Capítulo cuatro: "Mañana se abrirá el teatro"

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El hospital de noche era aún más aterrador de lo que ya de por sí es de día. Summer ha tenido que escuchar llantos de mujeres, hombres y algunos adolescentes. Gritos de súplica, terror o tristeza. Charlas sin destinatario, y mujeres cantando canciones de cuna o demasiado lentas como para no sentir un escalofrío.

Debió evitar levantarse de un salto cuando el guardia nocturno le informó que la lluvia había cesado. Le dijo que iría en un momento y se levantó del sillón lentamente. Quería pasar por el cuarto de Justin, sonará estúpido, pero quería verificar que estuviera dormido.

Pasó por la puerta de Justin, el rectángulo de vidrio enrejado que había en la puerta reflejaba el cuerpo de Justin acostado sobre la pequeña cama. Sus pies sobresalían un poco del pie del colchón.

Sin embargo, no estaba dormido; estaba leyendo el libro a la luz de la luna. Su ceño estaba levemente fruncido, como si estuviera tratando de entender o descifrar algo. Y sin darse cuenta, pensó en lo adorable que se veía así, relajado.

De repente los ojos de Justin se desviaron desde libro a un punto desconocido del cuarto. Sus manos comenzaron a apretar con fuerza la tapa del libro, tanto que sus nudillos se volvían blancos.

Su rostro estaba entre serio y desesperado, como si intentara retener en su cabeza algo. O posiblemente, alguien.

Sacó la pequeña bolsa transparente que se escondía debajo de su almohada, ignorando la torpeza de sus manos temblorosas. Tomó dos pastillas y se las metió en la boca para posteriormente tragarlas.

Summer observaba la escena con la boca abierta. Le generaba rabia el hecho de que haya tenido que pasar por el asesinato no intencional de su hermano, el maltrato que le brindaba el mismo y las comparaciones de sus padres. Él era un buen chico, brillante e inteligente, no merecía pasar por lo que estaba pasando.

La mirada de Justin voló hacia el vidrio de la puerta, pero sin embargo, no se levantó. Se mantuvo tratando de calmar sus respiraciones, y esperando en silencio que el alboroto en su mente se calmara. Esas pastillas no le ayudaban en mucho, pero era la única solución. Era eso, o convertirse en un jodido monstruo.

Summer tomó su libreta de anotaciones y escribió rápidamente en una de sus hojas. La arrancó y la mantuvo pegada en la pared sosteniéndola de atrás. Tocó la puerta, llamando la atención de Justin.

"¿Estás bien?" decía el papel.

Justin recorrió el cuarto con la mirada, y se detuvo al ver la ventana completamente empañada. Pasó su brazo por los tubos de la reja y escribió "Jamás lo estuve". Su letra había cambiado, estaba más temblorosa y en imprenta. Hace tiempo no escribía.

Summer torció los labios y escribió nuevamente otra nota. No podía entrar a la habitación, las puertas estaban cerradas con llave y el único que tiene las llaves para poder abrirlas está plácidamente dormido en la cabida de seguridad.

"Tú no estás mal" colocó nuevamente el papel sobre el vidrio.

Justin rodó los ojos, como diciendo "Estás realmente loca" y se inclinó para escribir nuevamente.

"No estoy encerrado aquí porque me he comportado de maravilla"

Summer iba a contestarle, pero el guardia se levantó de la silla bastante somnoliento y frunció el ceño al verla. Se acercó a ella a paso lento, y Summer solo tuvo oportunidad de saludar con la mano a Justin antes de salir por la puerta.

-Disculpe, señorita -la llamó el guardia. Ese no era el que le había avisado que la tormenta había pasado, quizás había terminado su turno-. ¿Quién es usted?

-Summer Burberry, psicóloga -estrechó su mano, que el guardia tomó cordialmente.

-Las horas de visita han finalizado hace varias horas -se cruzó de brazos, convirtiéndolo aún más serio.

Ella soltó una risa nerviosa, y contestó lo primero que se le pasó por la cabeza.

-Estaba atendiendo a un paciente, se nos han pasado las horas volando, la verdad -soltó una carcajada, pero la cara del guardia no parecía ceder.

-¿Habla en serio? Los pacientes aquí no logran tener una conversación con nadie sin atacarlos-Summer frunció el ceño. Eso no era cierto -. Sólo bromeaba, señorita, sé que estaba ahí debido a la lluvia, Eddie me lo informó. Está estacionado en la entrada.

Ella asintió. Caminó por el gran parque delantero y se dirigió a su auto a paso lento. Las rejas chirriaron al abrirse (¿Hace cuánto tiempo no las soldaban?) y la hierba crujía bajo sus botas de lluvia azules. Sacó las llaves de su bolsillo y apretó el botón para desbloquear el auto, las luces delanteras se encendieron y tomó eso como señal para abrir la puerta del conductor.

Al sentarse y sentir la calidez del coche, se permitió a sí misma soltar un suspiro. Cargado de tristeza, de rabia... No podía creer como trataban a aquellas personas, cuando, quizás, lo único que necesitan es una mano de la cual poder sostenerse. Algunos están a punto de caer, y parece como si ellos quisieran empujarlos.

Summer elevó la mirada hacia la hilera de ventanas que tenía el gran edificio. Casi al instante, chocó con unos ojos miel que la observaban desde una de las ventanas del primer piso. Su rostro estaba serio, y a pesar de la distancia, su mirada se clavaba en la de ella sin ningún disimulo.

Justin levantó su dedo y batalló para escribir las palabras al revés en la ventana humedecida.

"Mañana se abrirá el teatro" escribió, para luego volver a mirarla sin ningún tipo de expresión.

Summer frunció el ceño al no entender su mensaje, pero no tuvo oportunidad de preguntar cuando ya Justin se había acostado en posición fetal, dándole la espalda a la ventana.



N/A: ¡Holaaaaaaaaaa! Sip, he vuelto ¿qué tal todo?

Le prometí a mi soul sister ( guruzzle, por si no ha quedado en claro lel ) que subiría un capítulo de Silent Voices hoy, y aquí está aksjdhaksjd

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-Cía






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