Todo Cambia Rapidamente

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Me desperté en la comodidad de una cama que no conocia. Por alguna razón, el olor fue lo que me llamó la atención. Siempre he tenido el olfato fino pero tampoco era tan bueno como para saber que no olía igual que mi habitación.

Inspeccioné la habitación con el único movimiento de mi cuello.

Desde luego, no me encontraba en Fairy Tail.

Quise levamtarme pero oi el cerrojo de la puerta y fingí estar inconsciente.

Escuché los pasos de una persona acercándose. Con cuidado, abrí un ojo y vi a una chica de larga cabellera rosa, casi fucsia.

Vi que había un abrecartas encima de una mesita al lado de la cama y la cogí sigilosamente. Pensé en sorprenderla por detras pero se dio la vuelta y volví a hacerme el dormido con el abrecartas oculto.

En cuanto note que estaba muy cerca de mí, abalanzé medio cuerpo hacia ella y rodeé su cuello con el abrecartas. No me di cuenta de lo mucho que me dolía el cuerpo, sobretodo el pecho, por culpa de ese movimiento pero no dejé que se me notara. Sin embargo, ella pareció darse cuenta, así que le hice preguntas antes de que hablara.

- ¿Quien eres? ¿Donde estamos? - intenté sonar intimidante pero no pareció ponerla nerviosa.

- Tranquilo... no pasa nada... - intentó decir ella pero no dejé que continuara.

- ¡Respóndeme! ¿Donde demonios estamos? ¿Quien eres tú? - interrogué enfadado.

- Natsu, tranquilo.

¿Qué? ¿Como podía ella saber mi nombre?

- ¡Que me respondas! - estaba perdiendo la paciencia. Empezé a sudar y mi respiración se volvió veloz. Apenas podía seguir sujetándola, pero no me debo dejar caer. No debo...

- Lo siento. - susurró la chica y entonces sentí un dolor punzante en el estomago. Me había golpeado con el codo y enseguida me llevé la mano al lugar que me dolía.

Mi cuerpo volvió a estar tumbado en la cama, pero ahora me sentía más mareado y dolorido. Y sobretodo, confundido.

Mi sudor se hizo más notório y vi que la pelirosada me limpió suavemente la cara con un pañuelo y luego me puso en la frente un paño mojado de agua fría.

La miré sin expresión en la cara. Sólo cansancio.

Se la veía triste. Se sentó en la cama a mi lado.

- Te hemos salvado. - dijo firmemente fijando su mirada con la mia. - Si no hubieramos hecho nada estarias muerto.

- ¿Pero quienes? ¿Quien eres? ¿Donde estoy? ¿Qué está pasando aqui?

Suspiró apartando su mirada y luego volvió a fijarla en mí.

- Natsu... ¿De verdad no te acuerdas de mí? - eso lo dijo con una mirada triste que me pilló por sorpresa.

La miré atentamente y la verdad era que me sonaba de algo. De hecho, la conocia. Varios recuerdos de mi infancia vinieron a mi cabeza. Estabamos mi hermano mayor Zeref y yo con una chica un poco más alta que nosotros de ojos jade casi esmeralda y pelo rosa un poco más fuerte que el color de mi pelo. Estabamos jugando en el jardín con dos adultos mirándonos: Una mujer alta y delgada de largo cabello azabache y ojos jade que no paraba de sonreir tiernamente y a un hombre fuertudo y alto con el pelo rosa tirando a pelirojo que nos miraba con orgullo.

En ese momento me di cuenta de quien era esa chica. Levanté un poco mi espalda y la miré con sorpresa.

- ¿M... Mery...? - ese era el apodo que le solía poner a mi hermana mayor. - ¿Meredy?

El Caballero de La Armadura de DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora