➵ 22 (Hazlo, quédate).

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— La noche del club, ni siquiera sé si te acordarás pero... Bueno, no debería haber venido, seguro querrás olvidarlo. Porque no soy Stiles Stilinski. 

Isaac se había colado en mi habitación, y por si fuera poco estaba hablando sobre la otra noche, ni siquiera sé qué decirle. Tengo las ideas demasiado confusas en mi cabeza, y estoy segura de que expulsarlas por mi boca sería lo peor. 

— No, claro que no. Eres Isaac Lahey, y por eso te he besado dos veces. 

Me incliné, buscando con mis labios los del contrario, queriendo recibir otro beso de nuevo, como la noche del club; soy una adolescente con problemas amorosos, no creo que sea tan difícil de comprender. Sin embargo, alguien que entraba por la puerta repentinamente, acabó interrumpiendo nuestro beso; Derek. 

— Oh, no, esto sí que no. Dije que podías ayudarle, no dije que aprobara que os escondierais para retozar. Poneos algo de ropa, nos vamos a ver a Deaton. 

Había escuchado hablar de ese señor, aún así no le vi nunca, quizá fuera un hombre demasiado ocupado como para estar en su puesto de trabajo, quizá fuera a domicilio, pues por lo visto se trataba de un veterinario. 

Me puse algo de ropa, ya que me encontraba con el pijama corto puesto, ni siquiera me molesté en cambiarme de ropa, usé la misma que había usado esa misma mañana para ir a clase. Tras vestirnos, nos dirigimos a la clínica veterinaria, en la que trabajaba Scott, ese señor era su jefe además de tener muchos conocimientos sobre lo sobrenatural. 

— Por lo que veo aquí, no tengo nada que pueda ser eficaz contra una toxina paralizante, ¿Tiene algún punto débil?

No llegábamos tarde del todo, en ese momento se encontraban buscando una solución, sacando algunos frascos de una caja que tenía escondida detrás de unas todavía mucho más grandes. 

— No puede nadar. Pero eso no le pasa a Jackson, es el capitán del equipo de natación. 

Terminé metiéndome en la conversación para aportar una pequeña parte que dudaba que Deaton supiera. Derek y Isaac fueron directamente a reunirse con los demás, mientras yo me mantenía ligeramente alejada de ellos. 

— Resumiendo, buscáis a dos personas, ¿Están vinculados, no? ¿Y si la fobia no es de Jackson, sino de la persona que le domina? Me refiero a que si lo que afecta al kanima, también afectará a su amo.

(...)


— ¿Podrías quedarte a ayudarme?

Me preguntó Stiles, pues la mitad de toda la misión, era parte de él mismo, no podíamos intervenir ninguno de nosotros, era cosa suya, y yo estaba segura de que podría hacer todo lo que se propusiera. 

— Ojalá pudiera Stiles, de verdad que me gustaría quedarme.

Me acerqué ligeramente a él, soltando un pequeño suspiro, me encantaría quedarme a su lado en estos momentos, pero tenía otra cosa que hacer, y no podía fallar al resto, había vidas en juego. 

— Entonces hazlo, quédate. Tienes que vigilar que Isaac no haga nada que no deba hacer.

Estaba temblando, yo simplemente le cogí la mano para que dejara de hacerlo, y que al menos se tranquilizara un poco. Suspiré mientras él agachaba la cabeza, dándole a entender que no debía hacerlo, y él sacó la conclusión correcta. 

— Exacto. Puedes hacerlo, Stiles. 

Asentí, dándole un pequeño abrazo para que él me lo correspondiera, mas cuando lo hizo, me separé a los pocos segundos, soltándome de él, dirigiéndome a las escaleras para entrar a la fiesta. 

Su misión no era fácil, tenía que rodear el local con una sustancia en polvo que impedía que todo ser sobrenatural pudiera salir de ahí, entonces sería más fácil atrapar al Kanima y a su amo. Si no llegaba para rodearlo, entonces tenía que creer que podía hacerlo. Pero lo creería más si se lo hubiera dicho Lydia.

Cuando entré, solo me fijé en una cosa, a Isaac besando a Érica, y a Jackson haciendo lo mismo, no entiendo qué se supone que estaba pasando. 

Vi como Isaac sacaba una especie de jeringuilla de su bolsillo, mas Jackson se dio cuenta de lo sucedido, clavándole sus garras a los dos, pero sin llegar a paralizarlos, cayendo de dolor al suelo, junto con la jeringa. Dijo algo que no logré escuchar, pero estaba segura de que no era su voz. No quise darle demasiada importancia, fui corriendo a por la sustancia, mientras él caminaba tras de mí, pero fui más lista o rápida, logrando inyectarle el contenido. Dejé que Erica y Isaac lo llevaran hacia uno de los almacenes que estaban cerca de la rave, encontrándonos a Stiles por el camino. 

— ¿Jackson eres tú?

Preguntó Stiles cuando notó que sus ojos se estaban abriendo ligeramente, pues estaba atado a una silla de plástico que habíamos conseguido encontrar. Parecía ser consciente de lo que estaba ocurriendo, por muy dormido que pareciera. 

— Somos los que matamos a los criminales.

— ¿La gente a la que estás matando son todos unos asesinos? ¿A quién mataron?

— A mí.

Another Hale | Stiles S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora