17. Golpes y caídas

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— ¿Por qué acepté a hacer esto?—pregunté a Cayla, que caminaba a mi lado.

Ella bufó, harta de todas mis quejas.

—Porque nunca aceptaste, solo te obligué a ayudarme.

—Ah, cierto.

Ayer ella me había contado en qué consistía todo esto de "Confianza", como había llamado a su nuevo plan. Era pésimo, aunque supongo que en mi opinión todo lo que ella proponga va a ser malo porque no lo planteé yo primero.

Habíamos recurrido a un viejo método. ¿Recuerdan las notitas citatorias ocultas en casilleros? Sientan la nostalgia porque está volviendo a suceder. Con una gran diferencia: Cayla le escribió a Peter pero, por más que le rogué, no me dejó ver lo que decía su mensaje. Por ende tampoco le dejé ver el mío, aunque no pareció importarle.

Acabábamos de dejar la nota para Peter y estábamos camino a dejar la nota para Sammy cuando Cayla me dio un codazo.

— ¿Y eso por qué?—le pregunté mientras sobaba mis costillas, más herida que enojada.

—Es Huge—susurró, mientras me empujaba de nuevo por el pasillo que acabábamos de doblar. Me dejó reponerme detrás suyo mientras ella se asomaba y espiaba.

— ¿Te gusta?—pregunté, más con la intención de molestarla que de que me respondiera. De todas maneras su sonrojo me dio la respuesta— ¡Oh, por Dios! ¿Cuánto a que no le corresponde?—le pregunté a un chico que iba pasando al lado nuestro. Él me miró extrañado y luego siguió su camino.

—No seas tonta—me indicó Cayla, mientras volvía a golpearme en el estómago. Me doblé, ahora sí ofendida—. ¿Cómo vamos a pasar?

— ¿De qué mierdas estás hablando ahora? ¿Qué tal caminando, te parece?—respondí.

Ella me miró con pánico, pero no pudo detenerme cuando me lancé hacia el pasillo siguiente.

Huge estaba sentado afuera de la secretaría de la escuela. Miraba sus zapatillas con aburrimiento. Me paré frente a él. Le tomó unos segundos advertir mi presencia.

— ¡Jean!—exclamó. Supe que le costó recordar mi nombre, pero no me ofendió ese hecho.

—Hola, Huge, ¿qué haces aquí?

Él miró alrededor, buscando. No le dije que Cayla estaba a la vuelta de la esquina.

—Estoy buscando mi certificado de secundario completo. Hubo un problema con los documentos y no me lo dieron cuando tenían que hacerlo.

Asentí. Cosas de la universidad, algo que debería preocuparme pero no lo hace aún. Gracias al cielo.

— ¿Cuál es tu opinión acerca de Cayla?

Él me miró con sorpresa.

—Una extraña pregunta, si me permites decirlo—comentó. Me encogí de hombros—. Es una engreída y mimada niña fresa.

Me reí, por supuesto.

— ¿Quién dice "niña fresa" hoy en día?

El se encogió de hombros.

—Yo, aparentemente.

No supe cómo seguir.

—Bueno, nos vemos.

Y me fui. Porque así como vengo me voy, soy una sombra. Mentira, simplemente evito la incomodidad. Caminé hasta el casillero de Samantha y metí la notita. En unos minutos Cayla habría terminado de dar la vuelta a la escuela y se reuniría conmigo, quizás.

Key word: BETDonde viven las historias. Descúbrelo ahora