Capítulo 21

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"Es muy fácil pasar de las mentiras blancas a las grises, y terminar hundidos en la negrura de una intriga. ¿Será que mentimos por la cobardía de no asumir nuestros actos?"

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Roberta Pardo:

— ¡Suéltame, idiota! — Espeté furiosa empujándolo fuerte lejos de mi y él se queja de dolor al pegarse con la estantería que estaba detrás. — Me das asco. ¡Me das asco! ¡Te odio! — Grité con todo el odio que pudiera haber dentro de mi hacia él.

Salí de allí lo más rápido posible llena de coraje. ¿Cómo pudo haberme besado? ¿Como pude haber caído es su estúpido juego? 

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— Seguramente fue uno de los muchachos de cuarto el que les hizo esa broma, oficial. — Dice Pascual sentado en su escritorio con sus manos entrelazadas.

El oficial estaba sentado frente a él y detrás de él estaba parado otro policía.

— Una broma de muy mal gusto. — Dice muy serio.

— Coincido con usted. ¿Gusta? — Le acerca una copa decorativa con dulces.

— No, gracias. — Pascual acerca la copa al otro policía que se encontraba detrás y este asiente acercándose pero el jefe coloca su mano evitándole el paso y este retrocede. Pascual sonríe y deja la copa nuevamente en su lugar.

— Bueno, es que esos chicos forman un grupo... — Deja caer su cuerpo hacia atrás apoyando su espalda del respaldar de su silla y entrelaza sus dedos sobre su regazo. — Muy difícil, ¿sabe?

— Supongo. ¿Pero que usted no está bastante grandecito como para andar jugando al detective? — Lo mira muy serio como lo ha hecho desde que entró.

— ¡Míster Pascual! — La voz de Esteban se hace presente haciendo un eco fuera de la oficina el cual logra colarse captando la atención de todos ya que la puerta de la oficina se encontraba abierta. — ¡Míster Pascual! — Llega corriendo y frena en seco en la puerta al ver a los oficiales quienes voltean a verlo. — Disculpe.

— Adelante, Esteban. — El director se pone de pié. — El oficial ya se iba.

— Bueno, si no tiene inconveniente me gustaría hablar con alguno de los muchachos. Usted sabe, para asustarlos un poco y darles una buena lección. — Esteban le hace señas a Pascual desde atrás pero el oficial de atrás voltea a verlo con el ceño fruncido y él lleva sus manos hacia atrás y sonríe inocente.

— Pues la verdad no les vendría mal. — Asiente Pascual quien frunce el ceño al posar su vista en Esteban quien continuaba haciéndole señas desde atrás pero el oficial vuelve a voltear a verlo y este vuelve a sonreír. — Bueno, aunque pensándolo bien creo que ya es un poco tarde. Ellos están dormidos y mañana se tienen que levantar temprano para ir a clases y...

— No, mucho mejor que estén dormidos. — Interrumpe. — Esos muchachos merecen ser despertados después de la travesura que hicieron. — Esteban sacude sus manos desde atrás pero al oficial volver a voltear a verlo se detiene llevando una mano a su mentón disimuladamente y tose.

— Pues sí, estoy de acuerdo que se lo merecen pero... Tienen clases temprano y tienen que levantarse con mucho tiempo...

— Como guste. — Vuelve a interrumpirlo. — Pero sólo quiero decirle que a los jóvenes de hoy no se les puede dar contemplaciones. — Se pone de pié mientras sostiene su gorro, esos típicos que suelen usar algunos oficiales. — El más mínimo descuido y vuelven a hacer otra de las suyas.

Rebelde [1° Temporada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora