CAPITULO XIII. El poder de la perfección comienzan los Cell Game.

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  "No hay nada en este mundo que me lo impida, nada puede cortar esta libertad; esta libertad que se siente bien; me hace hervir la sangre.
Porque mi alma es como el huracán: implacable, tempestuoso y voraz". .. 

LibrisLiteralia: Soliloquio de Jack el destripador (Fragmento)
Azrrael-Domah




I Una extraña visión.


Una vez en casa, Cell se quedó en el patio de los Mulheim dando vueltas por su mente, tratando de ver cómo habría de enfrentar la situación. Pensó que tal vez lo correcto era dejar las cosas como estaban; es decir, no volver a ver a nadie de esa familia. Creía que ya había hecho bastante daño a esas buenas personas. Pero de igual forma recordó la promesa que le había hecho a Anicora (Volver invicto; pero principalmente volver).

A consecuencia de las heridas propinadas en batalla, Cell no pudo mantenerse más tiempo de pie por lo que se colocó en el suelo para descansar un poco. Mientras tanto, dentro de la casa, la familia veía como aquel gas desaparecía lentamente.

—¡Lo ha logrado! —Exclamó Zuker, al ver como el color del cielo recobraba paulatinamente ese bello tono azulado—Afortunadamente el peligro ha pasado— Dicho esto, todos guardaron silencio, pues nadie quería mencionar algo al respecto sobre salir a ver si Cell cumpliría su promesa de regresar, pero tras ver hacia un costado de la casa, pudieron observar como Cell se encontraba tendido en el piso con algunas heridas por todo el cuerpo. Fue entonces que todos los Mulheim salieron deprisa para ver si Cell se encontraba con vida. 

—Esta inconsciente—dijo Anicora al buscarle pulso al bioandroide; las heridas de este eran bastante profundas, por lo que todos los miembros de la familia se las arreglaron para llevar a su visitante dentro de la casa.

Poco tiempo después Cell pudo recobrar la conciencia, al verse dentro, su reacción inicial fue comenzar a preguntar—¿Qué fue lo que sucedió?—Dijo Cell tratando de levantarse. Pues, despues de tumbarse en el suelo, ya no supo lo que ocurrio. 

Pudo ver también cómo Anicora se encontraba sentada a un costado de la cama curando sus heridas. Ya no llevaba puesta su armadura ni el casco que llevaba sobre la cabeza —No te hubieras molestado...—Dijo Cell un tanto avergonzado.

—No podíamos dejarte ahí fuera con esas heridas. Estamos molestos, pero tampoco somos unos desalmados. Estuviste desmayado durante tres semanas completas.

—¡3 semanas!— Dijo sentandose de golpe.

—¡No te muevas!—Le ordenó bastante enérgica «Aún sigue molesta», pensó Cell. En ese momento el semblante de ella se transformó completamente, y pronto su mirada parecía perdida, el único rasgo visible de actividad en la chica fue que sus manos hacían una y otra vez el movimiento de pasear un trozo de algodón . Cell la llamó un par de veces, pero ella solo mantenía la mirada (una extraña mirada fija en él).

Y cuando porfin le contestó—Shhhh, no digas nada estas muy débil todavía. No vuelvas a asustarme de esa manera. Cuando caíste te llamé varias veces, pero no respondiste. Por suerte mi padre y...— Ella volvió a quedar en silencio, fue entonces que Cell se dio cuenta que ella estaba ida, como en otro sitio. La tomó de la mano como para traerla de regreso. «¿Cuando caí?» pensó un tanto perturbado, pues los Mulheim ya lo habían encontrado afuera completamente desmayado. 

Perdóname, no quería que te asustaras...—Al decir eso, Cell tuvo una extraña sensación; en ese momento algo ya no estaba bien. Ahora Cell no se sentía como el mismo. Cuando quiso ver la mano de ella notó que estaba más pálida que de costumbre y su cabello más oscuro, la habitación ya no parecía ser la misma. Pero de todo eso un detalle fue lo que terminó por aterrarlo: El color de su propia piel se había tornado de un color diferente.

La canción de Un Ángel (PRE-EDICIÓN FINAL)Where stories live. Discover now