Capítulo XIV
"Un viaje a Surrey"
Cuando aquella invitación llegó a manos de Jocelyn, no había podido negarse al ver que también había coincidido con la llegada de su cuñada. ¿Acaso había sido todo aquello un plan o una simple casualidad?
Y de pronto, de la nada, se encontraba viajando en aquel carruaje que les llevaba a Surrey.
— ¿Pensativa, Jocelyn?
— Un poco... Siéndote sincera jamás me visualicé dejando Glasgow por un tiempo. A pesar de lo ocurrido con mi tío.
— Mi hermano se ha preocupado por ti, es solo por eso que ha visto como una buena idea que viajemos a Surrey, donde nos esperan Keyra y Annette...—expresó Judith sin pensarlo, pero cuando se había percatado que lo había dicho, ya había sido demasiado tarde para remediarlo. Y se odio por eso.
— Sabía que no había sido una mera casualidad... Que tu hermano había tenido que ver algo con todo esto.
— Lo siento... No debí decirlo, he sido algo imprudente.— la miró a los ojos—. Mi hermano se siente culpable por que sabe que ha debido ser un mejor esposo para ti de lo que ha sido desde que se casaron y está preocupado por ti... Me ha pedido que en su ausencia te haga compañía, al igual que los hombres que te cuidan. No sabe qué más hacer para que creas en él...
— Entenderás que de la noche a la mañana no se puede creer en nadie... Ni siquiera en tu sombra después de tanta frialdad.— miró hacia su ventana— . Me hirió con su indiferencia. Me hizo sentir culpable todo este tiempo, aunque he de admitir que fue mi culpa haberme subido a su carruaje aquel día en que nuestras vidas se cruzaron. Pero no estaba en mis planes contraer matrimonio con él, sino huir de mi realidad... Esa noche mi tío pretendía comprometerme con alguien que no conocía. Iba rumbo a mi sepulcro... Pero nada salió como quería.
— No soy quien para juzgarte... Posiblemente hubiese hecho lo mismo en tu lugar.— respiró hondo recordando que al parecer había sido la única que la vida le había dado la oportunidad de elegir a quien amar, y ella, al saber que amaba a alguien que no esperaba, se había negado a admitirlo. Y él se había ido a su tierra, a Irlanda, mientras ella volvía a pensar en él.
— ¿Ahora eres tú quien te has quedado pensativa? ¿Sucede algo?
— No...— mintió fingiendo que sólo eran ideas de Jocelyn.
— Mmmm... ¿Sabes? No eres buena mintiendo. Tus mejillas te han delatado antes de responder...— la miró con más interés— . ¿Qué más me ocultas? ¿Es sobre tu hermano?
Jocelyn cruzó los brazos, expresando así, que esperaba una respuesta.
— No, no es sobre mi hermano...
— ¿Entonces?... ¡No me digas que finalmente alguien ha decidido ser valiente y ha pedido tu mano!— sonrió al ver que sus mejillas se ruborizaban aún más.
— No... No es eso.— guardó silencio, al mismo tiempo que miraba sus manos.
— ¿No? ¿Qué sucede? ¿Por qué te quedas callada?
— Posiblemente haya heredado la ceguera de mi familia... Solo eso.— expresó al levantar la mirada y verla a los ojos.
— No te entiendo Judith.
— Nunca le he contado a nadie sobre cuanto odiaba la visita de alguien cuando era una niña... Y creo que mis ojos han puesto los ojos, por un instante, sin pretenderlo, en ese alguien...
— ¿De quién hablas?
— Es el hijo de unos amigos de mi familia... No lo conoces. Tenía tiempo que no venían a Escocia. Hasta ahora... Estuvieron unos días en la propiedad de mi padre no hace mucho y ha permitido que nos volvamos a ver.
— ¿Y? ¿Qué ha ocurrido?
— Mi corazón me ha estado traicionando desde su partida...
En ese momento Judith se permitió abrirse y confesarle a su cuñada todo aquello que había guardado oculto en su silencio.
Lejos de allí, lord Albert O'Dubgaill rogaba que Jocelyn pudiese aceptar aquella invitación y que Judith hubiese podido lograr convencerla, sin mencionar su preocupación. Habría tiempo para que él pudiese hacerlo. Mostrarse como aquel Albert que se había negado a ser visto por ella. Y era irónico, se decía en su silencio, poder ver que después de toda su negativa, realmente había aceptado que ella era la mujer que quería en su vida.
Y ahora ella se encontraba en peligro.
— ¿De nuevo pensativo?— le preguntó James al verlo en el jardín de su propiedad.
— Es innegable lo obvio, ¿no crees?
— Ella aceptara... Recuerda que Judith tiene un poder de convencimiento. Te lo puedo asegurar. Lo ha heredado de nuestra abuela...
— Eso espero. Ahora entiendo tu preocupación cuando Annette se encontró bajo la vida y la muerte, cuando se enfermó. Y cómo puede estar sintiéndote ahora...
— Ella es mi vida al igual que mis hijos... Mi todo. Todo lo que soy se lo debo a ella. Jamás hubiese cambiado de parecer sino la hubiese conocido. Ella me hizo cuestionarme y abrir los ojos... Si quise cambiar y ser un mejor hombre es porque ella, sin saberlo, me motivó a querer serlo. Amar es así. Te hace querer ser una mejor persona. Amar con toda el alma a quien amas. .. Jocelyn estará bien. Estás haciendo lo correcto.
— Una parte de mí desearía estar junto a ella, aunque sé que en este momento es ella quien no quiere saber de mí. Por obvias razones.
— Cuando conocí a Annette, nuestro primeros encuentros no fueron muy agradables que se diga.— se sonrió al recordar aquellos momentos— . Y es posible que me odiara tanto o más de lo que te pueda estar odiando Jocelyn a ti... Recuerda que con nuestro primer encuentro arruine sus planes de huida. Y ni hablar de lo que sucedió en los demás...
— ¿Intentas consolarme o volverte un romántico al recordar esos días?— alzó una ceja fingiendo una cara de horror.
— ¡Que primo me gano! Intento hacerle ver algo positivo y así me paga...
— Es que ya he sido testigo como el amor tocó tu vida y en verdad no es necesario un recordatorio...
— Bueno, te quedaras con ganas de escuchar unas palabras de consuelo o de ánimo...— dijo al darle un golpe leve en la parte trasera de la cabeza— . Ella estará bien... Pronto lograremos atrapar al tío de Jocelyn con pruebas para juzgarlo en un tribunal. No saldrá de esto...
— Gracias...
Pero a veces, las palabras son eso, simple palabras cuando hay un corazón angustiado.
Aquel viaje desde Glasgow a Surrey se había hecho algo largo, después de tanto tiempo encerrada en aquella propiedad. Pero se alegraba de al menos aceptado, aquel viaje la había unido más a su cuñada y conocer un poco más de aquel punto de vista de los O'Dubgaill. Y saber un poco más también sobre Albert.
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Un Corazón Inalcanzable ( 3er libro)
Historical FictionLord Albert O'Dubgaill jamás pensó que su vida podía cambiar de la manera que había ocurrido cuando aquella joven dama irrumpió su vida al subirse a su carruaje, fingiendo que había sido una simple equivocación. Para después escuchar su súplica de q...