13. Películas y huídas

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—No voy a entrar ahí, me niego—exclamé, mientras me agarraba de un pilar con mi brazo izquierdo. Cayla tiraba en dirección contraria de mi brazo derecho. Huge se reía.

—Todo esto fue tu idea—recriminó Cayla.

—Eso no es cierto—contradije.

—Bueno, tienes razón, fue idea mía, pero tú colaboraste. Debes hacerte cargo de ello.

—No.

Cuando logré zafarme de su agarre, me abrasé al pilar.

—Deja de actuar como una niña pequeña, Jean. Ya pagué las entradas, ahora hay que ir.

Saqué puchero y di vuelta mi rostro, negándome. Cayla bufó. Huge le preguntó qué era lo que sucedía.

Cayla se cruzó de brazos.

—No le gustan las películas de terror, por más tonto que pueda sonar.

—No es tonto, simplemente no me gustan. Vayan ustedes y cuéntenme luego que tal les fue.

Se quedaron en silencio. Debí haberme dado cuenta que no era una buena señal.

Huge empezó a hacerme cosquillas, causando mi sobresalto. Cayla aprovechó mi sorpresa para tomarme de la mano y salir corriendo hacia las salas del cine.

— ¡No!—grité, sintiéndome Darth Vader al enterarse acerca de Padme.

Personas como Cayla son pequeñas físicamente, pero contienen más fuerza en su dedo meñique que yo en todo mi brazo. Imagínenlo.

Me empujó dentro de la Sala 2, mirándome desafiante en cuanto di un paso hacia la puerta que se estaba cerrando.

—Ni se te ocurra.

Miré la puerta con nostalgia, entendiendo que ya era suficiente. Asentí, rendida.

Cayla se caló el gorro negro que tenía puesto lo más abajo posible para disimular sus rasgos faciales. La seguí en alerta. No estaba lleno. Digamos que por cada hilera había un promedio de tres personas. Era algo inusual para un viernes, por lo que asumí que esta debía ser la segunda semana que esta película se proyectaba en el cine, cuando ya todos los que en verdad querían verla habían venido para la primera ronda.

Sammy y Peter estaban hacia adelante, lo cual llamó mi atención. No conocía muchas personas que prefirieran sentarse cerca de la pantalla. Tuvimos que pasar a su lado para llagar a los asientos de atrás.

Yo prefiero los lugares del medio de la sala y para atrás, pero nunca atrás de todo. Así obtenías una mirada balanceada de la pantalla. Lamentablemente, como ellos estaban tan adelante, tuvimos que dejar de lado los favoritismos. Terminamos por sentarnos un poco antes del medio, cuatro hileras de asientos más atrás que nuestros conocidos.

Cayla me entregó los pochoclos, ya que suelo ser yo la que llega al final del tarro. Nuestra vista era perfecta y directa sobre Peter y Samantha, quienes parecían estar congelados en sus lugares, sin moverse, sin respirar siquiera.

Debo confesar que destrocé mi labio inferior de tantas mordidas que le di. Y la película aún no había empezado, solo los avances.

—Aún no entiendo bien lo que sucede—comentó una voz detrás de nosotras. Al darnos vuelta encontramos a Huge, con un nuevo pote de palomitas.

— ¿No tienes nada más que hacer?—preguntó Cayla con enojo.

—Oh, no sé. Vine al cine solo para ver como dos chicas de secundaria se peleaban, que luego me reclutaron para engañar a otro chico que parecía más perdido que Nemo—no pude evitar reírme. Cayla decidió que ya no le importaba y siguió observando a la pareja de más adelante—. ¿Siempre es tan tonta?

Key word: BETDonde viven las historias. Descúbrelo ahora