Capítulo 32

269 10 5
                                    

"Cuando de niño corría, gritaba y saltaba de alegría. ¿Cuántas veces la gente que me rodea me ha dicho que me tengo que estar quieto y sin hablar? Pero no saben que por dentro, sigo siendo ese niño en movimiento."

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Roberta Pardo:

Intenté insertar bien el cassette en la grabadora pero aunque lo intentara un millón de veces esta cosa no funcionaba, esto no podía estar pasándome justo ahora.

— ¡Maldita porquería! ¡Suena! —espeté furiosa golpeando la grabadora.

— Roberta, parece que salió mal tu broma, ¿no? —me dijo Diego a mis espaldas.

Volví a golpear la grabadora con la palma de mi mano y volteé a verlo.

Lo peor de todo esto es que él pensaba que solo era una broma y ahora que está porquería no funciona he quedado como una mentirosa que sólo pretendía engañarlo, cuando lo que pretendía en sí, era chantajearlo.

Ni modo Roberta, no tienes mas opción.

Lo miré fijamente frunciendo levemente el entrecejo y junté mis manos en plan de súplica haciéndome la inocente.

— Dieguito, por favor, por favor —él me miró fijamente con sus manos en su cintura—. Mira, hoy no voy a poder ir con ustedes, pero te lo juro que la próxima vez yo te hago las que quieras.

— Roberta, escúchame, ¿tú crees que soy idiota? Primero me amenazas —comenzó a contar con sus dedos—, luego te haces la buena —desvié la mirada al suelo—. Te quedas.

Okay, no funcionó el papel de víctima inocente y niña buena.

— Claro —lo miré—, que podía esperar de ti.

Lo fulminé con la mirada y pasé por su lado.

— Bueno —volteé a verlo—, ya me voy.

Me dispuse a ir a la puerta pero su mano sosteniendo mi muñeca me detuvo. Frené en seco y él me hizo voltear de golpe acercándome a él.

— Tú te quedas —me dijo con firmeza—. Digo, no me puedo arriesgar. Te quedas —se encogió de hombros luego de haberme mostrado sus llaves.

¿No pretende encerrarme, verdad?

— Die...go.

Él se dirigió a la puerta y apreté fuerte mi puño con rabia y volteé a verlo furiosa.

Chale.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Miguel Arango:

— Bueno Nico ya quita esa cara, güey —fruncí el ceño.

Él estaba sentado frente a mi, en el siguiente muro de uno de los tantos rincones del colegio bajo un montón de árboles y varios arbustos. Tenía sus piernas dobladas con las rodillas a la distancia de su pecho, su mano izquierda sobre sus rodillas mientras mordía sus uñas.

— A parte, a mi ya se me ocurrió algo para fregarnos a esos de La Logia —apoyé mis manos de mis muslos.

Él siseó.

— Cállate Miguel, nos van a oír —miró a todas partes.

— Nico, ¿quién nos va a escuchar? Estamos solos, güey.

Él volvió a mirar a todas partes nervioso.

— Bueno, pues estoy tomando medidas. No podemos estar hablando de eso así suelto. Así como si fuera... cualquier cosa.

Rebelde [1° Temporada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora