Epílogo

12.8K 1.4K 51
                                    

Josha permanecía al lado de la niña, oculto en las sombras, mientras la veía crecer. La pequeña, de apariencia humana, había heredado los rasgos de sus padres mortales, pero había algo en ella marcado. Así como la presencia de Aeraki y Hunter. Tal vez fuese la nariz de Aeraki, o la forma en que revoleaba los ojos, inclusive se podría mencionar su risa. Y, ¿qué decir de la voluntad de Hunter? La fuerza y la valentía del muchacho estaban en ella, intactas, como también cuando ella fruncía el ceño.

Emma no había podido conocerlos, pero eso no parecía haber dificultado quedarse con pequeñas partes del pasado que ella desconocía totalmente, al igual que casi todos, menos un grupo reducido de personas que, en su totalidad, no eran humanos.

Josha se sentía bien al saber que la pequeña era tan saludable y que el amor no faltaba en su nueva familia. Su pequeño hijo, Steven, se había dispuesto a cuidar de ella; era como si el hombrecito hubiese sido flechado por la exótica pero fantástica belleza de la niña.

Sólo que Josha temía algo: al futuro.

Él sabía que ella crecería, y de forma natural, como lo hacían los nephilims y los humanos. Los años volaban como ella, con su personalidad algo diferente al resto de sus compañeros. Él la quería como una hija, y le enorgullecía saber que ella nunca se traicionaba a sí misma, incluso cuando sentía que algo iba mal en ella porque se sentía ligeramente apartada del mundo que la rodeaba. Sin embargo, a pesar de todas las hermosas emociones mezcladas con la satisfacción de verla feliz, Josha contaba con aquel día en el que Emma,  cuando llegase a una edad madura, emprendería su proceso de transformación, de adaptación genética. De aceptación hacia sus otras dos naturalezas. 

Ese sería el momento en el que la vida para ella se detendría, como les pasaba normalmente a cada ángel y a cada demonio. Ahí aparecería el primer atisbo de sus poderes, y realmente en ese momento podría saber qué inclinación tendría. Sería decisivo. Para explicarlo de una forma a Steven, aún siendo pequeño, él se había propuesto la siguiente imagen visual: ella construiría su propio puente y podría elegir qué bloques usar: si los de los ángeles o de los demonios. Tenía que hacerlo con equilibrio, usar ambos para construir uno bien sólido, porque la mayoría de uno y la falta del otro, podían hacer que ella se perdiera. Y todo eso cuando se enterara la verdad de su pasado. Y para poder enfrentar a su destino, primero deberá enfrentarse a sí misma.

Josha había decidido proteger esa verdad a toda costa. Él se comunicaba de vez en cuando con Emmanuel, y éste le ofrecía información de cómo iban las cosas en el cielo. Al parecer, todos habían olvidado la existencia de Emma, salvo Theodel, que no descansaba y se había llevado la atención de Owen, su otro hijo.

Con Owen, Josha tenía un dilema. Él admitía que no fue un padre ejemplar para sus hijos, y se reprochaba constantemente por ello. A veces argumentaba que Owen era muy orgulloso como para darse cuenta de cuál era el punto de Josha.

Pero lo que no sabía, es que ambos estaban equivocados. 

Aún en la distancia, ellos se necesitaban porque, a pesar de que no quisieran hablar sobre sus sentimientos, tal vez, muy adentro, todavía conservaban amor. Josha estaba seguro que Owen estaba en su corazón... Pero, ¿Owen pensaría lo mismo? 

Josha se había propuesto no solamente cuidar de Emma lo que durase su vida, sino que remediar las cosas con Owen, a como diese lugar. Encontrarse con su hijo, metafóricamente perdido, era una prioridad.


Owen simplemente no solucionaría nada evadiendo a lo que le quedaba de familia, y lo sabía. Mucho menos intentando ir en contra de lo que Emmanuel y Josha querían, que, al fin y al cabo, fue lo que Owen se propuso hacer cuando se unió a los ángeles vengadores, rechazando la oportunidad de ser un arcángel como su hermano gemelo. Siguiendo, al principio no tan convencido, las reglas de Theodel.

El joven se sentía desamparado, su madre ya no estaba porque había sido herida por el abandono de su padre; éste siempre prefirió más a su gemelo e, incluso en su reclusión en la Tierra, se mantenía en contacto con el hijo predilecto. En cambio, él, estuvo solo y así se las apañó. 

De alguna forma u otra, Owen se las arregló para no delatar a Emmanuel, porque él realmente sabía que su hermano y su padre estaban detrás de algo demasiado... escandaloso. Ser la oveja negra de la familia bastaba, no necesitaba añadirle el apodo de "traicionero" a su fichero de identidad. No era tan desapegado como para querer el sufrimiento de su propia sangre. Por ello, y a regañadientes, si Emmanuel necesitaba una mano, él se la daría... a pesar de que no fuese de buena manera. 

Owen no podía olvidar la expresión de terror que vio en Aeraki en su última hora de vida, cuando la estaban llevando a su encuentro letal. Aveces se quedaba pensando en finales alternativos, ese típico cliché de preguntarte a ti mismo el "¿qué hubiese pasado si...?". Él sentía que era un capítulo que no había cerrado, y eso sí podría discutirle a su hermano. La niña. El tesoro que Emmanuel escondía como si se tratase de su propia vida. ¿Y lo peor? Que Josha la protegía como nunca lo hizo con él. Al igual que al estúpido nephilim que tenía de medio hermano.

 ¿Cómo pudo Emmanuel ayudar a escapar a un demonio y a un ángel que, misteriosamente, habían logrado unirse para formar una nueva vida? Eso Owen no podía consentirlo, había oído demasiadas historias sobre el producto de todo eso. Era una niña, pensaba. Una niña que podría destruir a todos, terminar con ellos porque había maldad en ella, tal y como le habían dicho una y otra vez. Podía aparentar ser inofensiva, pero no era así. Y aún sabiendo eso, cubría al idiota de su hermano. Por ese motivo se anotó para ir en busca de la criatura al pasar los años. Owen lo imaginaba como una forma de enmendar que ocultase semejante verdad, tanto a los vengadores como al mismísimo Theodel, y, además, corregir la imprudencia de Emmanuel.

Lo que Owen no imaginó nunca, es qué pasaría una vez que conociera a Emma Cusnier en persona.




Almas de cristal [#4 PRECUELA ORÍGENES CRISTAL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora