C u a t r o

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Me encierro en mi habitación y me limito a llorar, me dirijo a la cama y me tumbo boca abajo. Pasado un tiempo me levanto y me voy al baño que tengo, habro un cajon del mueble que hay y saco a mis amigas, enciendo el grifo y me hago el primer corte cuya sangre se mezcla con el agua y baja por la tuberia, luego el segundo, el tercero y asi hasta tener tanta sangre que no soy capaz de reconocer que es mi brazo lo que esta debajo de todo ese mar rojo. Me lavo el brazo, me enrosco unas vendas para que la sangre no me ensucie la ropa, a mi me da igual que se ensucie, pero no quiero crear sospechas por parte de mi madre y la psicóloga. Vuelvo a la cama saco el libro que leía y me adentro en la historia. Por unas horas dejo de vivir mi vida y empiezo a vivir la de la protagonista, dejo la rutina de siempre y vivo aventuras increíbles en las que me da igual lo que digan los demas, en las que soy feliz y me divierto haciendo algo que no es dañarme a mi misma. Mi madre me grita que baje a cenar y me devuelve a la realidad de mierda, no pensaba que había pasado tanto tiempo leyendo, pero a lo mejor es que cuando una persona se engancha a un libro se olvida del tiempo, puedes estar leyendo un libro durante horas y que se te pasen como segundos, ese era mi caso casi siempre. Bajo a cenar con una sudadera lo suficientemente larga para escondere la venda y las cicatrices para que mi madre no las vea. Cuando llego al comedor veo que Rya ya esta sentada comiendose su cena mientras mi madre y su marido se echan comida a sus platos y charlan sobre sus días. Me siento, cojo un plato me echo unas verduras, me siento y empiezo a fingir qus estoy comiendo.

El marido de mi madre se llama Dylan, me cae bastante bien, es un hombre de negocios, tiene su propia empresa y tiene bastante dinero. Cuando se casó con mi madre, ambos se ofrecieron a pagarme una escuela privada pero yo me negué, no quería que gastaran dinero en mi.
Me trata bastante bien y siempre se ha preocupado por mi salud, cuando se enteró de mis trastornos me llevó a una consulta psicológica y desde ese día él me paga los gastos, me trata mejor que mi padre, es jodido admitirlo, que un extraño te trate mejor que tu propio padre, pero es así. Trata a mi madre mejor de lo que mi padre, puedo ver que de verdad la quiere en la forma en que la mira cuando estan hablando o cuando ella esta haciendo algo que le gusta y esta concentrada.
No lo llamo papá porque no me siento agusto o porque no me sale, pero tengo que admitir que lo quiero como nunca quise a mi padre.

Mientras ellos hablan sobre sus vidas yo me limito a jugar con la comida, se me a hecho una costumbre el jugar con ella, es como si la recompensara por no comermela que es para lo que de verdad vale.

—¿Que tal tu día Acacia?— me pregunta muy sonriente —¿Que le a pasado a tu labio?— su expresión cambia totalmente.

—Bien, ya sabes, lo de siempre y lo del labio me tropecé, pero ya estoy bien—le digo devolviéndole la sonrisa

—¿Solo te has hecho daño en el labio?¿no te duele nada más?— me pregunta bastante preocupado

—No, no te preocupes estoy perfectamente— le digo intentado calmarle.

—¿Y tú Rya? ¿Algo interesante?—le pregunta a su hija con el mismo entusiasmo que conmigo

—Muy bien papá— le dice ella muy contenta— hoy en clase la profe nos a puesto un episodio de unos dibujos animados que se llaman Teletubbies, son muy raros pero me gustan—

Mi madre al escuchar lo de los Teletubbies me mira sonriente y le dice a Rya

—Sabes, a Acacia de pequeña le encantaban esos dibujos, siempre los veía, y cantaba con ellos— podia ver como sonreia mi madre cada vez que hablaba sobre recuerdos mios de la infancia— los echaban a casi todas horas y siempre estaba plantada delante de la tele cantando y bailando, eras supermona— esta vez se dirige a mi y me lo dice.

Entonces dice Rya sorprendida

—¿En tu infancia no había móviles?¿como jugabas?— a lo que yo conteste

—Cariño, yo de pequeña no tenía móvil, solía salir al parque y jugar con los vecinos...—

—Yo tampoco tengo móvil— dice mirando a su padre— pero si salgo al parque, un montón— le sonrió y miro al plato, maldita comida, porque no desaparece.

Apenas como un par de verduras y le digo a mi madre que necesito estudiar y me deja ir.

Me vuelvo a encerrar en el cuarto y voy directa el baño y con inclinarme un poco y un simple toque en el abdomen aparece un rio de comida triturada por mi boca. Poto todo lo que tengo dentro del estomago que era muy poca cosa y me meto en la cama. No se para que me meto en la cama si lo que hago es pasarme la noche llorando y si duermo son un par de horas y despierto con unas ojeras enormes que con maquillaje se esconden al igual que las cicatrices. Que pena que no exista el maquillaje para el alma, me gustaría esconder un par de cicatrices que hay por ahí. Pongo la musica y canto, otra de mis pasiones, mi madre dice que soy una artista porque me encanta cantar, bailar, dibujar, escribir y todo aquello que tenga ver con el arte, por eso cada noche cojo un pincel y dibujo delicadamente encima del papel sin apretar demasiado porque el papel se puede romper y eso no es lo que quiero en estos momentos.

Cuando se acaba la canción me tumbo en la cama, me tomo los antidepresivos y los somníferos, llevo una semana semana sin tomarlos y necesito dormir aunque me tenga que drogar para hacerlo.  Al rato puedo ver como las pastillas tiene efecto, las pestañas me empiezan a pesar y me empiezo a dormir.

Estaba dormida cuando de repente siento que alguien me toca el hombro muy cuidadosamente y me susurra que me despierte con voz suplicante, abro los ojos y esta Rya con su peluche delante de mi con los ojos llorosos.

—¿Rya qué te a pasado?— le digo mientras reviso el reloj 00:21 y me siento en el borde de la cama y abriendo las piernas para poder abrazarla.

—¿Acacia puedo dormir contigo? Es que he tenido una pesadilla y me da miedo dormir sola— dice sollozando en mi hombro

—Vale cariño— le digo mientras me meto en las sabanas y me echo para un lado dejándole un espacio a ella— venga entra —

Entra y nos acurrucamos juntas cuando me empieza a hacer preguntas y yo las contesto.

—¿Shashita, tu de pequeña tenías amigos?— me dice usando el típico apodo

—Si patito, tenía muchos amigos-— le digo mientras le meto un mechón de su pelo rubio detrás de la oreja.

Es tan distinta a mi, yo soy morena y ella es rubia, yo tengo los ojos marrones y ella verdes, yo soy algo morenita y ella es más blanca que la leche. Nunca pareceremos hermanas, solo espero que a ella no le toque vivir esta mierda de vida que tengo yo.

—¿Y tu, tienes amigos?— le digo

— Síii, tengo muchos, una se llama Emily, es mi mejor amiga y luego hay muchos más que no conoces—dice super ilusionada, parece que se a olvidado de la pesadilla que había tenido— Tu si que conoces a Emily, vino un par de veces a casa para ver películas y jugar—

Es verdad había visto a esa tal Emily alguna que otra vez correteando por casa con Rya

—Oye Shashita, ¿por qué tú no traes a tus amigos a casa?—

Nightmare  {EDITANDO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora