105. Jake

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Lo único que recordaba era haberme ido corriendo para que los chicos no pudieran seguirme, estaba asustada, no quería hacerles ningún tipo de daño, más no, no podía creerme lo que estaba sucediendo. Todo parecía tener sentido, nunca volví a ser mujer lobo desde que Peter utilizó mi energía para volver a la vida, los doctores habían usado mi condición como humana para poder hacer lo que querían. Lo que ahora no entiendo es, ¿Fue por el trasplante que me hicieron cuando Stiles me disparó? No lo tengo del todo claro, no sé cómo podría ser una quimera genética si no es de esa manera. 

Ahora, después de que me hubieran pillado los doctores del mal corriendo por la calle en busca de algún que otro refugio, estaba en una especie de habitación que olía igual de mal que mi celda durante el secuestro. Había un tío arrugado y muerto a mi espalda completamente lleno de líquido en lo que parecía ser una cápsula, no había nadie a mi lado, solamente estaba yo, con un agujero en la nuca y una barra dentro que desconocía lo que podía ser. Me impedía poder moverme y estaba demasiado débil, no sé cómo podría salir de esta sin mis amigos, no sabía que hacer, necesitaba ayuda, y ahora no sabía cómo pedirla. Había sido una completa gilipollas marchándome para que no me encontraran, y sin duda lo había conseguido, había elegido el suicidio a la ayuda, y de alguna manera no sabía por qué. Tampoco quería entrometerlos en esto, y puede que fuera mejor así, probablemente yo muera esta noche, la bestia lo haga conmigo. 

Comenzaba a ver vidrioso, se me cerraban los ojos, no podía aguantar más. Sin embargo, a lo lejos una sombra que parecía reconocer, pero que no había visto a lo largo de muchos años. 

— J-Jake.

Murmuré, recordaba que estaba muerto, pero parecía tan sumamente real que empezaba a dudar de muchas cosas. Quizá me encontrara en el limbo, entre la vida y la muerte, el cielo y el infierno. 

— ¿Cómo que 'Jake', no vas a levantar tu jodido culo para saludarme?

Él, con su particular sentido del humor que poca gente a parte de mí entendía. Empezaba a pensarlo, quizá solo fuera un estímulo de mi mente para que despertara, porque estaba a punto de morir, de nuevo. 

— Creo que estoy ocupada.

Intenté levantar la mano para que viera lo que estaba ocurriendo con mi cuerpo, pero no estaba consiguiéndolo. Me sentía inútil, como en mucho tiempo no me había sentido, sin poder moverme o casi hablar, ni siquiera creía que estuviera moviendo la boca. 

— Entonces deja de juguetear al Tetris en tu cabeza, y levántate; quítate esa cosa del cuello, y sal de aquí por los tres.

No sabía de qué tres estaba hablando, supuse que uno de ellos sería Stiles, pero la otra persona... No lo comprendía. Necesitaba una respuesta, aunque pareciera que nada de lo que decía tuviera sentido o fuera real. Iba a preguntarle, cuando escuché un ruido en la habitación, como si se estuvieran abriendo aquellas puertas del infierno que hacían un terrible y molesto ruido, ya podrían haberle echado aceite. 

Tres personas bajaron por las escaleras, una de ellas era Theo, ni siquiera sabía que estaban compinchados con él, no al menos desde que intentó hacer que Liam matara a Scott. La otra persona era Scott, y finalmente, la última, mi padre, el cual se dirigió hacia mí con rapidez, observando lo que tenía en el cuello.

— Está conectada a eso.

Dijo Scott refiriéndose a la persona, o al menos al ser que yo tenía detrás, a duras penas estaba escuchando la conversación. Cada vez estaba más cansada y me pesaban los ojos, incluso había dejado de ver a Jake, empezaba a preocuparme.

— ¿Qué es esta cosa?

Preguntó mi padre, el cual se limitaba a mirar con detenimiento lo que tenía clavado en el cuello, lo cual comenzaba a doler cada vez menos, como si me estuviera acostumbrando al dolor, creo incluso que estaba sacando parte de mi sangre.

— No lo sé.

Respondió Theo, el cual se mantenía lejos y observando la situación, como si de alguna manera tuviera miedo, qué se yo. Escuchaba los susurros de ese hombre en mi cabeza, no eran del todo claros, por lo que no podía entender demasiado sus palabras, o puede que fueran quejidos, ni siquiera parecía hablar en nuestro idioma.

— Puedo sentirlo, está en mi cabeza...

Dije como pude, intentando respirar, o al menos intentando regular el latido de mi corazón o la rapidez en la que entraba y salía el oxigeno de mi cuerpo.

— Te lo voy a quitar.

Escuché la voz de mi padre mientras Scott me agarraba el cuerpo, como si fuera a moverme del sitio. Él tiraba de aquella máquina, mientras yo daba gritos desgarradores, estaba casi segura de que se me escuchaba por todo el condado, por lo que finalmente tuvo que parar sus acciones. 

— Apenas lo he movido.

Se quejó, hablándole a Scott para que comprendiera la gravedad de la situación, pero algo llamó la atención de los cuatro, y era aquél sonido metálico que producían los doctores del mal, ellos estaban aquí. 

— Ellos nos quieren aquí.

Terminó diciendo Theo. Los doctores del mal los estaban rodeando, estaba uno en cada esquina, intentando acorralarlos, y yo lo único que podía ver eran sombras y sentir los cuerpos, necesitaba ayudar.

— Theo Raeken, fracaso. Completo fracaso, aprendimos de ti. Tienes la arrogancia y el narcisismo propio de tu generación, en eso eres todo un éxito. Pero tu fracaso nos enseñó una cosa, que fuiste y siempre serás un mal ordinario, para resucitar al asesino perfecto, tenemos que empezar con el mal perfecto. De ti hemos aprendido que la verdadera maldad, solo surge de corromper algo verdaderamente bueno. 

Escuchaba, parecía que lo único que quería era provocarle para que se enfadara, y sentía que de alguna manera lo estaban consiguiendo. Peter, por otra parte no dejaba de intentar quitarme la barra metálica del cuello, soltando los mismos, o peores gritos de los que había dado antes.

Theo, se abalanzó a por uno de ellos, intentando atacarle mientras Scott solamente se quedaba al margen de la situación, intentando ayudar a Peter, observando lo que estaba haciendo, o al menos, lo que estaba intentando hacer.

Peter, se levantó a pesar de las advertencias que el alfa le estaba dando, comenzando a atacar a otro de ellos, y Scott, finalmente no se quedó atrás, estaban peleando de tres en tres.

— Papá, papá.

Grité, intentando mover las piernas de todo el dolor que se estaba propagando por mi cuerpo, sin embargo mi padre seguía luchando. Agarré el cacharro yo misma, y poco a poco comencé a sacarlo hasta que lo dejé caer en el suelo, llamando la atención de los seis. 

— ¡Sarah!

Gritó Scott, mis piernas comenzaban a transformarse, subiendo por todo mi cuerpo, podía sentir todo el poder dentro de mí.

— Ese no es mi nombre.





Another Hale | Stiles S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora