Un paseo y una sorpresa

1.2K 23 0
                                    

 ~Capítulo 9

Cuando sonó la campana diciendo que las clases habían terminado, guarde a toda prisa mis cosas en mi maleta y salí de esa última clase infernal de matemáticas. Las odiaba con todas mis ganas. Y lo único que podía pensar era que el año que viene, en bachiller, me quitaría de encima esas matemáticas horribles y podría empezar a estudiar lo que de verdad deseaba. Quería llegar a ser una gran periodista y no solo una chica con una carrera de periodista como muchas otras personas que, después de terminar su carrera, con suerte, les dicen de trabajar en algunos periódicos escribiendo redacciones. No, mi objetivo era llegar muy lejos y a poder ser, lo conseguiría trabajando y esforzándome duro. A la mierda los tíos, mi futuro era más importante.

No esperé ni a mis amigas y menos a mi hermana que se había quedado hablando, otra vez, con Federico. ¿Por qué me había sentido celosa? Apenas conocía a ese chico, pero…saber que solamente era el primer día de mi hermana en este instituto y ya se llevaba tan bien con un chico, me daba rabia. ¡Habían pasado de mí! Por suerte, mis amigas fieles, no me habían dejado de lado, ya que, ellas eran las únicas que sabían todo lo que había pasado por mi hermana y mi padre. Me comprendían y eso lo agradecía mucho.

Y cuando ya estaba saliendo de la puerta de mi odioso instituto-que por suerte, me quedaba muy poco para alejarme de él y empezar una nueva etapa-alguien me cogió del brazo parándome.

-¡Oye…!-dije quejándome por la brusquedad que me habían cogido del brazo

Al darme la vuelta, no era ni más ni menos, que Federico. Ya, lo que me faltaba.

-Ah, Federico, ¿Qué quieres?-pregunté soltándome de su agarre.

-Me dijiste que ayer no tenías tiempo para que te digiera una cosa y que te la digiera hoy, así que, aquí estoy para hacerte una propuesta.

-¿Una propuesta? ¿Qué? No entiendo nada.

Federico soltó una carcajada-Vaya memoria de pez que tienes pelirroja.

-No me llames pelirroja, que tengo nombre-dije algo fastidiada-bueno, dime, que “propuesta” quieres.

-Pues, si quieres podemos ir a dar una vuelta y comernos un helado para conocernos mejor ¿te parece?-me dijo guiñándome un ojo.

-Esto… ¿me estas pidiendo una cita?-estaba un poco aturdida. Ese chico, me estaba pidiendo que saliera con él. ¡Si ni siquiera se había fijado en mi cuando empezó a hablar con mi hermana!

-Mmm…si quieres llamarlo así, vale. ¿Sí o no?

Me quedé un rato pensando. El me miraba esperando una respuesta, podría decir hasta algo nervioso y yo le miraba seria, sin fiarme aun, ni un pelo de aquel chico.

-¿Me vacilas?-dije al fin

Federico soltó un suspiro un poco molesto, se pasó la mano por el pelo, haciendo despeinarla un poco más ¡Dios! ¿Cómo podía estar tan sexi con el pelo despeinado?

-No, no estoy vacilando, y como puedes saber, no tengo todo el tiempo del mundo-me volvió a guiñar el ojo y sin querer me ruborice-venga, dime que si-dijo esto último como en tono suplica.

Sonreí un poco aun sintiendo el calor en mis mejillas y asentí con la cabeza haciéndome como si no tuviera otra opción.

-Venga, va, te voy a dar el gusto-dije guiñándole yo también el ojo

-¡Guay!

**

Al principio de nuestra “salida”, por denominarla así, fuimos a comprar en una posteria unos helados en el que Federico, para sorpresa la mía, me invito y no tuve que pagar nada.

Como dos gotas de aguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora