Desperté a primera hora, cuando la fuerte luz del sol comenzó a atravesar la mal cerrada persiana.
Otro horrible día comenzaba.
Caminé hacia la puerta de salida, ya completamente listo para asistir a la universidad. Vi a mi madre enfadada, bebiendo alcohol, como todos los otros días. Desvié la mirada y me dirigí hacia el instituto cuando noté que la furiosa mujer posó su vista en mi y me gritó "Jack".
Con tan solo 17 años, ya estaba en segundo año en la universidad. Gracias a mi inteligencia, de joven me habían adelantado dos cursos, a los que en mi edad no debía estar. Esa también era razón por la que nunca encaje en ningún lado, y raramente alguien me dirigía la palabra.
Nada atento a lo que el profesor explicaba, comencé a bocetear gatos en mi cuaderno de apuntes. "Si igual ya se lo que está diciendo, para que escucharlo", pensé.
No tenía amigos, tampoco alguien con quien hablar. Siempre estaba callado, solitario y distante. Rumores sobre mí corrían por todo el colegio día a día, me decían chistes molestos y absurdos sobre mi cabello blanco, y como si fuese poco, problemas en casa también tenía.
"Lo extraño tanto", pensé. "Recuerdo cuando me subía a su espalda y me lanzaba al mar, en los calurosos días de verano."
A quien con tanta nostalgia recordaba era a mi difunto padre, el hombre que más amaba. Después de su muerte, una no muy bonita a decir verdad, mi madre no volvió a ser la misma. Siempre estaba borracha, drogada o con otro hombre en la casa. Yo no sabía de donde sacaba dinero para mantener gastos diarios, pero tampoco me interesé mucho en eso. No me quedó otra que aprender a vivir sin alguien que me cuide, y comencé a realizar las tareas domesticas yo mismo. Desde cocinar hasta mantener la casa presentable.
Al estar tan distraído pensando en eso, no escuché el timbre del recreo. Me di cuenta solo cuenta cuando el azabache se acercó a avisarme.
Ese chico... alguna que otra vez hablaba conmigo. Era tan amable, pero nunca pareció interesarse mucho en mí. O por lo menos eso creía.
Luego de agradecer me retiré al patio a revisar mi móvil, el cual pude conseguir por mis propios medios. No tenía redes sociales, solo me divertía leyendo y jugando en aquel aparato.
El día acabó al igual que todos los demás: aburrido y solitario.
Sin ganas de volver a casa, me decidí a ir a mi lugar favorito. Este sitio era un pequeño bosque donde me podía sentar a leer con la escasa luz del sol que llegaba, gracias a las grandes copas de los arboles.
Vi como los pájaros y aves volaban a mi alrededor, haciendo piruetas y chillando, atrayendo mi atención.
Y así fue como empecé a pensar y recordar muchas cosas.
¿Por qué tengo que aguantar esta horrible vida? Realmente deseo morirme.
Si, seguro que si muero a nadie le importa. En todo caso les alegra.
Papá... el si era quien me hacia feliz y me daba ganar de vivir...pero todo eso tuvo que pasar... ese maldito hombre me quitó lo que más amaba, lo mató delante de mí y...yo no pude hacer nada.
Madre... nunca va a volver a ser la misma... extraño tanto a la mamá que me daba caricias, me quería y me cuidaba como si fuera de cristal.
No... ya nada va a ser como antes...
Dejé caer unas cuantas lágrimas, saladas como el mar. Lloré en silencio, abrazándome a mi mismo, recordando tanto cosas tristes como felices. Y cuando me quedé sin agua que derramar, me decidí a regresar a casa.
En el camino a mi supuesto hogar escuché una melodía que me llamaba la atención. "¿No soy el único aquí ?" Pensé mientras me encaminaba hacia donde venía aquella melodía. Era una guitarra, la pude reconocer por el sonar de las cuerdas. Al acercarme vi de quien se trataba.
"Es el" volví a pensar mientras miraba al chico de cabello azabache con quien hablaba aveces en la universidad.
El otro pareció notar mi presencia y volteó encontrando su mirada con la mía y, una sonrisa se dibujo en su rostro.
- Hola pequeño- Me saludó amable
- H-Hola - Le devolví el saludo algo sonrojado ante ese apodo que siempre me decía cada ves que hablábamos.
- ¿Qué haces por aquí? - Me preguntó.
- Eso igual te pregunto yo - Dije mirándolo.
El seguía sonriendo.
- Adoro venir aquí a relajarme, pero - Me miró - ¿Tú que haces aquí solo, pequeño?
-También vengo aquí por eso... pero ahora voy a regresar a casa.
-¿Quieres que te acompañe? -Sugirió.
-N-no lo se, si tu quieres... -Respondí.
Asintió alegre y nos encaminamos a donde yo vivía. No hablamos mucho en el camino, pero me alegró bastante el hecho de que quisiera acompañarme.
-Gracias -Dije tímidamente al llegar a la entrada de mi casa.
-Por nada, pequeño. Nos vemos. -Se despidió con la mano y me dedicó una última sonrisa.
-Adiós -Contesté para luego abrir la puerta y encerrarme en mi cuarto.
Me duché y me acosté en mi cama calentita, pensando en mañana regresar al bosquesito con la ilusión de encontrarme nuevamente con ese chico.
-Town, así se llamaba, ¿no? -Susurré para mi mismo antes de quedarme dormido.
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Hasta que te conoci (yaoi) [Concurso lemon]
RomanceComo me arrepiento de haberme suicidado aquella noche, haber abandonado al ser que mas he amado por solo una anormalidad en mi cuerpo y por aquella miseria que me trajo un ser diabólico. Sigo vagando por este bosque en busca de tu mirada hermosa, se...