Las horas pasaron más rápido de lo esperado. Justin no parecía tener intención alguna de soltarme. Llevábamos en la misma posición hace más de cuatro horas, y en todo ese tiempo mis lágrimas no habían dejado de correr como el caudal de un río.Desde lo sucedido, Caleb y yo no habíamos tocado el tema, y en cierto punto nuestra ruptura también se debió a eso. La pérdida de un hijo propio es el dolor más inmenso que una persona puede experimentar. Y costó mucho tiempo, dinero y películas de comedia clásica para que logre retomar el ritmo normal de mi vida. Aunque el recuerdo siempre se mantenía ahí, en el lugar más recóndito de mis pensamientos. Y cada vez que me encontraba sola, en silencio, envuelta en una oscuridad abrumadora, sola junto a mi mente que no dejaba de fluir... el vacío en el pecho de su ausencia y la culpa se hacían cada vez más inevitables y tomaban posesión de mis sentidos por completo.
Estaba de dos meses cuando me enteré que Caleb me había embarazado para anclarme a él. Nuestra relación iba de mal en peor, aunque intentábamos remontarlo. No estábamos acostumbrados a no tener la compañía del otro, habíamos aprendido a vivir así. Una infidelidad de su parte había hecho que el volcán hiciera erupción de una vez por todas. El dolor tan grande que pensé que no habría algo que lo iguale. Hasta que me enteré que eTaba embarazada. Y más tarde, que ese bebé era su coartada para que no me separe de su lado. Él no quería ese bebé, jamás lo quiso. Supongo que fue el estrés, el dolor que me ahogaba... pero el pequeño ser que comenzaba a formarse en mis entrañas, de un momento a otro no existió más.
Fue una noche, mejor dicho, una madrugada. Me había levantado a buscar un vaso de agua, estaba transpirando sin parar. Pero estaba de buen humor. Hasta que miré hacia abajo y noté las gotas de sangre que iba dejando por el camino.
Entonces supe que si había un dolor más insoportable que el de una infidelidad estando completamente enamorada, entregada. Y no se comparaba en lo absoluto.
Él decidió culparme desde entonces. Recordándome una y otra vez lo culpable que era por haber perdido a ese hijo. Y llegó un punto en el que la violencia psicológica era tanta, que comencé a creérmelo.
—Summer, ¿me oyes? —La suave voz de Justin hizo que me despierte de mi limbo mental. Sus ojos me miraban fijamente, estábamos tan cerca que podía ver sus pupilas ligeramente dilatadas. Él me dedicó una media sonrisa, un poco triste— Créeme, me encantaría quedarme así por el resto del día. Pero debes irte, si la doctora Futherford te encuentra aquí podría denunciarte. No perderás el trabajo por mi culpa.
—Si fuera así, no sería tu culpa. Yo decidí venir aquí. —Me levanté del colchón y tomé mi bolso. Nerviosa, coloqué un mechón de cabello detrás de mi oreja. Me avergonzaba haber venido. Sin embargo, el me miraba confuso, un poco preocupado también— Pero tienes razón, debo irme. Tengo trabajo, y creo que ya te molesté lo suficiente.
Justin frunció el ceño y se levantó de la cama también. Se acercó a mí, lo suficiente para ponerme nerviosa pero manteniendo cierta distancia entre ambos —No me molestas. Es lindo que alguien busque reconforte en mí y no un testimonio sobre asesinato. —Debí morderme la lengua cuando pasó un dedo por mi mejilla. Era tan dulce— Espero verte pronto. Intentaré no estar tan chiflado para cuando regreses.
—Quizás la chiflada siempre fui yo. —Bromeé. Él sonrió— Si vuelvo será para matarte. Y usaré tu cabello como bufanda, ¿qué te parece?
Justin soltó una carcajada monumental. Tan grande y sincera que me sacó una sonrisa—Me tienes bien imitado.
—¿Y quién dijo que te estoy imitando? —Enarqué una ceja— Nos vemos pronto, Bieber. —Caminé hacia la puerta decidida. Puse una mano en el picaporte, pero volteé un segundo— Y deja de esconder tus pastillas bajo la almohada. Si lo haces, busca un escondite menos obvio.
Justin carcajeó. Y sin esperar más tiempo, me fui.
Cuando estaba dentro del auto, devolviéndome la mirada en el espejo retrovisor volví a sentir ese vacío que no sentía hace mucho, pero mucho tiempo. El vacío que sentía cuando Caleb se iba a trabajar y no volvía hasta la madrugada. O cuando se olvidaba de las cenas familiares y se ausentaba. Y entonces me di cuenta que Justin llenaba ese vacío que Caleb había dejado hace tiempo marcado en mi corazón. Por un momento me sentí estúpida. No sabía si por interesarme en un paciente de un psiquiátrico o porqué. Pero me sentía bien, después de mucho tiempo de sufrimiento y caos constante, sentía que de una vez por todas mi vida estaba, en su casi totalidad, pacífica. Y en cierto punto se lo debía a él.
(...)
Ese día decidí sentarme en un café a terminar unos documentos para el trabajo. Me sentía en el humor perfecto para cambiar mis planes de ver películas hasta quedarme dormida y salir al exterior a socializar un poco con la ciudad. El negocio estaba lleno, así que tuve que esperar sentada en unos bancos afuera a que se desocupara alguna mesa. Por suerte, era la primera en la fila, así que no tardarían tanto en cederme un lugar para por fin comer, aunque era un poco aburrido.
Mi celular sonó dos veces indicando un mensaje. Lo cierto era que no esperaba que nadie me hablara, y no tenía ni una pista de quien podía llegar a ser.
"Hey, ¿me recuerdas? Soy con el que compartiste taxi el otro día. Prometí calmar mi ansiedad y no hablarte tan pronto pero es que simplemente no pude😂😂" decía el mensaje de Kian, el rockero guapo con el que había viajado.
"Ok, sé que esto es apresurado y muy de repente pero... en dos horas tocaré con mi banda en un bar cerca de el parque de la avenida. Estás más que invitada. Me encantaría verte por ahí" Kian decía en el segundo mensaje que había mandado.
La avenida estaba a pocas cuadras de aquí. Y un show se veía tentador para mi humor de querer salir de la rutina.
"Ahí estaré. Pásame la dirección y nos vemos ahí" tecleé.
Pronto me llego otro mensaje con lo que pedí y satisfecha guardé el celular dentro de mi bolso. Bien, quizás me venía bien un poco de cambios en mi día a día. Dejar de ser la psicóloga aburrida que se dedica a terminar trabajo en cafés para luego volver a casa y ver clásicos del cine hasta que el sueño la venza. Ir a un concierto de rock era el plan perfecto.
n/a: Acá otro capítulo! Más tarde si logro terminar otro más publicare otro. Espero que lo hayan disfrutado❤️
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-Cía
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Silent Voices |j.b|
Fanfic"No puede reparar un cristal que ya está roto, Burberry. Sólo que que yo no estoy roto, yo rompo a los demás" cover by stratfword © bieberfairy.