Capítulo 12.

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Horas después de nuestro encuentro en su habitación, nos encontrábamos en el centro comercial comprando algunos últimos detalles para esa misma noche, ya que mis padres habían decidido celebrar la cena de fin de año en casa. Compramos bengalas, fuegos artificiales pequeños y algunas botellas de champán. Lo colocamos todo cuidadosamente en el coche y nos dirigimos a mi casa. Me ayudó a descargar las bolsas hasta el pasillo de la entrada.

- ¿Nos vemos el próximo año? - dijo guiñándome un ojo.

- No pienses que vas a librarte de mi. - le dije divertida ante su ingenio.

Nos dimos un beso de despedida y terminé de llevar las bolsas a la cocina. Mi madre y mi abuela ya estaban preparando la cena. Cogí el delantal que colgaba del perchero y me recogí el pelo en una cola de caballo alta. Mi madre se alivió al verme llegar.

- Menos mal que estás aquí, necesitamos ayuda extra.

Comenzamos a trabajar entre las tres en todo lo que había que preparar. Yo me encargué de la especialidad de todos los años, galletas rellenas de mermelada con distintas formas; árboles, corazones, estrellas, flores, etc. Se me daba bien hacer postres, en cuanto al resto de comidas, era un poco patosa, aunque estaba aprendiendo junto a mis padres.

Mi madre se retiró para arreglarse, mientras mi abuela y yo nos encargábamos de colocar la mesa y acabar de preparar la comida.

- Mmm... Tienes los ojos brillantes. ¿Quién es el chico? - dijo mi abuela escrutándome con la mirada.

- ¿Y por qué tiene que ser por un chico? - le respondí a mi abuela.

- Carol, soy tu abuela, te conozco. - dijo presionándome un poco más.

- De acuerdo, es un chico. Bueno, se trata de mi novio... - dije bajando un poco la voz en esta última palabra.

- ¿QUÉ? Cuéntamelo todo. ¿Nombre? ¿Cómo es? ¿Es guapo? ¿Cómo te trata? ¿Ya es tu novio oficialmente? ¿Tus padres ya lo conocen?

- Poco a poco, abuela. - dije abrazándola desde la espalda. - Se llama Daniel y es totalmente distinto a todos los chicos que he conocido. Es bastante alto, pelo castaño claro, piel bronceada y unos ojos azules capaces de hacerte sentir en otro mundo... - dije suspirando. - Lo cierto es que llevamos poco tiempo de novios de manera oficial, pero hace unos meses que salimos. Lo que me sorprende es que no te lo haya dicho ya mi madre.

Continuamos hablando de Dani sentadas en el salón, hasta que decidí que era hora de arreglarme. Como era tradición, saqué un conjunto de lencería rojo que me había comprado la semana pasada con unos ahorrillos que tenía guardados. Me enfundé en un traje corto plateado con bastante escote, cubierto de brillos y de manga baja. Me recogí el pelo con la ayuda de un moño redondo y muchas trabas y me colgué unos pendientes con forma de gotas de agua.

Poco después, comenzó a llegar mi familia. Nos reuníamos pocas veces al año quitando cumpleaños y días festivos, pero me sentía cómoda rodeada de ellos. La cena fue bastante amena y tranquila. Al acabar y presentar mis galletas en bandejas sobre la mesa, acompañé a mi tía y a mi madre a meter las uvas en copas que luego utilizaríamos para el champán y las repartimos entre los demás familiares. Quedaban escasos minutos para el comienzo de un nuevo año. Haciendo memoria, había cambiado mucho mi vida, dando giros que ni siquiera yo misma creía.

Comenzaron a sonar las campanadas. Una... Dos... Tres... Cuatro... Cinco... Y así hasta doce, pidiendo con cada una, uno de los deseos que previamente había preparado. Nunca me daba tiempo de comerlas bien, siempre se me quedaba la boca llena de uvas sin tragar. Se oían fuegos artificiales en la calle. Abrimos dos botellas de champán y uno por uno, nos felicitamos el nuevo año. Tras esto, mis padres pusieron música en el equipo que me habían regalado por mi cumpleaños y comenzamos a bailar. Llamé a Dani con intención de felicitarle el año, pero no respondía al teléfono. Decidí relajarme, ya que posiblemente, se encontraría ocupado con su familia.

Sobre las doce y media de la noche, alguien tocó la puerta y no era otro que Daniel. Estaba impresionante con su traje con chaqueta y corbata. Corrí a su encuentro y lo tomé de la mano. Mi familia se volvió y paró de bailar para conocer al nuevo miembro de ésta. Esperaba que lo aceptaran tan bien como a mi la suya.

- ¡Qué sorpresa Daniel, pasa! - dijo mi padre animado.

Pronto le ofreció bebida y comida a Daniel que declinó su oferta. Corrí como loca para ir a buscar a mi abuela, tenía que conocerlo. Estaba en uno de los sillones del fondo de la sala. Le cogí la mano y casi la arrastré hacia la entrada.

- Abu, este es mi novio. - dije un poco avergonzada.

- Encantada de conocerte, muchacho. Mi nieta me ha hablado mucho de ti, está muy ilusionada.

Charlaron durante algunos minutos hasta que le tomé la mano y me dijo que si tenía pensado hacer algo en especial. Le expliqué que Eli y yo habíamos hablado de vernos en una fiesta más tarde, pero lo invité a acompañarnos.

Poco después, salimos de mi casa de la mano. Estaba bastante contenta por la reacción de mi familia, realmente lo habían tratado como a uno más de nosotros. Subimos al coche y nos dirigimos al encuentro con Eli. Al bajar, Daniel fijó su mirada en mi.

- ¿Te he mencionado lo increíble que te ves hoy? - dijo analizándome más detenidamente. Me dio la mano y me hizo girar sobre mi misma para poder observarme desde todas las perspectivas. Soltó un silbido con forma de halago.

- Para ya, tonto. - dije poniéndome colorada. - Le acabo de enviar un mensaje a Eli, dice que nos vemos dentro. - Me di la vuelta para entrar al local, pero tiró de mi y me agarró por la cintura.

- El primer beso del año. - dijo mientras se aproximaba a mi boca.

Me dio un beso largo, intenso. Cuando se separó de mi boca, yo seguía abandonada en sus brazos. Recobré la compostura y le di un pequeño beso. Nada más entrar, habían dos camareros que se encargaban de darte una bolsa que contenía todo tipo de accesorios de fiesta como gorritos, collares o silbatos. Cuando abrí la mía, decidí ponerme simplemente la corona de cartón lleno de purpurina y un collar de bolitas rojas brillantes.

- Siempre te he dicho que pareces una princesa y ahora, tienes tu corona. - dijo dándome un beso y guiñándome un ojo.

Avanzamos lentamente entre la multitud hasta visualizar a Eli. Estaba con Andrés y otros amigos. Salí corriendo hacia ella como pude y le di un fuerte abrazo.

- ¡Feliz año nuevo, nena! - grité en su oído para que pudiese oírme con el ruido de fondo.

Noté unos golpecitos en el hombro y al darme la vuelta, vi a Andrés. Iba vestido de negro, muy elegante y bastante guapo.

- ¿Y para mi no hay nada? - dijo con una sonrisa irresistible.

Le sonreí amablemente y me acerqué para darle dos besos y un pequeño abrazo. En ese momento, llegó Daniel, que le chocó la mano a Andrés y le dio un abrazo a Eli. Saludé al resto del grupo y salí a la pista a bailar con Daniel.

Muchas horas después, decidimos que era el momento de volver a casa, pero no sin antes tomarnos un café. Paramos todos juntos en un bar que nos quedaba cerca y ocupamos una de las mesas grandes del interior, ya que fuera hacía mucho frío.

- ¡Ha sido el mejor comienzo de año de mi vida! - exclamé emocionada abrazada al brazo de Daniel.

- Claro que si, nena. Pero necesito descansar urgentemente. - dijo Elisabeth bostezando.

Acabamos nuestras tazas y cada uno se dirigió a su casa. Daniel me dejó en casa y subí a mi habitación. Me quité el vestido y me metí en la cama, pero antes le envié un mensaje a mi novio.

Te quiero.

Que mis ojos no se olviden de los tuyos. #Wattys2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora