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He cumplido la mayoría de edad hace ya un año y es lo mismo que llevamos Paulina y yo juntos.

Somos muy unidos.
Y creo que podría ser la persona con la que podría compartir mi vida.

Angelie ha ido de allá para acá, ha estado en televisión casi diario y han anunciado que hoy vendrá a Inglaterra a eso de las 5:30 p.m para una firma de libros y una plática.

Pienso ir, pero iré solo.

Me llevé mi libro y caminé a la plaza, pues quedaba cerca.
Divisé un lugar en la fila y me metí ahí.
La gente no dijo nada, entonces me quedé.
Hace dos o tres años no la veo, estoy emocionado, no lo negaré.

Es mi turno.
Tiene la cabeza cabizbaja y sigue igual que siempre.
Su cabello negro, su piel blanca y sus lindas manos.

-¿Nombre?

Sonreí y le acerqué el libro.

-Alejandro.

Levantó la mirada y yo le sonreía.
Una pequeña lágrima recorrió su mejilla e inmediatamente la limpió. Buscó algo rápidamente, lo pegó al libro y me lo entregó.

Era una nota.

Alex:
Me gustaría realmente hablar contigo, vamos al café de la esquina a las siete.

Sonreí y esperé paciente a la hora indicada.

Al fin dieron las siete y fui al café. Me senté y poco después la vi entrar por la puerta.

Miles de recuerdos cruzaron por mi mente y esta escena me recordó exactamente a la fecha en la que le dije que yo era el chico de los post-its.

Me diviso y caminó más rápido hacía mí.
Me sonrió y se sentó.
Nos miramos un rato sonriendo y al final ella habló primero.

-Alex.. Han pasado tantas cosas desde que hablamos por última vez.. Perdóname por no contestar más... Perdona..

-No importa Angelie, yo entiendo. Sé que lo que te dije no estuvo bien.
Pero, hubo tantas cosas que quería decirte en todo ese frío año y simplemente no pude.
Te dejé ir, por pena que tenga, no reaccioné muy bien..

-Lo sé pero no hablemos de eso ahora... Dime ¿Cómo has estado?

-Muy bien y no creo que haga falta preguntarte.

Rió y ordenamos.

-Y.. ¿Paulina?

-Oh... Pues, hemos estado saliendo y llevamos ya un año.

Angelie borró su sonrisa y susurró un ligero "qué bien"
No hablamos nada más y sólo sonreiamos de vez en cuando.

Al final la acompañé a su antigua casa.
Porque en realidad nunca la vendieron.

Y yo lo sabía por todas las veces que me había venido a sentar en la acera.

-Entonces..

-Entonces... -Continuó.

-Quiero decir.. Tú y yo ¿Estamos bien? La verdad no me gust...- no pude seguir hablando sobre algo que no me llevaría realmente a nada, porque ella ya me había respondido con sus labios en los míos.

Notas a ella.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora