Capítulo I
Albert le miró seriamente, indicándole que no todo había terminado como ella había esperado.
— ¿Alguna vez meditó seriamente en lo que hacía?... ¿O es que no le enseñaron modales y que no es de señorita irrumpir el viaje de un caballero soltero? Si alguien la hubiese visto, nos hubiese comprometido de tal manera que solamente hubiese dejado dos opciones en mi vida. Una, casarme con usted. Y la otra, enfrentarme a un duelo, al escucharse mi negativa.
— He sido educada, caballero...—había deseado saber su nombre, para atacarlo con más formalismo. Pero a ella se le había negado saberlo.
— Lord Albert O'Dubgaill...Ese es mi nombre.— expresó con picardía.
— Realmente usted es un caballero irritante...
— Podría sorprenderse aún más, señorita... ¿Se dignará a responderme?
— ¿O qué? ¿Me sacara la verdad?
—Aunque la sugerencia me parezca tentadora, no, no lo haré. Simplemente, me dedicaré a obstinarla el resto de la noche. Y le soy sincero, soy la persona más obstinante cuando se me ha metido algo en la cabeza.
Aquella señorita le miró fijamente, sin inmutarse en lo más mínimo. No era como otras que había conocido en otras temporadas y suponía el por qué ella era así. Su padre había sido un hombre honorable que amaba a su familia. Y posiblemente le había enseñado a su única hija a nunca inmutarse en presencia de un caballero tan insoportable como él. Le sonrió con cierta chocancia y picardía, percatándose que su hipótesis no estaban mal infundada. Ella realmente estaba ella dispuesta a soportarle.
— ¿Qué pretende hacer, lord O'Dubgaill? ¿Intimidarme? ¿O qué le parece tan gracioso?— cruzó los brazos al sentarse bien en su asiento, mirándolo desafiantemente.
— Simplemente me preguntaba qué sucedería si a mi madre se le ocurriese invitar a su familia a nuestra propiedad en Mayfair... Suele tener esa costumbre cada temporada, cuando estamos fuera de Escocia. Saber su nombre me ha evitado un nuevo encuentro... Y saber qué invitación evitar, al no hospedarme allí, sino en mi propia propiedad.
— Le aseguro que está será nuestro único encuentro. Pretendo regresar a Brighton... ¿Podría detener su carruaje?
— ¿Pretende que la deje en plena noche, a mitad de la calle? No puedo... Le pediré a mi cochero que la llevemos a su propiedad.
— Así se percatará que me he subido a su carruaje y sabrá quien soy... ¡Alguien más podría darse cuenta!
— ¿Señorita Browman, acaso no ve lo peligroso que pueden ser las calles de Londres para una joven como usted?
— ¿Más de lo que podría suceder si alguien se percata que me he subido a su carruaje sin la compañía de mi doncella?
— ¿Ahora teme eso?
— No es necesario que usted me recuerde lo que he hecho... Sólo evitaba ser presentada esta noche. Y que mi tío o mi primo encontrara un prometido para mí...
— ¿Son sus tutores?
— Era menor de edad cuando mi padre falleció. Por eso, estoy bajo la custodia de mi tío, y mi primo es su ayudante. Simplemente soy un estorbo para ellos. Cumpliré la mayoría de edad esta semana y ya quieren deshacerse de mí... Y quedarse con la herencia que me dejó mi padre.
— ¿No tiene a nadie más?
— Mis abuelos maternos viven en Austria. Muy lejos de aquí...
Lord Albert O'Dubgaill observó la forma como ella cerraba los ojos. Se sentía tan devastada. Como si un recuerdo del pasado, le recordase el porque ella huía. Sin hacérselo saber a él.
<< Asistirás a la próxima temporada de primavera para buscar pretendiente... Aunque creo que es algo que realmente no te interese, ya he visto la forma en que pretendías arruinar la posibilidad de un matrimonio adecuado cuando te he presentado a lord Edward Dashwood. Sin embargo, ha quedado encantado con tu belleza. Y no le importan en absoluto que estés por cumplir la mayoría de edad. Está dispuesto a esperar por una hermosa dama. Por la hija del ilustre Darren Browman.—sonrió con malicia—. He encontrado un candidato para ti. Y la manera cómo hacerme de parte de tu herencia... >>
Aquellas palabras las había dicho su tío tan fríamente, en aquella ocasión, teniendo el apoyo de su hijo. Por lo que ella simplemente se limitó a fingir que él ciertamente se saldría con la suya.
Pero, esa noche, ella había sido la que se había salido con la suya. Sin saber que precio pagaría por su osadía. Sin ella aún saber que aquel caballero podría ser un mejor candidato, si se enterase que le había ayudado a escapar.
— ¿Sucede algo?— le preguntó lord O'Dubgaill, regresándola a la realidad...
Jocelyn irguió la barbilla con petulancia. ¿Qué le importaba a aquel caballero qué le sucedía?
— ¿No piensa responderme?
— No creo que a usted realmente le importe...
— Pues le recuerdo que estoy próximo al darle una orden a mi cochero... Al menos que desee acompañarnos hasta mi propiedad en Piccadilly... ¿Estaría usted dispuesta a acompañar a un caballero soltero a su propiedad?
Jocelyn le miró ofendida ante aquella pregunta. Ella no era ninguna tonta. Ni siquiera pretendía arruinar su reputación. Ella era una señorita bien educada y no pensaba manchar el apellido de su padre. Respiró hondo, era más consciente de que el tiempo se le acababa. Si no actuaba apresuradamente, no conseguiría llegar hasta aquella propiedad y luego buscar una manera más fiable de viajar de regreso hasta aquella propiedad que su padre le había heredado en Brighton. Y probablemente su tío estuviese en su búsqueda. Y jamás podría huir con la facilidad con la que lo había hecho al subirse al carruaje de aquel caballero.
Su plan era la mar de simple: no entrar a aquel baile, regresar a Brighton esa misma noche. Y esperar cumplir la mayoría de edad para tomar sus propias decisiones. Sin embargo, en ese instante solo podía notar los ojos de aquel caballero sobre ella mientras la observaba en silencio.
— Cerca de Potman Square...—y le indicó que camino tomar.
— ¡A Potman Square!—ordenó a su cochero, rogando llegar lo más pronto posible.
Ella le agradeció en silencio aquel gesto de dejarla en paz. No deseaba responder más preguntas. Ya había sido suficiente toda aquella conversación.
Ella simplemente quería huir de aquella idea que se le había metido a su tío en su cabeza. A su avaricioso tío Frederick Browman.
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Hola querido lectores y lectoras.... Aquí les dejo un capítulo más con la imagen de lord Albert O'Dubgaill... Saludos.... Y de corazón muchas gracias por sus lecturas y votos...
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Un Corazón Inalcanzable ( 3er libro)
Historical FictionLord Albert O'Dubgaill jamás pensó que su vida podía cambiar de la manera que había ocurrido cuando aquella joven dama irrumpió su vida al subirse a su carruaje, fingiendo que había sido una simple equivocación. Para después escuchar su súplica de q...