Capítulo 9: 60 días

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Volvemos a encontrarnos en el bosque, ya no lo vigilan más desde hace tiempo, pero no falta mucho para que vuelvan a hacerlo. Yo estoy ansiosa, he mordido todas mis uñas y ya casi no queda una gota en mis lagrimales para demarrar. Le amo, eso es innegable. Sino ¿cómo explicar lo que hemos hecho juntos? Saltamos cada regla entre nuestras especies, reglas que harían de nuestra aventura una perdición, de nuestro amor sólo recuerdos perdidos y pensamientos silenciados por una muerte tortuosa.

Él es un demonio, sí. Un demonio que rompió todas mis barreras, todas mis leyendas sobre ellos. Que me mostró la verdad que tanto nos ocultaban. Yo era ingenua, rebelde con un par de cosas, pero ingenua. ¿Cómo pude temerle en un primer momento? ¿Cómo ahora puedo anhelar tanto que su boca toque la mía, y nuestros cuerpos se fundan? ¿Cómo dos especies tan diferentes se pueden unir en una sola alma?

Ya no podemos escondernos, cada vez se hace más imposible, Intento no frecuentar la mirada de padre y madre, ellos lo sabrían al instante. Cualquiera que tuviese poderes sensoriales podría saberlo. Yo misma la siento, y la sentí incluso antes de que hubiera vida en ella, pero tuve miedo de decirlo, miedo de que él supiera la verdad, ¿me querría igual? ¿Querría esto?

¿Qué hacer? ¿Qué hago? Principalmente debo hablarle, mirarlo a los ojos y decirle la verdad, mi verdad y nuestra verdad. ¿Y después? Bueno, correr por nuestras vidas. ¿Adónde? No puedo saberlo.

Veo a Hunter correr hacia mí y rodearme con sus brazos, yo comienzo a llorar sobre él.

-Cielos, Aera, ¿qué ocurre amor? Mírame, ¿qué pasó? -yo comienzo a negar sin decir nada y sólo sollozar, ¿cómo empiezo?- ¿Tiene que ver con tus padres y su tonta decisión de tu casamiento organizado?

Lo abrazo fuertemente, me aferro a su pecho desnudo, ese que conozco lo suficientemente bien como para describirlo de memoria. Él besa mi frente, inclinándose hacia mí.

-Dime, amor... Por favor, así yo no puedo ayudarte -suena realmente preocupado-. ¿Qué pasó?

-Lo siento -digo tiritando.

Hunter se aleja un poco de mí sólo para verme a la cara y limpiarme unas lágrimas.

-¿Qué?

-Estoy embarazada.

Él queda con la boca abierta; los ojos, como platos. Esperaba esa reacción.

¿Cómo esperar que yo, una ángel, pueda quedar embarazada de un demonio? ¡Nunca se supo nada de esto! ¡No sabíamos que podíamos ser así de compatibles! Y ahora seguro se irá, me dejará, yo le metí en este gran lío. Fue mi culpa, sólo mía.

-No sabía que podía pasar -digo rápidamente-, no estamos a salvo si me quedo viviendo con mi familia. Nosotros podemos sentir las presencias, Hunter. Y podemos saber que la niña no es completamente ángel...

-¿Niña?

-Es una niña. La siento, estoy como... conectada a ella.

Espero sus gritos, sus reproches, pero nada de eso llega hacia mí, sino que él se agacha hacia mi panza y la besa. Yo me quedo atónita y con la piel de gallina, mirando la escena, sintiendo sus caricias. Comienza a hablar en susurros dulces, y a besar el lugar una y otra vez.

-¡Voy a ser padre! -al decir eso, vuelve hacia mí para besarme en los labios-. No pidas perdón por esto, es un milagro... -me atrae más hacia él y yo paso mis brazos por detrás de su cuello.

-Pero...

-Estamos jodidos, lo sé. Pero podemos escapar.

Yo le miro. -¿Adónde?

-Al mundo humano. A ser una familia.





Almas de cristal [#4 PRECUELA ORÍGENES CRISTAL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora