Caída

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~Capítulo 26

¡Aquí lo tenéis! :D Espero que os guste

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-¿Queréis bajar el volumen de la televisión?-pregunté irritada mientras echaba a un lado mis libros de inglés. Hacía apenas una semana que había comenzado con mis clases intensivas de inglés para así poder estudiar sin ninguna dificultad en mi próximo instituto. Y mientras yo, estudiando todo el día, dejándome la piel para llegar a entenderlo todo, Alan y John se pasaban el día tirados en el sofá viendo la tele o jugando a la play. ¡Era injusto!

-Estudia Sarah.-fue lo único que me dijo Alan con la mirada fija en la tele.

-¡Pues estoy harta de estudiar! ¡A la mierda todo!-grite levantándome y cerrando todos los libros con fuerza. No solamente era que tenía que estudiar casi cada día ingles sino, que, odiaba mi profesora. Se pasaba casi siempre que podía echándole los tejos a Alan en inglés (cosa que me enteraba poco) Mi profesora había estado apenas meses en España, así que sabía lo justo para decirme alguna cosa pero no mucho. Todo en inglés. Empezaba a coger un poco de asco este idioma.

-Si no estudias no podrás saber lo que te dicen en el colegio.

-¡Ag! Me da igual, ya he tenido suficiente ingles por hoy.-fui hacia el sofá y me senté en él ocupando casi todo el sitio

-¿Qué haces?-me pregunto Alan irritado al verme que me había acomodado demasiado bien.

-Llevas todo el día aquí tirado, déjame también poder estar tumbada ¿no? ¿Acaso esto es tuyo?

Alan levanto una ceja sonriéndome abiertamente. Oh mierda, era verdad, si, era todo suyo. O, bueno no, de su tío.

-No diré nada al respecto porque sé que quien acabara mal serás tú.

-¿Te recuerdo que estamos casados?

-¿Y que nada te pertenece de mí?-contrataco haciendo su sonrisa más abierta.

¿Por qué siempre se me escapaba ese detalle? Como lo odiaba a veces.

Resoplé cansada del jueguecitos de a ver quién llegaba más lejos y me fui a mi habitación para darme una ducha.

Después de mi relajada ducha, cuando fui a salir del baño escuche (sin querer) que Alan hablaba por teléfono en la habitación. Con curiosidad, entreabrí la puerta del baño para poner la oreja por el hueco que quedaba para así escuchar mejor la conversación. Vale, si, seria cotilla, pero era mi marido ¿no? Mmmm…tenía que empezar a usar más esa excusa.

-Papa, no vamos a volver.-dijo Alan en el teléfono.

Solamente saber con quién estaba hablando abrí los ojos de par en par y me lleve una mano a mi boca sorprendida.

-No, nosotros nos casamos y ahora ella está a mi tutela. Te repito, soy mayor de edad y John también está a mi tutela, no puedes hacer nada.-dejo de hablar por unos segundos, le estaría hablando.- ¡No tienes nada que hacer! Atrévete a llevarte a Sarah, aunque su padre lo intente no lo va a conseguir. ¿Acaso no te quedo claro? Es mi mujer y aunque sea menor, ahora me pertenece.

¿Perdona? ¿Había escuchado bien? “¿Me pertenece?” ¿Quién coño se creía que era yo? ¡No era ningún objeto que se puede hacer con él lo que uno quiera! Vamos, ¡ni hablar! Después de que acabara la conversación se iba a llevar una grande, muy grande.

Segundos más tarde Alan colgó el teléfono y echó en la cama con las manos en la cara. Yo no tardé mucho en abrir la puerta sin importarme que estuviera cubierta solamente por una toalla.

Como dos gotas de aguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora