De Vuelta a Casa

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No pensé que me iba a despertar. Ya me creía muerto al tener esa pesadilla. Fue horrible. No me lo podía creer. Parecía tan real... y al fin y al cabo, esas son las que más miedo dan.

Estaba en el pueblo de Magnolia y diferentes escenas aparecieron delante de mí: Juvia llorando desconsolada al lado del cuerpo innerte de Gray en frente de un dragon. Wendy rogando mientras lloraba que le entregaran a la reina Layla que le sonreía mientras le decía que no tuviese miedo, que estuviera tranquila... Y lo peor... lo peor de todo... es que vi como Jienma pegaba a Lucy con total brutalidad por haber llorado en la gran sala por lo que dije de su madre. La estaba golpeando por mi culpa. Por culpa de lo que dije. No podía moverme. Solo miraba impotente la terrible escena mientras unas lágrimas que ni noté resbalaban en mis mejillas. Gritaba su nombre. No me oía. No podía hacer nada...

Por eso último luché con todas mis fuerzas paea despertar pero estaba tan agotado que no bastaba mi esfuerzo, hasta que al final grité a pleno pulmón con las mejillas humedas y con el cuerpo sudoroso.

Miraba la manta que me arropaba y vi que se me escapaba una lágrima. Me la sequé enseguida y levanté la mirada.

A mi lado se encontraban mi hermana y Miliana con Happy en brazos con unas caras de alivio.

- ¡Meredy, Miliana!

- ¡Natsu, menudo alivio! Nos tenías a todos preocupados. - mi hermana se acercó para abrazarme con afecto. Cuando pude reaccionar, le devolví el abrazo. Ahora reconocía la habitación, era la misma que vi la primera vez que llegué a Fairy Tail.

- ¿Cómo... he llegado aquí?

- Miauuuu. Es ovbio. ¿No? - dijo extrangulando a Happy con un abrazo.

- Miliana y yo estabamos en una misión y cuando terminamos y nos contaron lo de la carta fuimos a buscarte. Estaba muy preocupada por tí. - parecía que se le iban a salir unas lágrimas. Yo actué al instante.

- Tranquila Meredy, no llores. Estoy bien, siento haberte preocupado. - le dije suavemente mientras la volvía a abrazar.

- ¿Entonces estás bien no, Natsu?

- Sí, gracias Miliana. - miré a Happy en sus brazos y me alivié cuando vi que le había puesto una venda. - ¡Has cuidado de Happy!

- ¡¿HAPPY!? - chilló de una manera muy mona. - ¡Qué liiiiindooooo! Que lindo, que lindo, que lindo, que lindooo...

- ¿Lo encontraste en el bosque? - me preguntó Meredy mientras su amiga seguía abrazando al gatito.

- Sí. - lo cierto es que no quería hablar. No sé si Meredy se habrá dado cuenta pero nada me ha salido como pensaba.

Me acordé de Lucy y sentí que mi corazón se rompía una y otra vez sin parar. Bajé la mirada y el pelo me ocultaba los ojos. Happy lo notó, escuché un maullido alarmante y luego éste se separó de los afectuosos mimos de Miliana. Se acercó a la cama y se acercó por donde miraba sin atención aparente. El pequeño volvió a maullar esta vez tratando de ser más alegre y al ver que no funcionaba se acurrucó a mi cuerpo y empezó a ronronear suavemente haciendo que yo soltara una pequeña sonrisa. Levante mi mano y lo acaricié en la cabeza donde no había rastro de venda. Cuando lo hize, vi que mi brazo también estaba vendado pero no dejé de acariciarlo.

- Te ha cogido mucho cariño. - dijo Miliana feliz.

- Sí eso parece.

Nos quedamos en silencio un rato pero enseguida empezamos a hablar de lo que pasó. Poco a poco, más miembros del gremio empezaron a llegar a la habitación de mi casa que era donde estabamos desde el principio. Me llevé una gran impresión al ver a mis amigos y ver que volvía estar en casa... bueno... mi antigua casa, supongo.

El Caballero de La Armadura de DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora