Capítulo 11°

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Ella.

Haber arreglado las cosas con Ángel me había hecho sentir más relajada. Pude disfrutar mi solitario domingo sin culpas o pensamientos abrumadores.

El lunes inició demasiado bien. El profesor nos informó acerca de unos cambios en el método evaluativo, procedería en caso de que todos estuvieran de acuerdo y así fue. Al final de cuentas si hizo algo para ayudarme, al igual que al resto de compañeros que estaban en números rojos. No quise tomarlo como algo personal pero mi corazón latía diciendo que era así. 

Luego de clases estaba de muy buen humor y no tenía ganas de ir a casa. Fui a una plazuela cercana a pasear un poco y distraer la mente. Merecía sacarme a pasear luego de la primera semana de evaluaciones. 

Miraba las tiendas de ropa y entraba en una que otra donde me llamara la atención. Si me gustaba mucho lo compraba. Pasé por una tienda China donde perdí la mayor parte de mi tiempo y salí de ahí con muchas pequeñas y grandes cosas innecesarias pero irresistibles de comprar. Cuando terminé mi paseo sentí hambre, decidí comer en un restaurante de pizzas en horno de piedra, el lugar lucía muy bonito y elegante.

El amable hostess me asignó una bonita mesa solitaria para mí y mis bolsas de compras. Me entregó el menú y se retiró. Miré un momento la carta y luego de hacerle mi pedido al mesero, levanté la vista al resto del lugar por primera vez. Vi un rostro conocido, así que instintivamente giré la mirada en dirección opuesta; mi profesor estaba allí... con una linda dama. Volví mi vista discretamente y miré con más detenimiento, pese a que estaba a varias mesas de distancia, aún podía fijarme muy bien en cada movimiento e incluso en cada gesto de ambos, me di cuenta de algo... Esa no era una chica cualquiera, era su pareja. Ambos lucían completamente enamorados, se miraban, tocaban y trataban con mucho amor. Sentí una leve decepción, pero instintivamente sonreí al verlo tan alegre y guardé esa imagen en mi memoria.

Cuando llegó mi comida preferí pedirla para llevar y salí de ahí sabiendo que había visto lo suficiente.

Sentí una fuerte necesidad de comentar esto con alguien, tenía sentimientos encontrados. Una parte de mí sabía que debía guardar el secreto y otra parate de mi no quería, ya suficientes secretos le estaba guardando a petición suya y mi rebeldía ganaba diciéndome que esto no sería otro secreto más.


—Llegaste rápido... —atinó a decir Briana tras abrir la puerta. 

Nos saludamos y entré a como me indicó.

—Ya estaba cerca cuando te llamé. ¿Está tu padre? 

Avancé por el recibidor y pasé por la sala de estar, continué avanzando hasta las escaleras. No era la primera vez que llegaba a casa de Briana, por lo general siempre terminamos aquí para pasar el rato porque al parecer nunca hay nadie en su casa. 

—No. Ya sabes que trabaja casi todo el día —mencionó despreocupada. 

Terminamos de subir las escaleras y entramos a su habitación.

Hicimos tiempo en lo que llegaba Collette. Revisó mis bolsas de compras y me reclamó un rato por las compras innecesarias. Más tarde que nuestra amiga llegó con bocadillos, me sentí más tranquila, ya no quería hablar acerca de lo que había visto pero no podía retractarme, por mensaje ya les había dado un preámbulo.

—¿Y bien? Fuiste a la pizzería, viste al profe y, ¿qué más? —Collette inició la conversación.

Suspiré con resignación, ya estaba arrepentida de esto y seguramente me sentiré culpable por mucho tiempo.

—El profesor estaba con una mujer —lo dije sin tapujos.

Los ojos de Collette se abrieron de sorpresa y Briana giró los suyos. Estaba por continuar cuando mi amiga pelirroja interrumpió.

—¿La mujer era rubia y guapa? 

Mi sorpresa fue muy notoria, la mujer que vi tenía esas características.

—¡Sí! Era así, usaba anteojos y vestía muy lindo —mi amiga asintió a lo que yo agregué.

—¡Esperen, esperen, esperen! ¿De qué están hablando? ¿El profe tiene novia?

—Eso pare...

—Sí —interrumpió Briana—. La tiene y lleva unos cuantos años con ella.

—¿Cómo sabes eso tú?

Collette y yo miramos el rostro de fastidio en Briana, esto era extrañísimo, sabemos perfectamente que a ella no le agrada Ángel y por eso siempre le molesta que hablemos de él... Pero parece que hay algo más detrás de su supuesto rechazo.

Briana respiró fuerte, dirigió su mirada a nosotras intercaladamente, su nerviosismo se afloró cuando bajó la vista a sus manos y jugueteó con sus dedos. 

—Les voy a decir porque me fastidia siempre que hablen del profe... —su tono de voz era distinto al usual. Briana siempre ha tenido voz firme y de tono desdeñoso, pero ahora se podía percibir la fragilidad de sus palabras.

—Adelante, te escuchamos... 

—Igual si no te sientes lista para contarnos, no hay problema, no te presionaremos —Collette asintió dándome la razón.

Briana negó.

—Hace tiempo que tenía ganas de contarles pero por alguna razón no tenía el valor... Entonces, creo que ha llegado el momento —se aclaró la garganta y se tomó un momento para continuar—. Conozco al profe hace mucho, de casi toda la vida podría decir. Cuando tenía cinco años él se mudó al departamento frente al nuestro. Igual que ahora, casi siempre estaba sola en casa y de alguna manera él notó mi solitaria presencia. Crecí observando en silencio cada cosa que él hacía, para cuando cumplí catorce empezamos una especie de amistad, charlábamos al encontrarnos en las escaleras, en la entrada o en algún lugar cercano. Nada especial, de hecho eran charlas casuales acerca del tiempo o la escuela, siempre me decía que estudiara mucho y me portara bien.

—Wow Briana, ¿y por qué ahora hacés de cuenta que ni lo conocés?

—Yo quise preguntar eso pero no lo hice para no interrumpir.

—Ah... Lo siento, continúa —Collette se disculpó.

—Si bueno, estaba por llegar a eso —señaló con obviedad y una sonrisa nerviosa—. Cuando cumplí dieciocho ya éramos más cercanos, las pláticas a través de su balcón y el mío tomando un mate caliente eran lo mejor de mi vida en esos momentos. Nunca entré a su casa ni él a la mía, siempre fue respetuoso y marcaba su evidente distancia. Y entonces yo arruiné todo cuando vi que una chica empezó a frecuentar su casa con regularidad, ya casi no hablábamos en el balcón, ni conversábamos por mail, y yo... —hizo una pausa, debatiéndose si decir o no lo que se estaba callando—, yo la verdad hice una estupidez y lo arruiné todo. 

Entendía que era difícil para Briana y no pregunté más sobre "eso" que no especificó.

—¿Fue algo así como tu primer amor? 

Briana asintió a la pregunta de Collette.

—La chica que yo vi en el restaurante con él... ¿está con ella desde entonces?

—Sí por supuesto, él cortó su amistad conmigo por darle su lugar a ella y lo entiendo, era lo justo.

—Pero... si lo que ustedes tenían era una linda amistad y tú cometiste un error, creo que ya han pasado varios años para poder arreglar las cosas. Puede que ahora en su reencuentro por la universidad puedan arreglar las cosas.

Ella negó sonriendo.

—La verdad es que no me interesa —sonrió con gesto sincero—, él siguió su camino y yo el mío, todo está bien así.

Collette y yo abrazamos a Briana y seguimos con el tema por largo rato, ella nos brindaba más detalles al azar y al final la plática se enfocó en Collette y su reciente enamoramiento hacia un chico misterioso del que no nos quiso hablar.

Esa fue una tarde llena de sorpresas que terminó bien.


...

Amor Perturbador. [Dross]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora