La hermana de Shiryu

Capítulo 4.‒Vivir en la mansión Kido

Después de ése momento Shiryu se separó un poco del abrazo con Sango.

Shiryu: Después de esperar tanto tiempo... ¿Quieres regresar conmigo? Sango‒

Sango: Yo...por supuesto que quiero pero, donde me quedaría, que hay de Kaede y los niños yo...‒su felicidad pasó a segundo plano cuando la duda comenzó a invadir su mente‒

Seiya: Podrías quedarte en la mansión Kido con nosotros...estoy seguro que la señorita Saori estaría de acuerdo‒ sonríe

Sango:...‒pensando‒

Kaede: ‒la conocía. Cada una de sus expresiones. Ella fue la responsable de su crianza desde el momento en el que llego a esa pequeña aldea. Tanto que podía adivinar en esos momentos, los pensamientos de la chica. La duda dominaba, por el destino de esos niños por los que sentía un amor fraternal ‒ cuando eras pequeña y llegaste a este lugar...tu anhelo por volver a ver a tú hermano mayor era inmenso, no dudes mi niña haz esperado esto durante años. Sé que te preocupan Kohaku y los demás niños pero ten en cuenta que yo me hare cargo de ellos, te cuide durante mucho tiempo y no puedes engañarme sé que quieres irte con tu hermano, nosotros estaremos bien‒ le sonríe

Sango: ¿De...De verdad Kaede?‒las lágrimas comenzaban a ganar terreno mientras observaba a la mujer que cuido de ella, desde esa noche‒

Kaede: ‒asiente‒ solo sigue lo que dicta tu corazón, si lo escuchas aconsejarte ir con tu familiar, entonces ve con él

Sango: Ka-Kaede‒asiente. Abrazándola entre lágrimas‒ gracias por todo Kaede

Kaede: No agradezcas mi niña solo ve, anda es hora de que puedas estar al lado de tu hermano, recupera los años perdidos‒ dice mientras la abraza

Mientras tanto en el marco de la puerta se encontraban los niños siendo espectadores de dicha escena, la situación les indicaba algo. Kaede la abrazaba mientras la castaña lloraba con sentimiento, ella se iría. Y tal vez no volverían a verle jamás. La tristeza les invadía. Estaban perdiendo a una hermana. Kohaku mantenía su mirada en el suelo, las lágrimas se desplazaban por sus mejillas, apretando los puños, tomo la decisión que sabía que los demás niños pensaban pero no se atrevían a llevar acabo. Corrió hacia ella, acto que sorprendió tanto a la peli-castaña como a todos los demás.

Kohaku: No te vayas...‒abrazándole con fuerza‒ si en verdad tú hermano te quisiera tanto te hubiese buscado hasta el cansancio, de otra manera no te hubiera dejado aquí‒observando con notable enojo al caballero del Dragón‒

Sango: Kohaku...‒entre lágrimas llevaba sus manos a sus labios de la impresión. Jamás se hubiese esperado verle tan molesto como ahora‒

Seiya: Oye niño ten más cuidado con lo que...‒siendo detenido por el peli-negro, mientras los demás se mantenían al margen de la situación‒

Kaede: Kohaku, esta actitud tuya inadmisible...jamás te creí capaz de hacer algo así no te eduque para esto, Sango es su hermana, no podemos retenerle más aquí ahora que Shiryu ha regresado por...‒interrumpida‒

Kohaku: lo sé, sé que mi conducta no es la adecuada...sé que él es su hermano y nosotros no somos nada para retenerle ni un minuto más a su lado‒el coraje y las lágrimas comenzaban a liberarse en el niño. Levantando su mirada para observar a la que alguna vez considero hermana‒ ¿Tan poca cosa significamos para ti?...tan solo llega él y te hace querer marcharte sin siquiera despedirte‒apretando los puños‒

Sango:...Yo no es eso Kohaku‒abrazándose a sí misma mientras la tristeza se instalaba su mirada‒

Seiya: he niño que te estás pasando‒observando al niño‒ sé que separarse de una persona que significo tanto para ti es doloroso pero...‒interrumpido‒