Capítulo uno: "Irrumpiendo en su mente"

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Las grandes y oxidadas rejas de la clínica Werford se abrieron en cuanto el auto negro de la señorita Burberry estuvo lo suficientemente cerca.

Ella tomaba el volante con tanta fuerza, que sus nudillos se volvían blancos. Tanta presión ejercía que podría romperlo.

Jamás había entrado a una clínica y tampoco pensaba que algún día lo haría. Ella estaba acostumbrada a los típicos problemas que son dentro de todo normales.

Por esa razón, cuando la señora Futherford la llamó para informarla sobre la necesidad desesperada de que atiendan a uno de sus pacientes, se cuestionó varias horas si debía venir o no.

Pero al fin y al cabo es su profesión. Y aunque no se haya especializado en éste tipo de casos, el eje central era tratar de ayudar a la gente.

El problema era que las personas que se encontraban encerradas allí adentro , tenían poca posibilidad de ayudarse. El cerebro de todas aquellas personas había llegado a su punto cúlmine.

Pero Summer mantenía aquella chispa de esperanza palpitando en su interior, porque ella no se rendiría hasta poder ayudar a aquel individuo.

Por lo menos, hacer que pueda desahogarse. Suele ayudar mucho, es bastante terapéutico.

Bajó del auto detrás de la segunda reja de la clínica. Si, la seguridad de aquella edificación no tenía límites.

Un guardia se encontraba parado frente a ésta.

Se quedó unos segundos fingiendo observar el panorama que tenía frente a ella. Dando tantas vueltas como podía, alargando su entrada.

-¿Se le ofrece algo, señorita? -Summer volteó y asintió.

-Buenos días, soy la doctora Burberry. He venido a ver a la señora Futherford.

Luego de enseñarle su documento y algunas cosas más sin importancia, el guardia permitió su entrada.

Observó el gran jardín delantero de la clínica. Algunos pacientes se encontraban sentados en los bancos, otros hablándole a la nada misma y otros peleando contra los enfermeros.

-¡Dra Burberry! -Summer volteó al escuchar su nombre, encontrándose con la señora Futherford.

Joyce Futherford era la nieta del dueño original de la clínica. Luego de que éste muriera, ella decidió hacerse cargo de la gran edificación por su propia cuenta.

Summer sabía que antes de ser una clínica psiquiátrica había sido un hospital pediátrico. Hace mucho tiempo eso había cambiado, nadie sabe la razón de su repentino cierre.

Ella sonrió ante su saludo y estrecharon sus manos. Algunas miradas de varios pacientes se posaban en ella, era de esperarse, hace tiempo no entraban personas nuevas a la clínica.

- Acompañeme, el joven se encuentra en el salón de interacciones.

Summer siguió a Joyce por un largo e interminable camino de tierra. Elevó la mirada para observar el cielo, apostaba a que en cualquier momento llovería.

Una gran estructura blanca y antigua se levantaba frente a sus ojos. Aquel lugar solía ser la sala de urgencias, si ella mal no recordaba.

Algunas ventanas se encontraban rotas y sobre ellas había rejas de alta seguridad. No quería ni imaginarse la gravedad de las personas que se encontraban ahí dentro.

Caminaron por un gran pasillo completamente blanco y sin vida. Donde había algunos sillones. Le sorprendía que no haya ningún libro.

Parecía como que la clínica no les brindara ningún tipo de entretenimiento. Sólo dejarlos solos con su mente.

Silent Voices |j.b|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora