Mi madre me lanzó una mirada extraña cuando le dije a dónde iba. Intentó indagar más a fondo, pero la apuré con la excusa de que llegaba tarde. Ella me trajo hasta aquí, no sin antes asegurarse de que no estuviera sola. Le afirmé una vez más que había acordado con una amiga, y luego la despedí. Le mentí.
Estaba lejos de casa.
El lugar en cuestión era un terreno vacío, destinado especialmente para festivales y conciertos. Ahora mismo un grupo de artistas lo había rentado para organizar una actividad abierta al público. Las indicaciones especiales para asistir sin tener ningún contratiempo era ir vestidos de blanco en su mayoría. Lo que significaba que algo iba a pasar, y como una parte de mí es previsora (gracias al cielo) tomé aquellas prendas que no me importaría perder (que se arruinaran, quiero decir, no como esperando que alguien me las quite) (pervertidos).
Se sentía como un día primaveral cualquiera, con tantos colores y felicidad en el aire. Me enfermaba, probablemente porque mi ánimo depresivo de ayer no parece mejorar. El mundo es así, cuando estas enojado o triste, invadido por sentimientos negativos en general, todo a tu alrededor parece envolverse con todos los colores del arcoíris, acentuando aún más tu aura decaída.
Y antes de continuar con mi relato de este día, quisiera aclarar una cosa; seguro están conscientes de las muchas teorías que existen acerca del destino, las coincidencias, el tiempo, y los mundos paralelos. No me pregunten en cual creo, no me he decidido por ninguna, y no creo que jamás lo haga. Tengo mis favoritas, pero no es el punto explicarles a cual de todas ellas pertenece el honor, simplemente necesitaba aclararles que no creo en ellas como principio fundamental. Mi vida no gira en torno a alguna teoría existencial. Eso era todo. Prosigamos.
De entre todas las personas que había allí, a mí solo me interesaba encontrar una. El problema estaba en mi mala vista y mi falta de atención. Sí, por si se preguntan (y si no, pues lo sabrán igual), soy la típica adolescente que da vuelta su cuarto buscando un objeto y que, cuando finalmente se rinde, lo encuentra a plena vista en la mesita de luz.
Caminar en un lugar amplio lleno de gente vestida de un mismo color es confuso. Sentía que estaba en una boda (ilógico, pues en una celebración de ese tipo solo la novia debería llevar ese color), o en el cielo (por alguna razón lo imagino todo blanco y limpio). Pero eso no duró mucho.
Empezaba a desesperar cuando terminé frente a un grupo de chicos (tres o cuatro) con camisetas negras, todos con las mismas siglas inscriptas en ellas. No recordaba qué significaban exactamente, pero estaba segura de que eran los organizadores del evento. No tuve tiempo de preguntar, antes de darme cuenta, uno de ellos me puso una botellita celeste en la mano, con un pico puntiagudo, como el de los frascos de pegamento que te dan en jardín para que hagas manualidades.
Luego se desato el desastre. Al mismo tiempo que los observé confundida, todos ellos me apuntaron con el mismo modelo de botella, pero de diferentes colores. Por lo menos pude cerrar los ojos.
Sentía la pintura cubrirme muy livianamente, pues el chorro que podían lanzar estaba limitado por aquella abertura tan pequeña. Mi cara, mi ropa, todo. Cuando sentí que el ataque cesaba, me atreví a echar un vistazo. Líneas finas de todos los colores cubrían espaciadamente mi persona. Era un vómito multicolor caminante.
La confusión vino primero, y aunque no recuerdo muy bien lo siguiente, sé que lo seguro a tomar posesión es la venganza.
Reaccionando más rápido de lo que usualmente haría, con un tajo horizontal en el aire, me encargué te adornarlos a todos ellos en celeste. Una delgada, casi inexistente línea, pero algo es algo.
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Key word: BET
Roman pour AdolescentsSeguramente saben lo que "apuesta" significa. Es aún más probable que, en el preciso instante en que la palabra resonó en sus mentes, sumada a ella el concepto de "historia", comenzaran a visualizar la típica ficción en donde un grupo de idiotas int...