Capítulo 8: 100 días

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No hablo mucho con Liv, me da miedo que sea una trampa de los arcángeles en uno de sus planes para capturar a los peligrosos que se oponen a sus leyes. De todas formas, el jóven arcángel dijo que hoy supuestamente Hunter vendrá a su casa y él se iría a una reunión en no-sé-dónde. ¿Acaso ese Liv es un arcángel que desobedece las reglas también? Vaya, y yo creía que era rebelde al enamorarme de lo prohibido...

Aunque el chico no me cae mal, aunque bien podría ser mi hijo -ya que nació mucho tiempo después que yo- y me es raro que quiera ayudarme a desobedecer, literalmente. No creo que a su hermano le guste esto, no parecían llevarse demasiado bien.

He estado en una habitación sin mucho que hacer, mantenido el perfil bajo. Me traen comida y me quedo junto a mis pensamientos, o cantando. Lo cierto es que, ¿qué más puedo hacer? Mi vida ha sido estar en una misma casa, sin salir salvo a escondidas. El único amor que conozco es de ese que escucho hablar entre el cotilleo.

Padre y madre me han traído las pocas pertenencias con valor que podría necesitar, un poco de ropa, un poco de todo. Entre esas cosas, tomo la pequeña esfera de cristal que contiene tantos momentos de mi vida, incluso algunos que duelen mucho; cualquier cosa que quieras guardar en ella, mientras seas su propietaria, quedará intacta ahí, y con tan solo un pequeño toque puedes ver cada recuerdo que hayas guardado.

Dejo la esfera escondida detrás de la almohada, me recuesto sobre la cama y me quedo mirando el techo.

¿Amaré a Hunter y por eso lo extraño tanto?

Es cierto que ya lo conozco desde hace bastante, como también lo es que hace mucho que no le veo y eso me preocupa... ¿Y si lo mataron?

-¿Aeraki? -llaman a mi puerta y entra el chico arcángel de esos ojos tan azules.

Él se sienta a mi lado y yo me enderezo.

-¿Prometes no decir que te he ayudado? -pregunta él.

-No diré nada, además no sé tu nombre.

Y es cierto, no sé mucho de los hermanos Liv, tampoco sé quién es quién. Sus nombres son desconocidos para mí. ¿Cómo revelarlo sin siquiera saber ese dato? ¿Cómo revelarlo si me está ayudando?

-Genial. Mira, es complicado mantener un secreto como el tuyo, ¿sabes?

Trago saliva. -Lo sé.

-¿Realmente te gusta él?

-Yo... Él me hace sentir diferente... -lo pienso-. Feliz -digo-, me hace sentir feliz.

Liv ladea una comisura de su boca. -Ya veo, todos queremos sentirnos felices al menos un momento, sin importar qué pase luego. Lo siento chica, estás enamorada... de un demonio.

Yo me quedo callada, saboreando sus palabras en mis pensamientos. Enamorada, eso suena fuerte... Pone una mano en mi hombro, y sonríe parándose, caminando hacia la puerta de mi habitación.

-Por las dudas -dice girándose para hablarme nuevamente-, para que nadie entre, he dejado desactivada la seguridad, no sea que un demonio cruce las barreras de mi casa para ver a una amiga -me guinea un ojo y se marcha.


Pasan los minutos y ya no siento ninguna presencia en la gran casa, ni guardias vengadores, ni ángeles cerca. Nadie está, salvo yo. Me atrevo a salir de las cuatro paredes que me mantenían rodeada. No entiendo cómo puede ser tan grande todo esto y que sólo viva una persona, es demasiado... Voy hacia la cocina y tomo algo de comida, luego emprendo mi recorrida por un pasillo que contiene muchos retratos y cuya salida es una puerta que da hacia, lo que supongo que es, un patio.

Efectivamente es un pequeño jardín interno con grandes flores y un pequeño estanque. Me siento a su lado y comienzo a tocar el agua sin realmente pensar en algo. Me estiro en el pasto y cierro mis ojos.

Tal vez no venga, es demasiado peligroso, seguro usa la razón y no viene.

Pero me equivoco, ya que al abrir los ojos, una mirada ámbar mezclada con toques miel me da la bienvenida al calor que tanto he esperado.

-Hunter -susurro.

Y antes de poder decir más, sus labios tocan los míos en un compás dulce, por primera vez. Y no tengo miedo de que estoy besándole, no tengo miedo de qué pueda pasar si estamos juntos, porque si no estoy con él, es como si no viviera.

Y así existí desde mi nacimiento, morí antes de nacer, pensando que vivía, pero todo era mentira ahora que descubro la realidad.

-¿Por qué me has besado? -le pregunto, confundida.

Él sólo sonríe.

-Porque en este tiempo que pasé lejos de ti, me di cuenta de cuánto me hacías falta, y de que rompería cualquier regla, solamente por estar un minuto más contigo.




Almas de cristal [#4 PRECUELA ORÍGENES CRISTAL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora