CHAPTER 14

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•Narradora•.

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Cruzó por el umbral del aposento y cerró la puerta detrás de él‚ dejando a la muchacha completamente sola, y comenzó su andada por el oscuro y silencioso pasillo‚ percatándose cada vez más de la distancia entre él de su propia habitación.

Cada paso que él daba, ocasionaba un eco estremecedor y ominoso en el pasaje invadido por las penumbras, como si la misma muerte lo acompañara. Lancelot era un veterano en el arte de la guerra. No le afectaba el terror en sí porque él era el terror mismo.

Continuó‚ con muros y techos infestados de telarañas y grietas a su paso. Ya estaba acostumbrado a merodear por esos lugares‚ sabía que había una gran variedad de monstruos; sin embargo, ya sabía arreglárselas para salir indemne de cada situación. Por algo era uno de los más fuertes de la fortaleza.

Con solo observar la infraestructura de ese lugar‚ ya se daría la información definitiva de que aquella fortaleza era el lugar más escalofriante jamás visto.

Se dirigió al elevador que se encontraba a una determinada distancia del azabache‚ la cual estaba cerca de él. Una vez que llegó y entró a este‚ deslizó las compuertas enrejadas de metal para después hacer girar de manera manual y sin mucho esfuerzo la manivela para descender de nivel.

La tecnología de ese lugar no era tan avanzada como en la dimensión de Amy. Aún así, los habitantes de ese mundo alterno preferían revalorar el pasado, de modo que usaban vestimentas más elegantes y clásicas y utilizaban artefactos comunes y antiguos como lo eran las antorchas, candelabros, lámparas de aceite, entre otros.

Una dimensión extraña y muy arraigada a sus tradiciones y costumbres que, sin embargo, poseía su propio encanto. Pero todo encanto poseía un lado oscuro. Ejemplo de ello, el mero acto de presencia dentro del elevador vacío en su totalidad al momento de ingresar.

Lo más dantesco de ello es encontrarse con una inusual cabeza humana decapitada que cuelga de un hilo transparente cada vez que uno se adentra por un pasillo en específico.

Aquella daba alusión a las cabezas flotantes como decorativo que los propietarios implementaron como mera "atracción" turística, pese a que su fin en sí era advertir de la peligrosidad de la fortaleza, no apta para cardíacos.

A personas como Amy les habría causado un desmayo.

—¡Oye, detén el ascensor!

—Demonios —refunfuñó, alejándose de las rejas de metal.

Las compuertas del elevador cerradas a medias se abrían‚ dándose a ver a una quiróptera albina deslizando las aludidas rejas. Aquella, aunque a diario se le contemplaba con una leve sonrisa surcada en el rostro como intento de optimismo, en ese momento presentaba una cara de pocos amigos.

Lancelot rodó los ojos. «¿Qué hay ahora con esta arpía?», pensó con desdén. Rouge ingresó al ascensor, deslizando las rejas hasta cerrar por completo el ascensor.

—No me esperaba verte en el elevador —comentó Rouge con cierta molestia—: creí que no saldrías de esa habitación hasta culminar con lo que habías empezado —enfatizó con ironía‚ a lo que él solo prestó atención con impasibilidad. Poco después, ella dejó escapar un suspiro—. No pareces muy gustoso con mi presencia, ¿eh?

—Y yo menos esperaba que llamaras al elevador en lugar de utilizar magia‚ tal como una bruja cualquiera lo haría —respondió este, jactándose de conocerla bien.

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⏰ Última actualización: Aug 03 ⏰

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My helpless Rose |Shadamy| [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora