Explicaciones y el plan.

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 ~Capítulo 14

Hay estaba yo. Sentada en la cafetería Santiago mientras que Alan estaba en la barra pidiendo un Cappuccino para mí y un café cortado para él. Eché la mirada hacia él y no pude evitar sonreír amargamente. El día o la noche más bien dicha que nos conocimos fuimos a una cafetería y nos tomamos lo mismo. Esta vez Alan no me había preguntado lo que quería, ya lo sabía. En verdad, apoyando los brazos en la barra, era una pose sexy. No podía despegar los ojos de él. Sacudí mi cabeza intentando no pensar de esa forma con Alan. Estaba con Federico y el me gustaba.

Como me había dicho Alan, me tenía muchas cosas que explicar, como que me habían ocultado este compromiso.

En pocos minutos Alan ya había cogido lo pedido y se acercaba a donde estaba sentado yo. Lo puso con sumo cuidado en la mesa para no derramarlo y se sentó en frente mío. Yo tenía la cabeza baja, no quería tener el contacto con sus ojos verdes hipnotizaste, pero él me cogió del mentón para que nos miráramos a los ojos. Nos miramos unos segundos y después yo, aparté la mirada. Había tantas cosas que no entendía y quería llegar a saberla todas. Tendría que hacer una lista, no estaría nada mal.

Nos mantuvimos unos minutos callados, tomando nuestros cafés y mirando tras la ventana. Ninguno de los dos se atrevía a hablar.

-¿Estás mejor?-pregunto Alan de repente

Alcé mi mirada y asentí tímidamente con la cabeza. ¿Por qué me sentía así?

-Tenemos que hablar, Sarah, yo…lo siento mucho que te haigas enterado de todo esto, de verdad-siguió Alan

Inspiré hondo y me decidí a guardar mi timidez y mis ganas de llorar a un rincón para sacar la Sarah que siempre se veía. La fuerte que parecía que nada pasara, que todo lo sabía afrontar, aun sabiendo que detrás de esta se escondía la Sarah débil que lo único que quería era tener al lado a su mama abrazándola y diciéndole que nada pasaría. Como años atrás. Esta vez era diferente. Después de esa declaración sobre que yo estaba comprometida con una persona que no conocía de nada, todo había cambiado.

-Alan, no me voy a casar con nadie. Me da igual lo que diga mi padre. Me da igual que hagan firmado un estúpido papel. No voy a permitir que arruinen mi vida ¿entiendes?

-Sí, lo sé. Pero también tienes que saber que si no haces lo que te dice tu padre, te desheredara.

-¡A mí me la suda que me desherede!-dije subiendo un poco la voz. Inspiré otra vez hondo para poderme tranquilizar-Para mí, mi padre, ya no es mi padre. Me dejo hace muchos años para irse con mi hermana a Londres. Solamente ha venido aquí para cerrar su trato. No me quiere y yo tampoco a él, así de fácil.

-Te pueden obligar, eres menor.

-¿De qué lado estas Alan? ¿Tú estás de acuerdo en que esta tontería se lleve a cabo? ¡A no! Que seguramente a ti también te han lavado el cerebro para que hagas lo que tus papis quieren ¿verdad? Mira, si no me vas a ayudar, lo siento mucho, pero me voy-me levante de la silla pero Alan me agarró de la muñeca haciéndome que me sentara otra vez-¿Qué quieres?

-Espera. Te dije que te tenía que explicar algunas cosas ¿sí? Pues deja de sacar tus conclusiones y déjame hablar de una vez ¿entendido?

Bufé exasperada e hice un ademán para que comenzara-Venga, habla.

-Para empezar, ni mi hermano ni yo nos queremos casar-le interrumpí

-¿Y mi hermana? ¿No estas locamente enamorado de ella?-pregunté irónicamente

-Mira, a tu hermana le tengo cariño. La quiero o eso pensaba. Pero entonces te conocí a ti y supe que tú eras la hermana de Sandy. Con la que se tenía que casar mi hermano John. No pude aguantar conocerte mejor y la verdad, es que no sé qué hiciste, pero me llamaste la atención, quería saber más de ti, pero luego pensé que no podía ser. Yo me iba a casar con tu hermana. Antes de conocerte había aceptado casarme ¿sabes? Pero entonces tuviste que llegar tú y que cambiara de parecer. Si hubiera querido te habría encontrado fácilmente para que pudiéramos vernos otra vez, pero pensé que lo mejor era que no tuviéramos afecto, yo me iba a casar con tu hermana antes de que cumpliera los 18. Este año.

Como dos gotas de aguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora