Antes de Aquel Día

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Me sentía como si cada día que pasase fuese mejor que el día anterior. No olvidaba que estabamos en guerra pero veía las cosas con más color. ¿Es eso lo que se siente cuando amas a alguien, o es lo que se siente al estar con la persona a la que amas?

Lucy y yo nos veíamos todos los días, porque al ser su guardaespaldas, debía tenerla vigilada. Y eso hacía.

Aunque era verdad que me sentía avergonzado por engañar al ejercito por el hecho de tener una aventura con la princesa Heartfilia. Pero la amaba. A pesar de conocerla ya de varios días, la amaba con todo mi corazón.

En el funeral de Bisca y Alzack ella me dio mucho apoyo. Era la primera vez que iba a un funeral de algún caído del ejercito. Tube suerte de que la gente no sospechara de esa rareza, porque debía acompañar a Lucy en todo momento tal y como me pidió la reina Layla. Sting estuvo a mi lado también dándome ánimos. Yo hice lo mismo dado que desde que llegó me trató como a un hermano. Se lo debía.

Dado que era el guardaespaldas de la princesa, también debía comer con ella, pero la reina siempre le dejaba juntarse con los soldados y hablar. El ejercito de Fairy Tail era el más animado y loco del país, asi que a ellos no le molestaron compartir anecdotas con Lucy e incluso conmigo. Era la primera vez que socializaba con mis compañeros. Hice caso a Lucy e intenté conocerlos mejor: Al parecer, El General Strauss cocinaba y le encantaba leer y explorar especies de aves. En eso Lucy y él, compartieron una animada charla sobre el libro que le enseñó Levy. Debería animarla a comer algún día con nosotros. Lo cierto es que nunca la veo salir de la biblioteca.

Nos soliamos juntar con Gray, Juvia, Wendy, Sting e incluso la capitana Scarlet y mis primos, Simon y Kagura.

A Wendy le encantaban las flores sobre todo las margaritas, estudiar medicina y le enternecían los gatos. Nunca me di cuenta de lo dulce y bonsadosa que es. Puede que no fuese la mejor guerrera, pero tenía un gran corazón y hacía buenas migas con la reina. Me costó creerlo al primcipio pero lo cierto ed que la reina la trataba como a una hija más, le daba consejos, hablaba con ella y cosas así.

De Gray aprendí que su estación favorita es el invierno porque la nieve y el hielo le interesaba mucho.

De Sting que su animal favorito era el tigre y de los extinguidos el tigre dientes de sable, por no decir que todos los tipos de tigres le gustan.

De Juvia aprendí que su nombre se lo puso su madre haciendo un homenaje a la lluvia ya que tenía el pelo y los ojos de color azul. Sus padres murieron cuando era pequeña por una invasión de dragones en su pueblo, donde tambien vivían Gray y Lyon. Fue así como se conocieron y gracias al antiguo rey Makarov, consiguieron ir a Fairy Tail para que les dieran clases antes de unirse al ejercito de allí. Justamente fueron Levy, Macao y Wakaba quien les daban clases.

Incluso me enteré que a Erza no solo le gustan las espadas y las armaduras, sino qie también le encantaba la reposteria, aunque todo lo que preparaba solia comerselo ella sin intención.

Reí por lo bajo al recordar todas esas cosas.

Di un paseo por el jardín con Lucy al lado para visitar a su madre. Aún si era la reina, le encantaba trabajar en el jardín. Lucy me contó que antes de pertenecer a la realeza, su madre era jardinera.

Cuando Lucy y yo la encontramos, estaba sentada en una silla dejando que Wendy la peinara mientras ella le hacía una corona de margaritas de diferentes colores.

Las saludamos y luego nos fuimos a la habitación de Lucy a relajarnos un poquito.

Lucy me pidió que le peinara el cabello y lo hice con gusto. Me encanraba acariciar ese precioso pelo dorado como el sol. Inhalé el olor de su pelo y le besé el cuello con algún lamido de mi lengua. Ella correspondió y luego me dio un beso en los labios. Nos sonreimos y le abrazé por detras apoyando mi barbilla en su cabeza.

- Oye Lucy.

- ¿Que pasa, Natsu?

- ¿Tú... te arrepientes de... bueno... lo nuestro?

Lucy me miró con preocupación pero enseguida se lo aclaré.

- No digo que yo me arrepienta, pero... - no sabíauy bien por donde empezar. Me rasqué la nuca ligeramente y le dije. - ¿No te parece duro ocultarselo a tu madre? ¿O a tú hermano?

Lucy bajó la mirada apenada por lo que le dije. Ella tenía una relación muy especial con su madre. Siempre se lo contaba todo. Y lo mismo con su hermano. Me contó que Sting era el que la consolaba cuando tenía alguna pesadilla y siempre le contaba sus inquietudes. Tenían plena confianza entre ellos.

- Bueno... no es que me guste ocultarselo, pero... - se quedó callada un momemto y luego me miro con esa sonrisa tan tierna que tanto me gustaba ver. - Te quiero Natsu. Y algún día, podremos vivir sin ocultarlo.

- Nada me gustaria más que eso, princesa. - le di un beso en la mejilla. Ella me sonrió y seguí el abrazó.

De repente, Lucy se levantó de la butaca que estaba en frente del espejo donde me veía peinarla y se acercó a su cama. ¿Que iba a hacer?

Vi entonces como se quitaba el vestido largo rojo como el cabello de Erza con rosas blancas de adorno en la cintura. Se quedó en ropa interior y me miró de nuevo. Yo me sonrojé a pesar de que ya lo habíamos hecho antes.

Siguió suplicándome con esa mirada traviesa y decidí no hacerla esperar. Mi sonrojo desapareció y le miré seductoramente.

Ella ya estaba desnuda bajo las sábanas de su cama para cuando yo me quedé aún en ropa imterior. Dejé que ella me lo quitara lentamente mientras me desesperaba. Se tapó completamente bajo la manta y noté como algo humedo empezaba a saborear mi estremidad. Sentí un intenso y a la vez un calmado placer que me hacía temblar.

Respiraba con grandes bocanadas notando que cada vez me ponía más. Terminó por abrir su boca hasta hacer deasaparecer mi parte íntima. Sentí que iba a desfallecer pero acaricié sus cabellos para animarla a seguir.

Dentro de un rato, volví a ver su hermoso rostro con una pequeña babita saliendo de la comisura de sus labios. Se la limpié con el pulgar mientras sonreíamos abiertamente. La besé e introduje mi lengua dentro de su boca lamiendo cada parte, saboreándola hasta donde me permitía el oxigeno. Sentí sus pechos aterrizando en mis pectorales y empezamos a acariciarnos. Yo la espalda, las piernas y los muslos y ella el torso, los brazos, la cara y el cabello.

Sentiamos tanto placer y calma que no nos dimos cuenta de que alguien abrió la puerta. Y ese alguien era la peor persona que se podía haber enterado. Me quedé de piedra al ver que era Sting.

Lucy y yo nos quedamos paralizados al verle. Intenté encontrar mi ropa pero la había perdido de vista. Sin embargo, Lucy no se movio. Debia estar loco, parecía tranquila.

- ¡¿Que demonios estais haciendo?! - claramente estaba enfadado pero su voz cambió a uno de decepción. - Natsu, ¿Como has podido? Creí que eramos amigos.

Al fin pude encontrar mis pantalones y me los puse bajo la sabanas de la cama de Lucy y vi que ella seguía quieta en su sitio con la mirada perdida hacia abajo. Estaba en una situación crítica pero no pude evitar preocuparme por ella.

- Lucy... ¿Es... - estaba a punto de acariciarle el pelo pero Sting me interrumpió.

- ¡NI SE TE OCURRA TOCARLA, NATSU! ¡VETE DE AQUI! - esta vez sonó más furioso de lo que estaba antes.

Al principio me quedé quieto y algo exaltado, pero luego me marché lentamente. No pude ver a Sting a los ojos. Le había mentido y me sentía destrozado en ambos sentidos.

Posiblemente haya perdido a la única persona que he amado en la vida y además perdí a uno de los mejores amigos que había conocido.

El Caballero de La Armadura de DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora