—Revisa en el mapa—indiqué.
— ¿Crees que cargo un mapa conmigo a donde quiera que valla?—preguntó, como si fuera el colmo de lo ilógico.
Me golpeé la frente, lamentándome por su falta de vivacidad.
—No lo creo, pero sería genial si así fuera—comenté, antes de aclarar—. Todos los teléfonos celulares traen por defecto una aplicación llamada "Mapas". Por favor, fíjate.
Su expresión de "Oh" me causó gracia.
— ¿Por qué no utilizas el tuyo?—demandó, mientras toqueteaba la pantalla de su móvil.
—Me lo olvidé en casa.
Su mirada incrédula se detuvo en mi persona.
— ¿Cómo puedes olvidar tu celular? Es la primera cosa que necesito antes de salir de casa, y la que tengo todo el tiempo mientras estoy en ella.
—Bien, lo que estoy a punto de decirte puede volar tu mente— dejé que la pausa se sintiera—: las redes sociales, los celulares, no son el centro de mi universo.
— ¿Cómo vives?—bromeó.
Sonreí a su reacción.
—Tengo y poseo redes sociales igual que el resto de los seres vivos, simplemente no las reviso todo el tiempo. Prefiero leer, o ver televisión.
Se rió.
— ¿Tele? Ceo que la última vez que vi televisión fue cuando estaban repitiendo una de las de Rápido y Furioso.
Debo admitir que me decepcionó un poco descubrir que, al igual que gran parte de los hombres en la tierra, esas películas eran un infaltable en su lista de conocimiento.
— ¿Dónde estamos?—pregunté, cambiando de tema.
—No sé, no tengo internet.
Celulares, útiles cuando no los necesitas, nulos cuando dependes de ellos.
—Bien, yo vivo hacia el lado sur, así que caminaré hacia allá— y comencé a alejarme.
— ¡Espera!—exclamó. Se acercó trotando— ¿Vas a dejarme aquí?
Su cara de "soy tierno, ayúdame" era bastante convincente, pero no caería tan bajo.
—Si. Ya eres grande, deberías poder encontrar el camino a casa.
—No lo creo. Además, la canción dice: "Así que estamos tomando el largo camino a casa, porque no quiero estar perdiendo mi tiempo solo".
Solo por citar esa canción le permití acompañarme.
Caminamos por unos buenos veinte minutos hasta que se me ocurrió que quizás estábamos más al sur que mi casa, lo que significaría que nos estábamos desviando aún más.
Me detuve.
— ¿En qué dirección vives tu?—pregunté, no queriendo compartir mis sospechas.
Peter se encogió de hombros.
— ¿Cómo es que no sabes?
—No dije que no supiera—corrigió él—, simplemente no me interesa.
— ¿No te interesa volver a tu casa?
—No ahora mismo—respondió, mirando a un lado.
Raro.
Nos quedamos parados, mirando en dirección a la calle, donde pasaban pocos autos. Obviamente no se trataba de ninguna avenida, lo que hacía más difícil determinar nuestra posición. Por suerte no se trata de una gran ciudad, sino de un pueblo que había evolucionado demasiado.
Una bicicleta se acercaba desde una calle perpendicular. Andaba fluidamente, sin sonidos extraños, y aunque tenía una bocina, no parecía probable que fuera a sonar pronto. Era una linda bicicleta. Vintage, de épocas anteriores. De un verde hierba herrumbroso, con una canasta descuidada. Era poética.
Peter también se quedó mirando, aunque su seño fruncido no parecía estar dirigido hacia el peculiar vehículo, sino a quien lo manejaba.
Me tomó unos largos segundos advertir que era Samantha. Con el cabello en una cola de cabello alta, con ropa negra de todas maneras, pero más... libre.
Cuando nos vio todo eso se apagó. Creo que intentó pretender que no había reparado en nosotros, pero yo ya había levantado mi mano en el aire, saludándola de manera exagerada.
Se acercó dudosa hacia nosotros.
—Hola, Samantha, ¿qué haces por estos lados?—pregunté, con un tono de voz exagerado. Creo que subconscientemente creía que era sorda.
Ella lucía incómoda.
—Vivo a una cuadra.
Un milagro. Estamos presenciando un milagro. Agradecería a Dios ahora mismo, pero no quise avergonzar a los otros dos. Aunque no parecían necesitar mi ayuda para pasar vergüenza.
—Samantha, el es Peter; Peter, Samantha—los introduje. Ellos se asintieron sin mirarse a los ojos. No creo que Peter estuviera así por conocer a alguien nuevo, sospecho que se debía a que la extrañeza de Sammy era contagiosa.
Ahora se conocían.
Esto acababa de comenzar y yo ya iba ganando (lo que puede ser tanto un buen augurio como uno malo).
Jean: 1,Cayla: 0.
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Tengo una muy buena razón para subir en este día (no jueves) y a estas horas (01:30 A.M.). Me han amenazado. No mi vida, sino con dejar de leerme. Y eso me asusta. Que mi único lector declarado diga que me va a abandonar es duro, más de lo que hubiera estado dispuesta a admitir.
Si, ese es el mensaje. Intentaré cumplir con mis fechas de publicación.
Bien, si les gustó voten, si tienen algo que quieran decir: comenten o mándenme un mensaje privado.
Muchas gracias por leer,
T.
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Key word: BET
Teen FictionSeguramente saben lo que "apuesta" significa. Es aún más probable que, en el preciso instante en que la palabra resonó en sus mentes, sumada a ella el concepto de "historia", comenzaran a visualizar la típica ficción en donde un grupo de idiotas int...