Capítulo 12
Hoy es el día de la fiesta. Mientras mi hermano y yo preparamos la casa para ésta, mis amigos están enviando las invitaciones. Aún no le he dicho a Júpiter lo que escuché pero, no sé si decírselo. Aunque le he estado enviando indirectas durante todo el día, no ha pillado ni una sola. Estoy preocupada, hoy la fiesta, mañana a estudiar y el lunes las malas noticias.
Estaba colocando el cristal para que nadie entrara en las habitaciones a no ser que tuviera la llave, cuando llamaron al teléfono. Todos nos quedamos parados pero fui yo a cogerlo.
-¿Diga?
-Hola Sandra-decía mi madre a través del teléfono-. Acabamos de llegar. ¿Qué tal estáis?
-Bien, muy bien. ¿Y vosotros?
-Bueno… bien, gracias cariño. Bueno…cuando volvamos tenemos que daros una mala noticia.
-¿De qué se trata?
En ese momento, se cortó la llamada. Seguro que la cortó ella. Cuando colgué el teléfono, me fui a mi habitación. No tenía ganas de que el lunes llegará y nos lo contaran. ¿Por qué se van a separar? Aún no sé el motivo pero, duele que todo esto me esté pasando a mí. Me quedé en mi habitación mirando por mi ventana, había unos niños jugando con sus padres echándose agua. Me recordaba a como nos divertíamos cuando íbamos de viaje y parábamos en algún sitio para comer, mientras comíamos mis padres hacían bromas diciendo cosas de los coches que pasaban. Siempre nos decían una historia de sobre cada familia y sobre cada coche, que si eran personas que viajaban sin rumbo o que un hombre iba a coger un disco porque la radio se le había roto de tanto que sus hijos jugaban en el coche con la pelota. Decían muchas cosas que no tenían sentido pero, echó de menos esos momentos en los que estábamos todos unidos. Ahora no sé si lo consiguiéramos volver a ser una familia dentro de poco.
Se abrió la puerta, era Júpiter. Llevaba algo en la mano. Pero, me empezó a mirar a mis ojos verdes entristecidos. Y empezó a hablarme:
-He escuchado la conversación de teléfono. ¿Estás bien? No ha dicho nada malo aunque, ha sido algo corta.
-Sí, estoy bien. Bueno… lo que puedo estarlo. Al menos tú no sabes la mala noticia que nos van a contar.
Júpiter me miró sorprendido con los ojos como platos. Como si supiera lo que yo sabía.
-¿Lo sabes? Sabes que papá y mamá se van… a…-me empezó a decir.
-¿A divorciar? Sí-me adelanté.
-¿Cómo sabes que se van a divorciar? Si nos lo dirán el lunes o, al menos, eso se supone.
-Los escuché ayer nada más volver de…-aún no le había dicho que había quedado con Meison por lo que no quería remover más el terreno-. Bueno… nada más volver. ¿Desde cuándo lo sabes tú?
-Desde que lo decidieron- me quedé muda. No sabía qué decirle. ¡Él ya lo sabía! Pero, continuó.
-Estaba volviendo de la fiesta que se formó el sábado pasado, y venía oliendo a alcohol y a tabaco, por lo que trepé hasta la ventana de mi cuarto-bajo la mirada-. Estaban discutiendo. Intentando que no escucharan que acaba de llegar, escuché toda la conversación. Estaban discutiendo por una cosa de una chica y un tal Meison-me quedé blanca. Estaban hablando de mí y de Meison-. En un momento, mamá estaba harta y le dijo a papá que quería el divorcio, que su hija no se merecía que tuviera más problemas de los que tiene una a su edad gracias a él. Papá respondió sólo una palabra: vale. No quería que te preocuparas, pero desde que pasó esto, han estado más alejados y papá más pendiente de ti que nunca. Ni siquiera papá a dormido en casa, seguramente no te habrás dado cuenta porque le han llamado del trabajo y decía que tenía que hacer una cosa urgentemente y que volvería tarde. Aunque también has estado un poco ida estos días como para que no te dieras cuenta.
-No lo sabía.
-Por eso he organizado esto para decírtelo ahora antes de la fiesta y que afectara de una forma diferente a la que me ha afectado a mí. Aquí tienes con quién desahogarte.
Me senté en la cama. Estaba dolida. Mis padres se van a separar por mi culpa. Júpiter me vio sufriendo y se sentó a mi lado. Me quitó un mechón de pelo de la cara y me abrazó. Yo llorando y él diciéndome sólo y únicamente:
-No es culpa tuya ni mía. Se han peleado desde siempre. Ahora tenemos que estar más unidos que nunca.
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El amor más allá de la vida
RomansaSanadra es una chica de 15 años que, por tradición familiar, tiene que escribir en un diario. A los pocos días de empezar escribir en su diario, aparece Meison que le cambia la vida.