lugar daba escalofríos. Pensar en cómo acabaría esto daba escalofríos, mejor dicho. Avancé rápidamente por el largo pasillo aún pensando cómo se las ingeniaría Jean para no ser descubierto. Algunas personas caminaban de aquí para allá apresuradamente, casi corriendo.

- ¿Para qué tantas prisas? -pensé-. No hay donde ir.

Shana me estaba esperando en la sala común. Algún que otro chico pasaba, la miraba y sonreía de forma pervertida. Después se juntaba con su grupo, murmuraban cosas y después reían como si fueran estúpidos. Mis ojos recorrieron por encima la sala. Pude observar que la mayoría tenían ya un grupo de gente con los que estar acompañados. Lo que suele pasar incluso cuando somos niños y entramos al colegio: buscas un grupo con el que pasar todos los años que se va a permanecer ahí y, lo normal es que, a no ser que pase algo muy malo, dura para el resto de los días que pasas ahi. Supuse que mi grupo a partir de ahora iban a ser Shana y Edmond.

Suspiré intentando calmarme, ya que mi corazón aún iba deprisa. La escena de hace unos minutos aún estaba dando vueltas en mi cabeza haciéndome sentir la misma adrenalina que antes. Justo cuando me situé delante de Shana, algo en mi cabeza me indicó que no le dijera lo sucedido.

- Hasta que por fin llegas -comentó la pelirroja. ¿Tanto había tardado?- . Tengo la sensación de que me observan -me giré para encontrarme con la mirada del chico que antes miraba a Shana.

- Déjalos estar. Solo son chicos que, a pesar de estar encerrados en no se sabe qué lugar de la tierra, solo piensan en a quien van a pescar para la próxima - iba disminuyendo el volumen de mi voz hasta acabar en un susurro casi inaudible. Puede que estuviera siendo demasiado pesimista en esos momentos, pero no veía otra forma de afrontarlo.

Presentía que el dolor psicológico de haberme retenido durante semanas en una sala desquiciante sin apenas poder relacionarme con nadie iba a tardar bastante en irse y, doy por hecho que estaremos mucho más tiempo aquí, básicamente porque nos están preparando para una guerra y no creo que nos suelten sin haber logrado su objetivo. Y nadie puede venir a rescatarnos porque si dicen ser el ejército, ellos son la policía y nadie puede denunciar nuestra pérdida.

Nunca creí estar en esta situación. Nadie de los presentes se habría imaginado estar así.

-¿Vamos a comer? Ya es la hora- asentí despejando mi cabeza. No valía la pena seguir lamentándome por lo que ya no tenía solución. Me prometí a misma no volver a pensar en estas cosas, aunque yo misma sabía que tarde o temprano rompería esa promesa.

-Por supuesto.

Durante la comida no hablamos y Jean no apareció. No hicimos nada en todo el día excepto sentarnos e intercambiar algunas frases. Finalmente Edmond se nos unió, amainando un poco la tarde.

-Menos mal que mañana empezamos. Tener que estar así todos los días... nos volveríamos locos. -después de un segundo callados, Shana habló.

- ¿Qué pensáis que vamos a hacer mañana?

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