~Capítulo 8
Mi despertador me aviso con ese sonidito de “Pi, pi, pi” molestoso. Aun con los ojos cerrados le di un golpe-como acostumbraba a hacer todos los días-para callarlo. En hacer esto me di media vuelta para seguir durmiendo pero entonces mis ojos se abrieron de par en par. ¡Oh mierda! ¡Era día de colegio! Con todo lo que había pasado pensaba que ya era fiesta.
Me levante lo más rápido que pude corriendo para el baño pero al intentar abrir la puerta estaba cerrada. ¿Qué…?
Pique a la puerta mientras nerviosa miraba mi reloj de pared con nerviosismo. No llegaría a tiempo si no me daba prisa, ¿Por qué estaba cerrada la dichosa puerta?
Pocos segundos después de haber picado la abrió una chica idéntica a mí y entonces caí que era verdad, ella estaba ahí. No había sido ningún sueño el que había vuelto.
-Buenos días Sarah-me dijo mi hermana que solamente iba cubierta por una toalla de color rosa un poco corta.
-Eh, buenos días-sin pedir permiso (lógicamente seguía siendo mi baño y no iba a pedir permiso) entre en el baño y sin complejo de que mi hermana me viera desnuda me empecé a quitar el pijama rápidamente y meterme en la ducha.
Mientras estaba en la ducha mi hermana me pego una voz diciendo que estaba abajo desayunando. Hoy sería su primer día en mi instituto y le tenía que enseñar todo el instituto. Ordenes de mi madre. Y después de los guantazos que me había llevado desde la llegada de mi padre y mi gemela no quería llevarle la contraria, por un momento, haría lo que me dijese con tal de no llevarme un buen guantazo.
Salí de la ducha y fui a mi armario-aun desordenado-y me puse una blusa blanca con unos jeans pitillos desgastados, pero, que eran mis favoritos y por último, como siempre, mis queridas Vans esta vez blancas. Hubo un tiempo que tuve una afición en comprarme Vans de todos los colores y bueno, mi colección la tenía bastante bien, las tenía en blanco, negras, azules, rosas, amarillas… ¡hasta verdes!
Me hice una coleta alta y me maquille un poco los ojos, pero no demasiado.
Ya con la maleta preparada baje a toda prisa hasta la cocina para encontrarme, a mi padre, a mi madre y a mi hermana sentadas.
<>pensé mirándolos sin decir nada
-¿No vas a decir buenos días cariño?-me pregunto mi madre sonriendo
<<Así que ahora soy tu cariño…ayer no lo era tanto, farsa>>a mi madre, la quería mucho, pero en esos momentos la odiaba, mucho por lo que me estaba haciendo. Ella sabía que no quería saber nada de ellos dos y ella misma, la que me había visto hundida por estas dos personas, me las volvía a mi vida en la que solo estábamos nosotras dos.
-Buenos días-dije secamente sentándome en la silla más lejana de mi “familia”
-Buenos días, Sarah-me dijo mi padre que había dejado de leer su diario.
-No son tantos para mí-dije sin pensar. Mierda, seguro que ya la había liado
-¡Sarah! ¿Otra vez con lo mismo?-me pregunto mi madre que me dejaba el cola cao y unas tostadas delante de mí.
-¿Qué quieres que haga? ¿Qué mienta? ¿Qué haga como si no me importa que ellos dos estén aquí? Siempre me has dicho que hay que ser sincero con la gente, pues lo estoy siendo, mama, no me quiero enfadar ya por la mañana, así que ahora mismo me tomo esto, llevo a Sandy al instituto y fuera líos.
Mi madre se quedó callada unos segundos, pero contrataco, como pensaba que haría en cualquier momento, ella siempre decía la última palabra.
-Hay que ser sincero, ¡pero no cruel! No deja de ser tu padre y tu hermana ¿vale? Ahora compórtate bien y como vuelvas a soltar un comentario como este, estas castigada, te lo aseguro.
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Como dos gotas de agua
ChickLitSarah Laurent. Su vida era "normal" hasta que una noche conoce a un joven llamado Alan que le hace despertar la curiosidad por ese chico. Su hermana Sandy y su padre vuelven después de estar 5 años en Londres. Estos acontecimientos, aunque no parece...