Capítulo 7

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"Ahí está dormida sobre el alma, la sospecha. Al acecho espera el momento oportuno para despertar. Sólo necesita un corazón inseguro para empezar a sembrar el horizonte de desiertos. El miedo es su aliado, quien le abre la puerta y una vez que en ella se instala la paz se vuelve un imposible."

- Diego Bustamante

- Vine porque tu amiga me avisó que estabas muy deprimida -le dijo su padre-. Que casi no dormías, que no comías. ¿Tu mandaste este fax, no?

Le preguntó a Celina mostrándole un fax que Mía le había enviado. Tanto ella como Victoria se volvieron hacia ella para verla, Celina no comprendía lo que sucedía.

- No, yo no fui -negó rápidamente con la cabeza, aún escondida detrás de la guitarra y Mía se sentó cerca de Victoria.

- Yo lo mandé -dijo Vico rápidamente recordando lo que Mía le había dicho esa tarde-. La verdad es que estábamos muy preocupadas por Mía.

Pasó su brazo por su cuello y Mía descansó su rostro sobre su hombro fingiendo una expresión de tristeza. Celina las miró aún confundida

- Es que se ha sentido muy mal últimamente, siempre está deprimida -Victoria fingió preocupación.

- Pues no lo parece. Las estuve viendo en el baile y estaban cantando y bailando -dijo Franco no muy convencido.

- Pero porque nosotras se lo pedimos, ya no soportamos verla así.

- ¿Por qué le dijeron a mi papá? Yo les dije que no quería que se enterara.

- Lo hicimos por ti -le dijo Victoria.

- Está bien, las perdono que le hayan dicho pero... Perdónenme, pero yo no puedo ver a nadie.

Llevó ambas manos a su frente negando con la cabeza de manera dramática.

- Perdón pero váyanse un poquito. Yo solamente quiero tirarme en la cama. ¡No quiero ver a nadie!

Se tumbó sobre la cama boca a bajo y comenzó a fingir el llanto. Franco solo llevó una mano a su mentón.

- No quiero.

Sus amigas decidieron dejarla a solas con su padre.

- A ver chiquita, ven.

Su padre se acercó a ella y le dio un suave golpe en su pierna para que se acercara a él y se sentó a su lado.

- Ven chiquita, ¿Qué tienes? ¿Qué te pasa?

Acarició el cabello de su hija y ella lo miró al sentarse sobre la cama de nuevo.

- ¿Qué tienes? -le preguntó.

- Nada papá.

- ¿Nada?

- No, tú vuelve a tus cosas, a tus negocios y todo. Yo no quiero ser un problema.

- Pero, ¿qué dices? -le dijo, conociendo ya los berrinches de su hija.

- Pues eso.

Hici puchero desviando su vista al suelo por varios segundo y luego volvió la mirada hacia su padre, quien tiene su mano acariciando su espalda.

Rebelde [1° Temporada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora