Capítulo 11: 2 días

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Tal vez hice mal en preguntarle aquello. Él me ha ayudado y quiero saber su nombre, pero el saberlo hace las cosas más complicadas para él. Así que simplemente no espero que conteste y comienzo a andar lejos de él, pero sin embargo pasa algo inesperado.

Algo que hace que me detenga por una fracción de segundo.

Emmanuel, se repite su voz en mi mente.


Me quedo en silencio mientras nos escabullimos fuera de su área, quedando demasiado cerca de mi casa, como estaba planeado en un primer momento: ir y buscar mis cosas. Pero es demasiado peligroso, no estoy como para enfrentar a mis padres, o a algo mucho peor.

¿Qué puede ser peor? Y, mis padres con una gran tropa vengadora... sin dudas eso suena a problemas. Tirito al imaginar qué podría pasar.

Mis pensamientos son interrumpidos por Hunter, un Hunter ansioso, nervioso, muy preocupado para ser él... -¿Estás segura de ésto? ¿De irte? ¿no quieres que yo entre a tu casa? Sería mejor que yo quedara como el vil demonio que secuestró a la futura prometida del arcángel más poderoso -dice bufando-, no quiero que piensen cosas feas de ti, muñeca.

-No, no entrarás ni yo pasaré por ahí. He decido que es mejor no arriesgarse... ¿sabes? Mejor nos vamos -le tomo del brazo, alejándonos de mi pueblo natal-. Cuanto más lejos, mejor será.

Él achina los ojos, dándole un aspecto realmente adorable.

-¿Dónde está Aera y qué hiciste con ella?

Le sonrío. -Enamorada de su novio, no creo que pueda contestarte ahora.

-Maldito suertudo -me sonríe también, pero luego vuelve a esa expresión de terror-. ¿Segura?

-Da igual qué se diga de mí, no es verdad -sigo-, no importa qué piensen, eso es inevitable. Vamos...

-Pero se dicen muchas mentiras de mí, es más fácil que no se metan contigo y me echen a mí la culpa...

Le doy un casto beso. -Si se meten contigo, lo hacen conmigo, Hunter. Y no se hablará más del tema.

Comenzamos a caminar en camino hacia el bosque, pero siento una presencia; una muy inquietante. Mi estómago empieza a rugir de una forma extraña, y antes de poderme dar cuenta, tiro de Hunter para esconderle detrás de un árbol. Sí, el mejor escondite de todos. Aplausos para mí.

-Intenta camuflar tus colores... Viene alguien.

Junto a la oscuridad de la noche, no es muy difícil que Hunter se esconda a tiempo, antes de que, efectivamente, un ángel vengador receloso pase por mi lado y se detenga mirándome con una expresión muy curiosa, pronto pincha en mí la familiaridad.

-¿Emmanuel? -le pregunto.

El ángel comienza a reírse de mi pregunta y ladea la cabeza, mirándome con ojos fijos y tomando de nuevo una expresión que da miedo y niega.

-Típico. No, no soy él.

-Oh, eres su hermano...

Pone una cara de asco y, con pesar, asiente.

-¿Qué haces aquí? Juro que sentí una presencia extraña... -cuestiona.

-Yo sólo caminaba... Ya sabes... Quieren que me comprometa mañana y ¡no! gracias. En fin, necesito aire.

-Ya, no diré que te entiendo porque sería mentira, no podría saber qué se siente estar comprometido con alguien... Uh, lo siento -sacude la cabeza-, no debería hablar contigo. De hecho, debes ir a tu casa, las cosas están algo extrañas últimamente. Todos muy paranoicos.

Se forma un nudo en mi garganta.

-¿Po-por qué?

-Tus padres se preguntan por qué estás así de diferente con ellos. Y además hay rumores de demonios que circundan por la ciudad -chasquea su lengua-. Ya sabes... Oh, por cierto, mi nombre es Owen, soy el hermano malo -rueda sus ojos.

-Soy Aeraki Nev, aunque creo que lo sabes.

Él sonríe pero su mirada se fija atrás de mí. Oh, no. ¡No jodas! Puedo ver como un montón de expresiones pasan por su rostro que conserva las características de un niño, aunque reacciona como adulto, justo como su hermano... pero distinto.

-¡Joder! ¡Aeraki, sal de acá! ¡Hay un demonio!

Antes de poder decir algo, Hunter sale de su escondite y se arroja encima de Owen. ¡Mierda! Comienzan a darse golpes que no se ven nada bien.

-¡Corre! ¡Corre ahora! -me grita Hunter.

-¡¿Le conoces?! -me reprocha Owen- ¡Es un demonio! ¡Es peligroso!

Y yo grito al ver como más ángeles se acercan a nosotros.

-¡Allá hay más demonios! -exclamo distrayendo a los demás vengadores junto a Owen. Entonces veo como Hunter saca sus alas a la luz de la luna y junto a mí, escapa antes de que puedan accionar los demás.

Ahora sí estamos jodidos.

-No voltees -dice Hunter-, no voltees Aera.

Y ahí es cuando un portal se abre adelante de nosotros y tomo su mano antes de que intente algo, enviándonos a los dos a la oscuridad pura.




Almas de cristal [#4 PRECUELA ORÍGENES CRISTAL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora