Tiempo

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Es cortito, lo sé. No he tenido mucho tiempo estos días y ando algo estresada, ya dije que en verano me pondria plenamente en las dos novelas :)   Este capítulo es algo introductorio de lo que van a pasar en los siguientes capítulos, que seran más largos pero que no podré subir seguramente en 2 semanas ya que estoy de examenes :S ¡besos! ¡Espero que os guste! :D

~Capítulo 30

En ese momento se creó un silencio, pero nada incómodo. A través de la línea solamente se podían escuchar nuestros sollozos por la conmoción de después de estar semanas incomunicada y de mi huida, de no saber nada de mí. Mis sollozos poco a poco se estaban convirtiendo en puro llanto.

-¿Cómo estas mamá?-me aventure a hablar yo primera. No sé ni cómo me pudo salir la voz, tenía un nudo impresionante en mi garganta difícil de hacerlo desaparecer.

-¿Por qué lo hiciste Sarah?-me respondió ella con otra pregunta. No me gustó nada su tono, era como si estuviera decepcionada de mí, todo lo que yo me esperaba y que me dolía tanto.

-Mama…entiéndeme, no me quería casar. Lo intente hablar contigo y no sirvió de nada, mi vida se iba a arruinar si permitía eso.-respondí

-Hija…te echo de menos.-me dijo después de un silencio.

Mi llanto se volvió algo más fuerte pero intente apaciguarlo para continuar hablando.

-Yo también mama.

Otra vez estuvimos en un silencio. Esta vez me estaban poniendo nerviosa esos silencios, poco a poco se estaban convirtiendo en incomodos ¿Qué me tenía que decir tan importante?

-¿Te puedo hacer una pregunta mama?-le volví a preguntar.

-Claro, dime.

-¿Estas decepcionada conmigo?

-Ai cariño…hay cosas más importantes que hablar en este momento.

-¿De qué?

-Sé que no tendría que decírtelo, pero tu padre ha ido a Londres para irte a buscar, Sarah.

-Eso ya lo sé mama, pero ¿y? No me puede hacer volver, estoy a custodia de Alan, él es…-respiré hondo.-mi marido. Nos casamos para poder huir.

-Eso ya lo sé que lo hiciste por eso pero tu padre te está investigando para que vuelvas, Sandy también ha ido a Londres, solo te puedo decir que tengas cuidado.

-Mama, no me puede pasar nada, aquí estoy segura con Alan, John y su tío.

-No tengo más tiempo.-me respondió de repente.-solo te voy a decir una cosa muy importante: No confíes en nadie ¿entendido?

-¿Cómo?

Y sin dejarme preguntarle, colgó dejándome con un lio en la cabeza. ¿Qué había querido decir? No había entendido muy bien por qué no podía confiar en nadie. ¡Estaba segura! Y mi padre, no podría hacerme nada para que volviera a España, no.

Me sequé mis lágrimas con las manos e intente estar lo mejor posible para que no se notara que había llorado. Un rato después de ver que estaba aceptable para que Alan y Federico me vieran, salí de la habitación y cuando llegué al salón, vi que Federico miraba su móvil y Alan estaba jugando a la play como si no pasara nada. Cuando los dos me vieron, Alan paró su partida de futbol y Federico se me quedo mirando sin decirme nada.

-Toma.-le dije dándole a Alan su móvil.-Ya hable con mi madre.

-¿Y qué tal?-me pregunto Alan.

-Eh, bien, creo.-alce los hombros en signo de no saber y me senté en el sofá.

Alan no dijo nada al respeto, cosa que agradecí porque sabía que si me preguntaría más por mi madre, me pondría otra vez a llorar, además, no tenía nada que explicar a Alan cuando mi madre seguramente ya le habría avisado antes cuando me había querido llamar.

Alan apagó la play y dijo que tenía que hablar unas cosas con su tío, así que cogiendo su chaqueta a toda prisa, abrió la puerta y se fue, dejándome a Federico y a mí, solos.

Era un momento muy incómodo, minutos antes me había dicho por toda la cara cobarde, pero sabía que no pensaba así o eso creía, porque si fuera tan cobarde para él, el hecho de haberme ido, no me hubiera venido a buscar. Otro tema era que tenía que hablar con el aun pues, esto no podía quedar así. No iba a permitir que Federico se quedara.

Federico se acercó a mí y sin decirme nada me abrazo fuertemente quise resistirme pero no pude, era mi debilidad y en esos momentos también necesitaba que alguien me transmitiera cariño.

-Tranquila, toda ira bien, te lo prometo.-me susurró dulcemente mientras me acaricia la cabeza.

-Federico, no te puedes quedar aquí.-dije con un nudo en la garganta.

-¿Por qué? ¿No quieres estar conmigo? Sé que me porte mal contigo, pero, maldita sea Sarah, te quiero y no quiero perderte.-me dijo alejándose de mi para verme la cara.

-No lo entiendes.-dije cerrando los ojos y negando con la cabeza. Era un testarudo.

-¿El que no entiendo? ¿Qué no quiero separarme de ti?-me pregunto esta vez con voz dolida, le estaba haciendo daño y lo sabía.

-Federico, todo es muy complicado, me he tenido que ir de mi propia casa, ¿no ves que no quiero arrástrate a mi problema? Es MI problema y no quiero que tú también te sacrifiques.

Federico se desengancho de mí y me miró más seriamente.

-¿No ves que para mí esto no es un sacrificio? ¡Sarah! ¡Quiero estar contigo!-casi me lo dijo gritando.

Cerré los ojos pensando en lo que iba a decir, le iba a doler, pero sabía que así podría irse a España otra vez, no iba a dejar que se metiera en este problema.

-Pero yo no.-casi susurre. Me dolió mucho por dentro. Ya está, lo había dicho, aunque no lo pensara para nada.

-¿Qué?-pregunto volviendo otra vez a mi lado y cogiéndome la cara suavemente con sus cálidas manos.-No me mientas, no servirá de nada.

-Es verdad.-dije mirándolo fijamente para que fuera más creíble, aunque sabía que era pésima mintiendo, había que intentarlo.

-No, no es verdad.-dijo el acercándose más a mi hasta que nuestras narices rozaban.-No me mientas para que me aparte de tu lado y me vuelva a España, no va a funcionar.

-Pues créeme, no quiero estar contigo después de lo que me hiciste.-tragué en seco. Eso tenía que hacer efecto en el o sino ya no sabía que más excusas poner.

-Eso fue un error Sarah. Te conozco bien, no quieres separarte de mí. ¿Por qué lo haces tan difícil?

-Si me quieres, vete de aquí, este no es tu problema Federico, te lo he repetido muchas veces.

-¿Eso es lo que quieres? ¿Qué me aleje de ti?-me pregunto, teniendo a centímetros de su boca con la mía.

Suspiré, cansada de todo.

-Si.-dije flojo.

Entonces, Federico me abalanzo a mis labios para besarme con ternura pero a la vez con ganas de más. Este era un beso de despedida o eso creía yo. Yo tenía demasiados problemas y Federico no quería que se involucrara en ellos, él tenía que hacer su vida. Era irónico que cuando había comenzado con él, tenía la idea de que, aunque me fuese del país quería seguir teniendo la relación con él y ahora, decía lo contrario, en cambio, Federico no quería cuando me iba y ahora sí. ¿Qué había pasado?

-No me voy a ir de aquí, pero como tú quieres, me separare de ti. Te dejare tiempo para pensar. Sé que me quieres, no vas a tener que perder mucho tiempo para averiguarlo.-me dijo después de haber acabado el beso.-Eh, te quiero.-me dijo después de volverme a dar un beso corto y levantarse del sofá para ir hacia la puerta y salir del apartamento sin decir nada más.

Y yo, como una imbécil, me quede con mis manos pasándomelos por los labios, saboreando que hacía nada, Federico me había besado. Y, aunque fuera doloroso, había conseguido que se apartara de mí y de mis problemas, de momento. ¿Había hecho bien?

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⏰ Última actualización: Jun 09, 2013 ⏰

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Como dos gotas de aguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora