El Caballero de La Armadura de Dragón

Sin Nada

Lo había decidido.

Y me encontraba en frente de Magnolia para ser consciente de mi decisión.

Ahora estaba en frente del castillo medio en ruinas que anteriormente fue mi hogar, con el uniforme del ejercito que Meredy me arregló y lavó antes de darmelo, con mi preciada bufanda puesta y pensando en la carta que les había dejado.

Era un maldito asqueroso por abandonar a mi familia pero Lucy, y también Sting, eran mi familia y debía ayudarlos como se lo prometí a su madre.

Me dirigí al castillo pasando por el pueblo.

Se me formó un nudo en el estomago.

Veía el pueblo casi todo destrozado y en cenizas. Había muchos vagabundos y la mayoría eran niños y mujeres.

Pensé que esto fue causa de los dragones enemigos que buscaban el Lumen Histoire, cuando desaparecí.

Me pregunto si mis amigos estaran bien.

Mi sexto sentido me advirtió de un peligro cercano. Lentamente me metí en un callejón oscuro y empezé a oler el aire. No me lo podía creer, eran dragones y olían a sangre.

De repente una gran explosión se escuchó en medio de donde me encontraba. Salí de donde estaba y salí corriendo hacia el lugar de donde venía la explosión. Y en un abrir y cerrar de ojos, el pueblo volvio a derrumbarse. Miré al cielo y vi que un dragón negro y plateado con una barba blanca luchaba contra un dragón dorado y blanco de la parte de abajo. A ese le conocia. Era Laxus. Y ese debía de ser el dragón enemigo del que me habló.

- ¡Natsu!

Oi ese grito desde muy lejos y reconocí la voz enseguida. Miré por mi hombro y encontré a muchos de mis amigos correr hacia los dragones, entre ellos, el que me llamó, Sting Heartfilia.

Se acercó a mi a gran velocidad y corrimos juntos hacia los dragones pero yo le detuve al ver que se dirigia hacia Laxus.

- ¡No, Sting! - dije apurado.

- ¿Pero que dices, Natsu?

- ¡Por favor Sting, no es lo que crees!

- Natsu... - Sting parecía curioso y no parecía dudar de mi palabra.

Cuando alzé la vista al cielo algo horroroso se postró ante mi, Laxus fue atravesado por las garras del otro dragón y lo cogió del cuello con su mandibula y lo apretó hasta que la sangre de su cuello saltó por todos lados. Laxus cayó al suelo sin poder moverse. Mis compañeros corrieron hacia él dispuestos a rematarlo.

- ¡LAXUS!

Corrí todo lo que pude hacia él apartando a empujones a los soldados que se ponian en medio.

Alcanzé a Laxus que automaticamente se convirtió en humano.

Sting iba detrás de mí. Nos arrodillamos al lado de Laxus y comprobé sus heridas. Prácticamente se había quedado sin la mitad derecha del torso y se estaba desangrando con gran rapidez.

- ¡Laxus, aguanta!

- Dejaló... flamitas... ya ha llegado mi hora...

- ¡Laxus no!

De repente vi como Sting utilizaba la cazadora de su uniforme para tapar del todo el torso de mi compañero.

- Sting...

Él sólo me miró apenado.

- No sé lo que está pasando Natsu, pero eres como mi hermano... y los amigos de mi hermano, son mis amigo, ya sean dragones o personas.